La responsabilidad social corporativa no es ajena a los cambios que introduce la transformación digital. Aparecen nuevos objetivos, la posibilidad de buscar fórmulas de sostenibilidad basadas en la cocreación y se reconfigura la estrategia comunicativa, para reforzar la sensibilización. Elena Valderrábano, directora global de Ética Corporativa y Sostenibilidad de Telefónica, y Patricia Núñez, director de Canal Comercial de Lenovo Iberia, protagonizan este Diálogo #SomosMujeresTech by Mastercard.
Patricia Núñez.-En 2015 se aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Dan oportunidad a las empresas para mostrar el valor que aportan a la sociedad. ¿Cómo se implementa la noción de valor compartido en las estrategias de responsabilidad social corporativa (RSC)?
Elena Valderrábano.-Estamos en un momento en el que ninguna empresa se puede plantear trabajar de otra manera. Nosotros lo tenemos estructurado en tres ejes, que también son los que utiliza la ONU: hay una base de cumplimiento, de lo que tienes que hacer, y hay otra parte de acercamiento de procesos, de cómo vamos más allá del cumplimiento y logramos ser más eficientes. Estas dos partes las identificamos como de riesgo, porque no cumplir con la normativa o con los estándares es un tema de riesgo, y no hacer las cosas de la mejor manera posible, respetando derechos humanos y las eficiencias de tus procesos, también es de riesgo si quieres estar entre los mejores. Y la tercera parte, que es la más interesante y en la que te puedes diferenciar, es la oportunidad para el crecimiento de negocio.
P.N.-Siendo un área tan importante debería estar muy bien posicionada dentro de las organizaciones de las empresas tecnológicas. ¿Dónde debería situarse?
E.V.-Dentro del gobierno corporativo se pide mucho que las áreas de compliance reporten al propio consejo de administración. Y parece que sólo es un asunto de compliance y auditoría, pero la RSC también debería estar en esa posición, porque no nos podemos permitir que el mundo vaya por otros derroteros. Esto es casi más importante, lo otro es un tema de cumplir con la regulación y esto es ir un poco más allá. Para mí debería depender del consejo de administración. Dependemos de secretaría general, que está en el comité ejecutivo, y reportamos a una comisión del consejo de administración, algo en lo que esta compañía fue pionera.
P.N.-¿Crees que si el departamento no está en el comité de dirección las empresas no están teniendo suficientemente en cuenta la RSC?
E.V.-Si realmente el CEO de una compañía esto no lo ve, es muy difícil. Es muy importante que esté arriba para poder materializarse.
P.N.-¿Qué objetivos deben definir la estrategia de RSC?
E.V.-La RSC va de que una empresa se preocupe por el medio y largo plazo, y no tanto por los resultados a corto. Las iniciativas tienen que tener una continuidad en el tiempo. Al menos estratégicamente. Al final viene por tu matriz de materialidad, que consiste en que estás escuchando a los grupos de interés que son relevantes para ti. En función de eso, hicimos un plan de negocio responsable del 2015 al 2017 y ahora abrimos otro de 2018 a 2020. Escogimos cinco proyectos: gestión del talento y diversidad; gestión sostenible de la cadena de suministro; gestión del medio ambiente y cambio climático; y los más relevantes y con perspectiva de crecimiento son promesa al cliente y confianza digital e innovación sostenible.
P.N.-¿Cómo tener el impacto que se necesita, cómo conseguir una comunicación efectiva, tanto hacia adentro como hacia afuera?
E.V.-Es el gran reto. Por un lado, necesitas rigor y que se cumplan los procesos de gestión de los proyectos, y por otro lado necesitas ser un buen comunicador. Puedes hacer las cosas muy bien, pero la comunicación es esencial. No tanto, y en eso está cambiando la perspectiva, para que la gente sepa lo que hacemos. Ese es un error. Eso se demuestra andando. La comunicación va más de sensibilización y de ejemplo. Realmente los grandes cambios se producen porque todo el mundo los apoya. Antes, una empresa decidía ser algo y el departamento de comunicación lo transmitía. Eso ya es inexistente. En este mundo digital, puedes decidir lo que quieras y la comunicación viene de tus empleados y de tus clientes, de la opinión y las percepciones que tienen de ti. Hicimos un juego para ver cuánto conocían los empleados de la RSC en Telefónica. Queríamos ser críticos, que el empleado se sintiera partícipe y fuera una cosa de verdad.
P.N.-En el área de las telecomunicaciones, si miramos la implementación de las redes 5G, ¿qué tipo de innovación sostenible contempláis?
E.V.-En 5G tenemos dos proyectos piloto que se llaman ciudades tecnológicas, en Talavera de la Reina y Segovia, junto a Ericsson y Nokia. No te puedes permitir no trabajar con otros. Al igual que en la comunicación, todo se cocrea. También trabajamos con Ficosa y Seat en los coches conectados, que se traducen en una mejora del tráfico y una reducción de emisiones. Es importantísimo que la red sea muy potente, porque no quieres ir en un coche eléctrico y que de repente se quede parado en una carretera.
P.N.-Telefónica y otras tecnológicas pueden decir: 'Yo no estoy produciendo, pero muchas empresas que trabajan conmigo sí tienen la capacidad de contaminar menos'. Siendo tecnológicas tan potentes, podéis tener impacto sobre la economía circular.
E.V.-Brutal. Y esa es una cosa que te permite la tecnología, porque puedes ser capaz de poner en contacto cosas que antes no lo estaban. Normalmente los procesos productivos de una empresa se quedan en la propia empresa. Con la digitalización, puedes interconectar clientes, proveedores y tu propia industria. El cambio es exponencial. Pero también es muy relevante el tema cultural. Somos todavía lentos. Antes, los efectos medioambientales eran una cosa de los verdes y se veían como una cosa aparte; ahora se ha ampliado el círculo, pero la gente no tiene todavía interiorizado que la responsabilidad es también suya.
P.N.-¿Cómo evolucionará la RSC?
E.V.-Entiendo que estamos un poco de moda. Nunca nos han llamado tanto para intervenciones. Pero todavía es lento sobre todo en el aspecto cultural. Por eso es tan importante la sensibilización y la terminología. La comunicación es de las cosas más difíciles de lograr porque no es lo mismo cómo quieres tú que te comuniquen que cómo se hace. Y encontrar la terminología, la forma de llegar a todo el mundo y que realmente nos concienciemos hace que todo vaya todavía lento.
P.N.-¿Has tenido muchas dificultades para llegar a la posición que ocupas ahora por ser mujer?
E.V.-Me considero una afortunada porque no he tenido dificultades. Pero cuando preguntes a una mujer más o menos de mi edad que esté en esta posición, te va a decir que ha sido gracias a que su jefe en particular, o sus jefes sucesivos, como ha sido mi caso, han creído en ti sobre muchas cosas. Esto no puede ser así, que sea una carambola, una cuestión de que te has encontrado con la persona adecuada y que ser mujer no haya sido una barrera, o que en un determinado momento tu vida familiar haya podido pesar más que la profesional. Es un sesgo en la vida, y no puede ser que sea así.
P.N.-La conciliación parece que está más asociada a la mujer que al hombre. Al igual que hay que comunicar y concienciar en otros ámbitos, esta es otra área que aún se debe trabajar mucho.
E.V.-A las generaciones que estamos aquí nos ha tocado lidiar con el tema personal… A mí me cuesta ver qué características son femeninas y masculinas realmente, porque yo siempre me he criado con hombres. No lo veo. Pero sí hay una cosa que se produce, no sé si por la cultura, que es que en general cuando una mujer renuncia a un puesto directivo es porque no quiere dedicar su vida exclusivamente al trabajo. Y esto no es un tema de conciliación, no puede ser que para que tengas un desarrollo profesional tengas que dejar tu vida personal. Se habla del derecho a la desconexión, todos deberíamos tenerlo, no puede ser que trabajemos los siete días a la semana casi 15 horas. No puede ser. Es un derecho a reivindicar.
P.N.-¿Qué porcentaje de mujeres directivas tiene Telefónica?
E.V.-Estamos en un 21,5%. Tenemos el objetivo del 30% para 2020. Vamos lentitos. Pero estamos todos muy concienciados y no se corresponde con el casi 38% de mujeres que tenemos en plantilla. No tenemos el problema de las tecnológicas, porque está bastante proporcionada la entrada y el nivel de representación en plantilla de las mujeres, pero hay un momento en el que no llegan. Y es en parte por esto: ¿por qué tienes que renunciar a tu vida personal? Es absurdo. Y eso se aplica a hombres y a mujeres.
P.N.-¿Qué consejo das a los 'millennials' que se incorporan al mercado laboral?
E.V.-Tienen la oportunidad de cambiar esto. Mi generación está muy sesgada con los temas de conciliación y diversidad, le cuesta mucho entender esos parámetros. Los millennials han nacido ya con esto, que lo cambien, que muevan el mundo en ese sentido. Y un consejo es que en esta sociedad digital estamos muy acostumbrados a que, si algo no me gusta, lo cambio. Al picoteo. Hay que ser perseverante en las cosas.
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