En la Antigua Grecia, las Néfeles eran las ninfas de las nubes, encargadas de recoger el agua de los mares y ríos para devolverla a los cielos y hacer que el ciclo del agua siguiera su curso. Y como si de los oráculos de Delfos y Olimpia se tratase, el futuro ha querido que ese mismo patrón se repita más de 21 siglos después, con la salvedad de que el agua se ha convertido en datos y el oráculo se ha pasado al inglés.
Oracle, antaño conocida por sus bases de datos y software empresarial, lleva desde 2011 (desde 2014, si nos fiamos más de la inversión real que del anuncio de Larry Ellison) haciendo ingentes esfuerzos por subirse al carro del cloud computing, en clara disputa a los gigantes Amazon Web Services, Microsoft Azure o Google Cloud. Una batalla en la que hoy por hoy ocupa la quinta posición, en disputa por la cuarta con IBM, pero que desde Redwood buscan vencer con un particular as en la manga: llevar las capacidad autónomas no solo a la última milla del software (el análisis de información, chatbots, etc.) sino a todas las capas de las TIC, empezando por las propias bases de datos.
Andrew Sutherland, vicepresidente senior de Oracle Systems and Technology Business para la región de EMEA y Asia-Pacífico, explica, al respecto, que "las empresas están usando los datos y la nube como un laboratorio porque permiten innovar mucho más rápido que hasta ahora". Algo imprescindible, a juicio del directivo, en un entorno "donde los recursos están bajo presión, y la demanda creciendo. La única fórmula para cumplir con ambos objetivos es utilizar la información de las empresas".
Sobre su apuesta, la de las bases de datos y software autónomos, Sutherland defiende que es "el lanzamiento más innovador de Oracle en varias décadas, que nos permite embeber la inteligencia artificial en todas nuestras soluciones y hacer que el software pase de ser pasivo a activo". En respuesta a INNOVADORES, el ejecutivo también sale del paso de las acusaciones que se vienen dando en los mentideros de la industria sobre la capacidad real de estas bases de funcionar sin supervisión humana ("esos rumores que se vienen oyendo son absolutamente falsos, todo es gracias a los algoritmos que usamos y a la ingente cantidad de datos que podemos recopilar gracias al cloud") y presume del cambio de modelo que la firma está haciendo a nivel comercial, desde un planteamiento basado en licencias a otro sustentado en los servicios.
Con su particular solera escocesa y mucha elegancia discursiva, Andrew Sutherland no ha obviado a sus principales competidores, cuyas posiciones más aventajadas no le acomplejan en absoluto. Respecto a Amazon Web Services, el directivo explica que "nosotros nos especializamos en lanzar herramientas para ayudar a las empresas a usar mejor sus datos. Nosotros no vendemos libros, ni hacemos videojuegos". Además, Oracle considera que "Amazon es muy divertido, puede ser una buena experiencia de aprendizaje, pero es un camino muerto: no puedes ir más lejos y no puedes mover tus principales cargas de trabajo a AWS".
A propósito de la multimillonaria compra de Red Hat por parte de IBM -que ataca frontalmente al enfoque híbrido del que se vanagloria Oracle-, Sutherland no percibe "que nos estén ganando, porque nuestra estrategia cloud está clara y funciona comercialmente (el paso de licencias a cloud), técnicamente (upgrades rápidos) y a nivel de consultoría. No veo a IBM haciendo todo esto y no creo que la compra de Red Hat vaya a cambiar absolutamente nada". Andrew Sutherland solo tiene buenas palabras para Microsoft Azure, cuyo planteamiento le parece "interesante", pero añade a continuación que se dirige a "un mercado distinto al de Oracle".