El diseño ha superado la fase del solo bonito y sorprendente para encarar un futuro más práctico, también bello y singular, pero sobre todo tecnológico, digital y conectado. Diseñar para mejorar objetos, servicios y entorno. Diseñar para incorporar la tecnología de la manera más sencilla a la cotidianeidad, pero también para resolver problemas de sostenibilidad, seguridad y usabilidad. Durante dos días, en el espacio Disseny Hub de Barcelona se ha profundizado sobre las relaciones que se deben establecer entre diseño y tecnología. Profesionales de primer nivel presentaron trabajos que ya dan unas primeras pinceladas a esta hibridación, y se plantearon muchas preguntas sobre cómo se debe desarrollar en el futuro este diálogo, con una sociedad de fondo, que exige una reconversión del diseño para las nuevas tecnologías.
"Todo lo que nos rodea son productos y todos ellos han sido diseñados", comenta Rafaella Perrone, vicepresidenta del ADI-FAC (Asociación de Diseño Industrial – Fomento de las Artes y del Diseño) y comisaria de las jornadas Design Beyond Technology. Visions of Future, junto con Raúl García y Gennís Senén. "El diseño se integrará, y de hecho ya se está integrando, en el proceso de cualquier proyecto desde el inicio. Dejará de ser una solución estética para pasar a liderar el futuro de la tecnología al servicio de la sociedad", afirmó Perrone durante la presentación de unas jornadas que tenían como objetivo "dar valor al diseño", superar el simple proveer de forma a los objetos para acercar la tecnología a la sociedad, hacerla más próxima, "humanizarla".
Reconocidos ponentes, de ámbitos que todavía pocos relacionarían con el mundo del diseño, se concentraron en 48 horas de intensos debates. Entre ellos, plantearon retos mayúsculos a los asistentes el físico Steven Goldbfarb, investigador en el proyecto ATLAS del Lare Hadron Collider (LHC) en el CERN (Laboratorio Europeo de Física de Partículas); Toni Juan, profesor de Arquitectura de Computadores en la UPC y fundador de la empresa Metempsy, que introdujo el diálogo con las máquinas; el arquitecto e investigador Aldo Sollazzo, fundador de la empresa Noumena; o la activista y artista cyborg Moon Ribas.
El diseño, a tenor de los profesionales que conforman esta disciplina, entra de lleno en una nueva era en el que las fronteras entre el mundo físico y el digital se desintegran. La forma se funde con la tecnología y la ciencia. La transversalidad se impone. Toda forma está compuesta de partículas que interactúan entre ellas en el espacio, explicó Goldbfarg. El diseño es vida y energía. ¿Cómo identificar lo desconocido que nos rodea? ¿Cómo diseñar aquello que no vemos? La respuesta es imaginar, explorar y romper las reglas.
Y como ejemplo de disrupción, la propuesta que presentó Moon Ribas, cofundadora de la Cyborg Foundation. Su filosofía como artista cyborg, explicó, la lleva a una simbiosis integral con el mundo que la rodea y la tecnología. Nada más literal: Ribas decidió en 2013 incorporar unos implantes sensoriales con conexión a internet en sus pies, que le permiten sentir los movimientos sísmicos de la Tierra allá donde se produzcan, a través de pequeñas vibraciones. "Las palpitaciones del planeta", asegura. Y en ocasiones transforma en música, ayudada de percusión rítmica, el movimiento de la Tierra que siente en su cuerpo.
Todos, o casi todos ya somos cyborgs sin ser conscientes de ello. "Cuando dices ‘me estoy quedando sin batería’ en lugar de ‘mi teléfono se está quedando sin batería’, ya eres un cyborg psicológico", reflexiona Ribas. La tecnología "nos suma un nuevo sentido al que nos tenemos que adaptar", afirma. Desde la Cyborg Foundation, reclama el derecho a ser cyborg, el derecho "a modificarnos a nosotros mismos para sobrevivir en otros ambientes". Ribas se define como una transespecie capaz de percibir otra realidad, la que la tecnología nos permite.
Presentó durante su intervención a otros artistas cyborg, miembros de la Fundación, con actuaciones impactantes: antenas implantadas en el cerebro que permiten transformar los colores en sonidos, o sensores incrustados en dientes para establecer una nueva comunicación a través de clics dentales y código Morse. Ribas descubre una nueva realidad a través de nuevos sentidos, sintiéndose así "más próxima a la Tierra, mucho más unida a ella y a las otras especies que la habitan". Ahora está inmersa en un nuevo proyecto: conectarse a la actividad sísmica de la Luna.
Senstronauta, así es como denomina al proyecto, en el que utiliza internet como un nuevo sentido. "No hace falta desplazarse físicamente para explorar el espacio", afirma, a la vez que lanza un reto: "Quizás ha llegado el momento de diseñarnos a nosotros mismos» porqué «somos nosotros los que tenemos que decidir como queremos que sea la unión entre humanos y tecnología".
El futuro digital de la comunicación visual lo presentaron Elina Nilsson y Roger Pujol, de la agencia creativa B-Reel, que conecta marcas y audiencias a través de la innovación en la narración y la tecnología. B-Reel mezcla cultura y pasión para crear nuevos productos y servicios digitales, como la app desarrollada conjuntamente con Gorillaz, una aplicación multiplataforma de realidad mixta totalmente inmersiva, que combina entornos del mundo real, realidad aumentada y virtual, y visión 360 grados. Un deleite para los sentidos que recibió más de 30.000 descargas en la primera hora el día del lanzamiento.
La industria del consumo tuvo buena representación. Tej Chauhan, diseñador industrial londinense conocido por su lenguaje visual emotivo y la tecnología aplicada a artículos de consumo y para el hogar, defendió precisamente las formas que producen emoción. Ese diseño bonito imbricado con tecnología. "La forma, el color y la textura tienen un efecto profundo sobre nuestra manera de sentir. El uso de esta comprensión para obtener alegría de las interacciones cotidianas es una poderosa herramienta en el mercado actual, inundado por la innovación tecnológica", comenta. Petter Neby, fundador de la empresa suiza Punkt, defiende el diseño hermoso acompañado por la simplicidad de uso, mientras Marc Real, fundador de la barcelonesa Perspectiva, incide en la necesidad de poner al usuario en el centro de toda decisión, «convirtiendo sus sueños en realidad y adelantándonos a sus necesidades para incrementar su experiencia».
Diseño, tecnología, futuro y sociedad. Cuatro ejes alrededor de los que se estructuraron unas jornadas en las que Aldo Sollazzo fue la voz de la sostenibilidad y el medioambiente. Sollazzo, arquitecto e investigador italiano afincado en Barcelona, es uno de los cuatro fundadores de Noumena, una empresa que desarrolla soluciones innovadoras en campos como la arquitectura, la robótica, la construcción avanzada y la tecnología.
"Identificamos problemas y creamos soluciones tecnológicas que ofrecemos a aquellos que pueden tomar decisiones", explica. Noumena se ha adentrado en sectores como el agrícola, la construcción, la moda o el urbanismo, combinando diseño computacional, fabricación digital, robótica, realidad virtual y desarrollo de hardware. Robots que indican el estado del cultivo, nuevos materiales aplicados a mobiliario o tejidos que atrapan CO2, drones que digitalizan los espacios urbanos para determinar la cantidad de plantas y árboles necesarios para paliar la contaminación del aire.
"La tecnología es un medio para conseguir un mundo sostenible y hay que utilizar el diseño para provocar el cambio. No tenemos mucho tiempo para corregir". Queda dicho.
Coches con caracter
Hasta cuatro años de trabajo requiere el diseño de un automóvil. «Es el producto del mercado que más tiempo necesita», afirma Francesca Sangalli, directora del departamento de Color & Trim Concept & Strategy de SEAT. «Analizamos las tendencias de futuro, los conceptos que diferenciaran el vehículo tanto en el exterior como en su interior y, por supuesto, tenemos en cuenta la tecnología que lo inspira. En el proceso de producción, la tecnología y el diseño trabajan de la mano, incorporando a las funcionalidades tecnológicas nuevos materiales y criterios estéticos. El diseño es vital porqué es lo que dará carácter al vehículo», explica Sangalli.
Útil y rentable
"Conectamos tecnología y sociedad, facilitamos esta interacción y aportamos valor a los usuarios", explica Xavier Majoral, fundador de Stimulo, una agencia de diseño de producto e innovación de Barcelona. Concibe el diseño como "un proceso de innovación que convierte ideas y soluciones en productos y servicios rentables".