Cerca de 250 alumnos de cinco escuelas de Primaria de Londres usarán mochilas adaptadas con sensores para controlar la calidad del aire. Estos dispositivos, desarrollados por ingenieros de Dyson junto al King’s College, pesan poco más de un kilo, ocupan solo un bolsillo de la mochila, y miden los niveles de partículas y del dióxido de nitrógeno.
El objetivo es registrar los niveles contaminación en el trayecto que realiza cada niño hacia el colegio, así como el resto de la jornada escolar. De este modo, los científicos podrán analizar en qué momento del trayecto y del día están más expuestos a la contaminación y descubrir qué contaminantes son los más dañinos y de dónde vienen, con el fin de poder hacer recomendaciones para reducir su exposición.
Estos sensores son la última fase del proyecto Breathe London, que pretende crear la red de monitorización de calidad de aire más completa de su tipo.
El alcalde, Sadiq Khan, comentó: “Es vergonzoso que el aire tóxico de Londres esté perjudicando la salud de nuestros pequeños y estamos decididos a protegerlos”. En este sentido, confía en el éxito de este proyecto para que pueda servir de modelo a las ciudades en su lucha contra sus propias zonas de contaminación.