Apenas estamos adentrándonos en el bullicioso y prometedor mundo de la nube y ya hay voces que alientan su final. Al menos, anticipan la caída de este modelo de despliegue de recursos computacionales como protagonista absoluto de la conversación. E invitan a un nuevo paradigma a sentarse en esta mesa reservada para las grandes olas disruptivas que, cual ritmos circadianos, se suceden una y otra vez en este sector, replicando ciclos más o menos constantes de centralización y descentralización de sistemas. Y, si el cloud computing es el máximo exponente de la centralización de capacidades en centros de datos hipermasivos, su respuesta no podía ser menos extrema: llevar el cómputo hasta el extremo, hasta el punto donde se produzca el dato. Estamos ante la ola, ante el mantra ya archiconocido, del edge computing.
Se da la circunstancia de que esta semana se celebraban tres eventos simultáneos relacionados con las comunicaciones y los modelos de entrega de datos en ese futuro universo plagado de dispositivos conectados y pequeños servidores ubicados por doquier. Uno en San Diego (Cisco Live), otro en Las Vegas (Akamai) y un último en Croacia (HPE Aruba). Y, desde todos ellos, se ha estado oteando lo que ocurría en las otras latitudes, para acabar arrastrando un único imperativo: el edge computing es más inmediato de lo que podríamos imaginar.
"Partíamos de un modelo de cliente-servidor. Pero, con el paso del tiempo, el servidor se ha ido alejando cada vez más del cliente para ir abordando más y más capacidades de computación. Pero es necesario volver a ese modelo inicial y devolver los recursos informáticos cerca del usuario", explica al respecto Keerti Melkote, presidente y cofundador de Aruba Networks. "El procesamiento en la nube ofrece muchas ventajas pero la llegada del internet de las cosas exigirá que ese procesamiento se haga cerca del punto para poder ofrecer experiencias en tiempo real de forma segura y con baja latencia».
Nada nuevo en el horizonte: es una tendencia, una vuelta de tuerca, de la que se viene hablando varios años. Incluso la propia Aruba anticipaba ya esta visión en este mismo evento -Atmosphere EMEA- de hace un par de cursos. La novedad es la urgencia con que es este cambio se va a producir y los perfilados técnicos con que se va armando el caparazón de comunicaciones que demandará esta nueva era cíclica de la informática moderna.
"Parte de la revolución de la experiencia del cliente viene de la movilidad. En la nube se diseñan y procesan millones de datos, incluso los modelos de inteligencia artificial y otras aplicaciones críticas. Y estamos acostumbrados a pensar en las comunicaciones en estos términos, pero hay mucho más, como el edge computing", continúa Melkote. "En un futuro, los algoritmos y modelos de deep learning se diseñarán en la nube pero se ejecutarán en el extremo. Y el internet de las cosas supondrá una auténtica explosión de dispositivos conectados, porque aunque se habla de 20.000 objetos para 2025, la realidad es que solo se cuentan los que que usan redes móviles (como el 5G) y no redes no licenciadas, como el WiFI 6 o Zigbee. Podríamos estar ante unos 100.000 dispositivos conectados o más".
Con todo ello, el fundador de esta multinacional considera que cualquier plataforma que se precie debe diseñarse de acuerdo a tres pilares fundamentales, que casualmente se corresponden con los tres entornos en que operamos: "Ser mobile-first, nativa cloud y dirigida al internet de las cosas". Sin olvidar la preceptiva mención a la seguridad y la autonomía operativa, claro está.
Pero aún asumiendo todas estas premisas como ciertas, lo cierto es que se abren algunos interrogantes desde un punto de vista técnico que todavía son objeto de debate en la comunidad tecnológica. Uno de ellos, quizás el más relevante de todos, es cómo gestionar las conexiones de tantos y tantos dispositivos, con semejante volumen de datos en tiempo real, de manera eficiente y segura.
Y, frente a la opinión generalizada de que el 5G será el gran héroe de esta contienda, Melkote y su número dos, el CTO de la empresa, Partha Narasimhan, rebajan un poco las expectativas y piden abrir la mente. "Es increíble el hype que hay con el 5G. Es normal que la industria de las telecomunicaciones quiera pasar de ser un actor de movilidad a abrir nuevos casos de uso, por ejemplo con el IoT, pero el 5G no es más que otra buena generación de redes móviles", confirman ambos. En su opinión, el desafío pasa por la convivencia de estas redes móviles de nuevo cuño con el no menos reciente estándar de WiFi 6 (802.11ax , que ofrece más alcance y cobertura incluso en espacios saturados) y otras redes no licenciadas, «en función del caso de uso". Ante esa complejidad que se vislumbra, Partha avisa: "Es importante no caer en silos ni entornos cerrados, sino dar la opción de alternar tecnologías".