Marco-Alexander Breit dirige desde julio pasado la Unidad de Inteligencia Artificial del Ministerio de Economía y Energía de Alemania. Hace unos días descargó sobre Madrid el mensaje más potente sobre la materia que se ha escuchado en boca de un responsable político en España. Lo hizo un alemán, en la residencia del embajador de Alemania, Wolfgang Dold, y en el transcurso de una jornada que discurría, como suele suceder con todo lo relacionado con la vanguardia tecnológica en nuestro país, plácidamente. Slides entretenidas, una de planetas, otra de bacterias, otra de cigüeñas y niños, otra de puntitos de colores sobre el mapa de España, otra de robots encestando, otra de cosas y conceptos que se suman y dan igual a no se sabe muy bien qué, y en esas estábamos. Porque la inteligencia artificial, al parecer, no ha pasado de ser todavía un entretenimiento para nuestras élites.

Y llega Marco-Alexander Breit sin nada que proyectar en la pantalla, y las traductoras soltando resuellos para seguir su ritmo, y proclama que Europa va a reivindicar la soberanía del dato. Toma ya. Dice que no es aceptable que tanto las empresas como el sistema de ciencia y tecnología procesen datos fuera de la UE al alcance, en algunos casos, de los servicios de inteligencia extranjeros. Que esta práctica está provocando problemas de confianza en las soluciones en la nube y en el edge computing y que, como consecuencia de ello, las pymes prefieren no hacer nada con su información, lo que afecta a nuestra competitividad "y pone en peligro nuestro estado del bienestar". Gracias Marco-Alexander Breit.

Y continúa. Que una vez asegurada la soberanía del dato hay que centrarse en la disponibilidad de esa información para entrenar algoritmos y ofrecer modelos de negocio innovadores. Dice que España podría combinar datos de energía eólica con otros de catastro digital y meteorológicos "para construir parques donde es más eficiente y no donde la política decide". Qué me cuentas. Defiende las conexiones de datos para que sean de fácil acceso, habla de colaboración transfronteriza sobre una estructura europea soberana que irá más allá de lo que ofrecen las grandes corporaciones americanas y chinas. No se les impedirá a éstas el acceso, "pero tendrán que abrirse", porque ahora son silos. Y ya está el Gobierno de Francia implicado en la historia y hace unos días el de España le dijo que se lo va a pensar.

Porque si renuncias a tener voz y diseñas tu estrategia en clave local, tiene que llegar un Marco-Alexander Breit para decirte por dónde van a ir los tiros. Lo cual, que le queda una buena.

EUGENIO MALLOL es director de INNOVADORES