El mercado del placer femenino, entendido como el de la tecnología y los productos eróticos, no hace más que crecer. El concepto que más define esta nueva tendencia es el "exhibicionismo". Se han terminado los famosos tuppersex privados, esas reuniones en las que un grupo de mujeres, en la discreción de una casa, recibían a una comercial para que les enseñase los productos más novedosos del mercado.
Ahora las tiendas especializadas tienen una estética más refinada que nunca y muestran en sus expositores a todo color lo que antes se escondía en sótanos o tras gruesas cortinas. El público femenino ha forzado un diseño muy particular para estas tiendas, que incluyen muchos objetos específicos para mujeres, que van desde los últimos succionadores de clítoris del mercado a las famosas bolas de Kegel.
Estas bolas sirven para practicar ejercicios que previenen problemas pélvicos y mejoran el placer sexual. Y los succionadores, claramente, están centrados en que la mujer tenga un orgasmo. Además, como la evolución ha llegado a todos los juguetes, aunque los hay de vidrio, metal, madera y hasta de cerámica, la mayoría son de silicona hipoalergénica y ya no usan pilas, sino que se recargan con USB.
La psicóloga, sexóloga y terapeuta familiar Laura Morán asegura que "muchas mujeres heterosexuales siguen condicionando el placer a la penetración durante el coito, es decir, al hombre. Mientras que los succionadores están demostrando que la penetración no es algo imprescindible para el placer femenino".
"La mujer ha cambiado mucho y tiene claro qué quiere, pero a veces no sabe cómo conseguirlo. Y ya no intenta tanto ser objeto de deseo, sino que quiere ser objeto deseante", detalla Morán.
Los científicos señalan los efectos positivos de estos juguetes en la salud y la calidad de vida de sus usuarios. El estudio Prevalence, Frequency, and Associations of Masturbation With Partnered Sexual Behaviors Among US Adolescents, realizado por la Universidad de Indiana, señala que el 73,8% de los hombres reconoce que se masturba a diario, frente al 48,1% de las mujeres que confirma que lo hace.
En este sentido, la última encuesta realizada por una conocida marca de preservativos afirma que el 83% de los españoles entre 18 y 35 años ha probado juguetes o productos sexuales, y un tercio de ellos los usa de forma habitual. Según sus datos, lo más consumido es el lubricante (71%), gel de masaje (52%) y anillos vibradores (29%).
En público y en privado
La mujer, desde hace mucho tiempo, ha tomado las riendas de su vida sexual de forma pública, algo que ya había conseguido en otros terrenos como la contracepción o la menstruación. El uso del preservativo para evitar el embarazo se conoce desde el año 1564, pero hubo que esperar cuatro siglos para ver la píldora y el dispositivo intrauterino, que hoy en día han mejorado en eficacia y duración. Y en temas como la regla, se ha pasado de los tampones y las compresas a las copas menstruales o las braguitas especiales para la regla, lo que hace que el gasto mensual de las mujeres se reduzca.
El placer ya se buscaba mucho antes de que la moralidad entrase en juego. Así, el control del cuerpo de la mujer en todos sus aspectos se ha simplificado y se disfruta en público y en privado, centrándose no ya en la parte higiénica sino en la de su placer sexual, de la mano de las nuevas tecnologías, y específicamente de Satisfyer.
Aunque los succionadores de clítoris sean la última tendencia, los masturbadores femeninos existen desde hace miles de años, ya que se han encontrado numerosos objetos con forma de pene en distintas excavaciones arqueológicas. Los hay de todos los tamaños, formas y materiales, como marfil, hueso y piel. El más antiguo encontrado hasta el momento es un falo de piedra pulida de 20 centímetros de longitud de 28.000 años de antigüedad que los investigadores encontraron en una cueva alemana.
Y hace unos 2.000 años, los aristócratas chinos disfrutaban de una lujuriosa vida sexual que incluía consoladores de bronce y juguetes anales. Y así poco a poco estos robustos miembros se fueron modernizando hasta llegar al año 1900, cuando se incorporó la electricidad a estos objetos.
La historiadora de sexualidad y profesora en el Instituto de Tecnología de Georgia (EEUU) Hallie Lieberman destaca la evolución que han experimentado los dildos a lo largo de los años: "La gran evolución vino a partir de 1980, cuando se crearon los primeros diseños con formas y colores menos realistas. Empezamos a ver vibradores que parecían delfines o mazorcas de maíz en azul o rosa, en vez de los típicos con forma de falo, que muchas mujeres veían como un símbolo del patriarcado".
Aún así, los tabús están muy lejos de desaparecer. Eso sí, el uso del cinturón de castidad para jóvenes no desposados y para mujeres casadas durante la Edad Media, es un mito. Es un invento del XIX y lo usaban las mujeres para evitar violaciones cuando viajaban y dormían en posadas durante el camino, o cuando trabajaban como enfermeras en el frente. Pero su uso estaba limitado a unas horas o pocos días porque la falta de higiene podía provocar infecciones y el metal podía ocasionar heridas. Pero en el siglo XXI en el que los objetos de placer se pueden encontrar de todos los tamaños, colores y formas posibles, el único límite es la creatividad, no las pilas, porque todo se puede recargar y utilizar una y otra vez.
El futuro: Sextech
Las nuevas tecnologías han puesto al servicio de los usuarios nuevas prácticas sexuales. El antiguo sexo telefónico incorpora ahora imagen en directo a través de cosas tan accesibles como llamadas de WhatsApp o FaceTime.
Pero el futuro trae muchos cambios para el mundo del onanismo. Los muñecos hinchables son cosas del pasado; se pueden pinchar, son muy artificiales y parecen flotadores con cara de sorpresa. Los nuevos muñecos sexuales, como las que fabrica Realdolls, son hiperrealistas, pueden interactuar y son 100% personalizables. Aunque, de momento, son orgasmos a precio de oro, porque algunos de estos robots cuestan llegar a costar 20.000 euros.
El futuro augura el desarrollo de los amantes a medida; robots creados de la costilla de la ciencia y la investigación para convertirse en los amantes perfectos, es el conocido como sextech. Ya hay empresas, como DS Doll Robotics, que las fabrica en cadena. Pero las nuevas tecnologías permitirán elegir todo a la carta, desde intensidad, a tamaño, pasando por temperatura corporal o incluso tipo de interacción.
Así que podríamos acabar hablando de emociones con nuestros robots sexuales. Pero para quién no quiera hablar por las mañanas, siempre le quedará el onanismo tradicional, aunque ya parece del siglo pasado.
Píldoras anticonceptivas para hombres, en 10 años
Mientras que el placer parecía siempre pertenecer sólo al hombre, la anticoncepción parecía ser responsabilidad de la mujer. Pero esto también lleva camino de terminar pronto. Científicos del BioMed y de la Universidad de Washington, ambos en EEUU, trabajan con dos píldoras anticonceptivas masculinas que ya han pasado las pruebas de seguridad. Buscan lo mismo que las femeninas, seguridad y que el deseo sexual no se vea reducido. Aunque todo vaya bien, tardarán al menos 10 años en estar en el mercado, eso sí, qué más dará, la anticoncepción masculina ya llega con muchos siglos de retraso, unos años más no importa.