Seis de la mañana. En una nave industrial de Coslada, cerca de Madrid, decenas de trabajadores se afanan en torno a una gran cinta corredera. En torno a ellos, unas inexistentes paredes les conducen a otras tantas furgonetas perfectamente alineadas. La estrella de la estampa, repetida a diario, son esos tesoros del comercio electrónico llamados paquetes, pedidos, entregas, cajas, regalos, caprichos, enseres de toda una vida. Son las seis de la mañana, los trabajadores ya llevan varias horas procesando esos pedidos y, en apenas minutos, la nave se queda desangelada... justo cuando las calles se llenan de estos vehículos blancos. Así en Coslada y en los otros dos centros logísticos de Correos Express en Madrid, en los dos de Barcelona y en ese que comanda cada una de las provincias de nuestro país.
Es en cada una de estas 54 plantas clasificadoras donde se recogen los paquetes que van a ser repartidos en cada jornada, se procesan (12.000 objetos a la hora entre las dos principales plantas de la capital) y se asignan a los conductores de última milla encargados de su entrega capilar por toda la zona circundante. Una tarea tan antigua como el cartero mismo, que podría parecer sujeta a los principios de las labores manuales con algún favor de la mecánica en el transporte de las cargas.
Pero, con un vistazo más en profundidad, puede que la logística sea uno de esos nichos ocultos donde la revolución digital ha hecho ya su particular irrupción.
Retazos digitales
Una gran nave rectangular, con una cinta transportadora y un gran grupo de operarios. ¿Dónde está lo digital?, pueden preguntarse. Y si lo que esperan es grandes pantallas LED o algún postureo al uso, pasen de hoja: aquí la tecnología va escondida (o incorporada, como prefieran) en pequeños retazos dentro de cada parte de su operativa.
"La propia máquina clasificadora es inteligente, ya que es capaz de leer los códigos de barra de los paquetes y organizándolos para su reparto", explica David Barrero, COO de Correos Express, a INNOVADORES. "Los paquetes se van depositando en unos contenedores que, gracias a un sensor, sabemos cuándo están llenos y salta un piloto para que el operario lo cierre y lo meta en la furgoneta". La misma cadena transportadora cuenta con otros alardes técnicos, como una balanza conectada que no sólo mide el peso exacto de cada paquete, sino que contrasta ese dato con el informado por el cliente en origen.
Puede que para muchos futuristas, éstas parezcan cuestiones ya resueltas, de poco cáliz innovador. Quizás esperaban algo más disruptivo, como la automatización completa del proceso logístico. En Correos Express también lo han pensado, pero han preferido ser pragmáticos en cuanto a lo que la tecnología ofrece hoy por hoy. "Por ejemplo, el proceso de singularizar los paquetes es puramente manual. Estamos tratando de hacer alguna prueba de automatización, pero los sistemas aún no están finos como para sacarles rendimiento", añade Ricardo García, CIO de Correos Express. "Con la diversidad de tamaños y de embalajes, los sistemas singularizan bien el cartón pero no tan bien los sobres de plástico. Y ahí entramos en riesgos de pérdidas y trazabilidad que todavía no están resueltos".
Rutas dinámicas
Antes de introducir cada paquete en la furgoneta de reparto, el operario lo escanea una última vez con un dispositivo móvil para asegurar la custodia del mismo. De ahí, el vehículo sale definitivamente de la planta, pero eso tan sólo significa que la rueda de la digitalización gira aún más rápido. "Somos pioneros en la gestión dinámica de reparto", presume Ricardo García. "Se trata de un sistema con el que somos capaces de modular y acompasar toda nuestra flota de reparto con el volumen de paquetes que tenemos, partiendo del geoposicionamiento y añadiendo otros parámetros tanto estructurados como no estructurados".
De hecho, el sistema ha sido tan personalizado que también se tienen en cuenta las propias opiniones de los transportistas a la hora de diseñar este algoritmo: "Ellos son los que mejor conocen su ruta, por eso hemos creado mapas propios en los que incluir detalles como el acceso de recepción en grandes edificios o anomalías del tráfico habituales, por colegios sin ir más lejos, que pueden afectar a la ruta", admite el CIO de la empresa.
Y, sobre esta base, Correos Express ha desplegado el que quizás sea el bastión más visible de su transformación digital: la herramienta de predicción de franjas horarias. "Por medio del balanceo de las direcciones y el geoposicionamiento podemos predecir una franja horaria muy ajustada de tiempo en la que vamos a pasar por casa del destinatario. Y a partir de ahí le ofrecemos la opción de modificar la hora o la dirección de entrega en el mismo día", afirman ambos directivos, conscientes de que la flexibilidad es uno de los imperativos dictados por la sociedad líquida y extraordinariamente exigente de nuestros tiempos.
Bajar al terreno
"Llevamos viviendo una revolución durante los últimos diez años, desde el comienzo del comercio electrónico. Hemos tenido que trabajar muchísimo en la eficiencia, para que cualquiera -viva en Madrid o en un pueblo de la España vaciada- pueda comprar un producto en internet y recibirlo en su casa, en el mismo plazo viva donde viva", explica Barrero. "Y el propio consumidor ha cambiado también, cada vez es más exigente y demanda más información sobre el estado de su pedido y opciones para gestionarlo", añade a su vez García.
Como comenta el CIO de Correos Express, este doble catalizador les ha obligado a cambiar muchos de sus enfoques y formas de trabajar. La firma pública no sólo ha abordado el uso de la nube como fórmula para soportar los picos estacionales de actividad, sino que trabaja desde hace cuatro años con metodologías ágiles. E incluso ha conseguido que el mismo CIO se vaya en una furgoneta con el repartidor para probar una nueva versión de la app móvil.
La siempre tirante relación entre OT y TI se vuelve más acusada en una industria como la de la mensajería urgente, cuyo ciclo de vida es exigente. "Al final mi servicio nace, vive y muere dentro de 24 horas. A veces pedimos un desarrollo que nos parece sencillo pero para el que nos dan plazos que nos parecen eternos porque no es tan fácil en términos de seguridad o de construcción de la arquitectura. Pero la clave está precisamente en trabajar juntos y alineados para superar estas situaciones", comenta por su parte David Barrero.
LA LOGÍSTICA INVERSA
"La logística inversa siempre es el mayor reto. En este momento estamos entregando más del 91% de los paquetes en 24 horas", defiende Barrero. "Para los no entregados, tenemos una serie de acciones que se activan en el momento de la entrega fallida y que buscan acordar una solución efectiva con el cliente".