Hace medio siglo ni nuestros coches, ni nuestras casa ni nuestras neveras eran 'inteligentes'. Pero ahora, con la incorporación de la electrónica y la tecnología de la conectivdad a través de la computación ha revolucionado los objetos de nuestro día a día hasta convertirse en un fenómeno que tiene implicaciones en el rendimiento económico y la sostenibilidad de las empresas, pero ¿cómo medimos este nuevo valor?
El paper When All Products Are Digital: Complexity and Intangible Value in the Ecosystem of Digitizing Firms? de investigadores de las universidades de Georgia, Illinois y Toulouse demuestra científicamente, a partir de una nueva fórmula de medir la digitalización y sus repercusiones en el rendimiento y la evolución de las empresas, que cuando estas se digitalizan se incrementa el valor de sus intangibles. "Exploramos esta idea examinando el valor de la relación con las industrias digitales", explican en su investigación, que define el concepto de 'relación' como "la distancia entre una empresa y el sector digital" y se mide "construyendo una red que conecte las industrias en las que las empresas probablemente participen".
A esta medida de relación, detallan, le llaman 'proximidad digital' y para cuantificar esta proximidad digital "se construye una red de industrias", utilizando las ventas que las empresas reportan en las diferentes industrias para crear una representación en red del espacio de la industria desde 1990 hasta 2017.
La proximidad digital tiene las siguientes características: "Se basa en los resultados, capturando el producto combinado de los gastos y las capacidades en materia de tecnología de la información de una empresa, las innovaciones digitales, las asociaciones tecnológicas y otros factores y mecanismos contribuyentes". Además, también se basa en la red, "captando la posición de una empresa hacia la digitalización dentro de una red de productos y servicios". De esta manera, aseguran, "la proximidad digital ayuda a explorar la digitalización de manera explícita y complementa otras construcciones".
Por último, puntulizan que para desarrollar "productos diversos y singulares", "un país requiere una red de instituciones y normas de apoyo, una infraestructura logística y tecnológica que funcione de manera productiva, y procesos de coordinación que permitan el funcionamiento fluido del mercado".
Con esta fórmula, el equipo de investigación ha revisado los sectores que se mantienen aún lejos del mundo TIC: petróleo y gas, servicios públicos, textil o sector lácteo. Y también tienen que hacer un esfuerzo de aproximación las industrias química, metalmecánico y, atención, de fabricación de hardware.
"Nuestros hallazgos destacan la importancia de considerar un panorama competitivo más amplio en la economía digital actual", señalan en las conclusiones de este paper. Así, los resultados reflejan "cómo las actividades de las empresas de otras industrias pueden crear o socavar los caminos de las empresas hacia la digitalización", por lo que, además de sus competidores y socios cercanos, "las empresas necesitan una visión estratégica de otras industrias para crear vías de conexión con las empresas digitales a lo largo del tiempo".
El objetivo es que los directivos de las empresas puedan utilizar esa red para analizar el posicionamiento digital relativo de su empresa frente a los competidores e identificar las posibles áreas de las que podría surgir nueva competencia. "Este trabajo podría orientar a los directivos a la hora de elegir entre los caminos de las diferentes tecnologías complementarias", señalan los investigadores en sus conclusiones.