El Consorcio de la Computación Confidencial, lanzado en agosto del año pasado bajo el paraguas de la Linux Foundation y con miembros como Alibaba, IBM, Facebook, Google, Huawei, Tencent o Intel, sigue haciendo avances en el diseño de un modelo, llamado computación confidencial, que permita proteger los datos en todas su formas y garantizar la seguridad en el momento del uso de los programas informáticos, el más delicado. La clave es lograr un entorno de ejecución fiable (TEE por sus siglas en inglés).