Tecnológicas
El 'gurú' de Amazon Web Services: "Nuestro I+D se basa en la conversación con clientes"
El evento internacional re:Invent de AWS se celebra este año en formato online y se prolongará durante tres semanas.
11 diciembre, 2020 14:51Noticias relacionadas
Hace 18 años que Jeff Barr se incorporó a Amazon, una compañía que por aquel entonces ya se había convertido en un gigante del comercio electrónico. Un recorrido que este evangelista del cloud computing califica de “divertido y de un privilegio personal”, durante su entrevista con D+I.
El negocio de esta gran tecnológica comenzó con la venta de libros online. Una actividad que creció exponencialmente y para la que tuvieron que desarrollar un entorno sólido capaz de responder al incremento de la demanda.
La plataforma se creó sin ninguna planificación, y resultó válida para las necesidades que en ese momento tenía la compañía, pero sus carencias salieron a la luz cuando se planteó ofrecer ese servicio de comercio electrónico a terceros. Así es como, sin pretenderlo originalmente, la compañía fundada por Jeff Bezos en 1994 se convirtió en una empresa de servicios.
“Para los estándares de hoy en día, se trataba de un desarrollo muy simple, pero suficiente. Nuestra forma de actuar en aquel momento ya marcó lo que seríamos después y lo que somos ahora: cuando aprendemos algo nuevo, lo compartimos. Es una oportunidad para que la gente experimente con ello, escucharles y seguir mejorando, en lugar de guardárnoslo para nosotros durante más de uno o dos años sabiendo que contamos con servicios y características que los clientes pueden necesitar”, explica Barr.
Tras varios años de desarrollo, en 2006 Amazon Web Services (AWS) se convirtió en el primer proveedor de nube pública disponible. Su volumen de negocio y de servicios escaló rápidamente y en 2011 convocaron la primera edición de un encuentro ya clásico para clientes y desarrolladores: re:Invent.
Computación en la nube para diseñar el futuro
En este evento internacional, que habitualmente se celebra la primera semana de diciembre en Las Vegas (Nevada), AWS da a conocer sus logros y novedades. La edición de 2019 acumuló alrededor de 65.000 asistentes. Este año, en su formato digital debido a la covid-19, se han registrado medio millón de personas para un encuentro que se prolongará durante tres semanas.
Entre los anuncios que hizo su CEO, Andy Jassy, figuran 25 nuevos acuerdos estratégicos. Entre ellos una nueva alianza con Zoom para escalar sus servicios; la colaboración con Blackberrry para acelerar la innovación con una nueva plataforma inteligente de datos para vehículos; así como el acuerdo con Itaú Unibanco, el banco más grande de América Latina, para que AWS se convierta en su proveedor estratégico de cloud computing a largo plazo y acelerar su transformación digital.
“Una parte importante de nuestro trabajo es escuchar a los clientes, reunirnos con ellos, conocer sus retos y entender a dónde les gustaría llevar sus negocios”, describe Barr. “En AWS no tenemos un departamento de I+D tradicional, nuestro I+D se basa en la escucha y la conversación con los clientes y en construir aquello que les ayuda a satisfacer sus necesidades”.
Otro de los anuncios destacados de esta edición online ha sido la colaboración con la empresa de aviación Boom Supersonic, que está construyendo la próxima generación de aviones supersónicos. “Para su diseño y desarrollo han realizado cientos de simulaciones a las que, según su CEO, han dedicado 53 millones de horas de computación. Cuando construyan el modelo a escala real calculan que necesitarán 100 millones de horas, lo que demuestra que la disponibilidad de cantidades masivas de potencia de cálculo será crucial para el desarrollo de la industria aeroespacial”, detalla el evangelista de AWS.
Una disponibilidad que Barr sostiene que también está adquiriendo especial relevancia en la industria farmacéutica, “Moderna ha estado trabajando en 19 vacunas con datos que corrían en la nube”; y en el negocio de los semiconductores, “donde la computación en la nube ya ayuda a diseñar las próximas generaciones de chips más rápidamente”.
Servicios 'cloud' para la innovación
Antes del acceso a los servicios públicos de cloud computing, las empresas que querían alojar un sitio web o contar con su propio centro de datos debían adquirir compromisos a largo plazo con los proveedores y tomar decisiones sobre su negocio antes de contar con toda la información necesaria. Por ejemplo, en el caso de un sitio web había que estimar el crecimiento de usuarios y contratar la infraestructura capaz de soportar ese tráfico previsto.
“Cuando apareció AWS fue un gran cambio para los desarrolladores, no tenían que adquirir toda esa capacidad por adelantado. Pasaron de disponer de ella por años a hacerlo horas, y ahora pueden pagar según los minutos de uso de los servidores. Y aún vamos más allá: acabamos de informarles que literalmente podrán comprar la potencia de cálculo que necesitan por milisegundos”, anuncia Barr. Un paso adelante que no solo mejorará aún más la flexibilidad de sus servicios, también potenciará un cambio en el modelo de negocio de sus clientes “que pueden pensar de manera más innovadora gracias al uso más dinámico de los recursos”. Un aspecto que en los últimos meses ha adquirido más importancia si cabe.
Barr reconoce durante la conversación con D+I que la crisis del coronavirus ha acelerado la transformación digital en diferentes ámbitos y entornos. “Siempre habíamos pensado en lo interesante que sería poder trabajar desde cualquier lugar gracias a la tecnología, pero nunca habíamos pensado en cuándo ocurriría. Este año, de manera repentina, muchos de nosotros tuvimos que empezar a desempeñar nuestro trabajo a distancia prácticamente de un día para otro y hemos visto cómo muchos clientes daban un paso adelante en ese sentido”.
En AWS también han observado cómo determinadas empresas experimentaban un crecimiento no previsto y debían responder a la creciente demanda de sus usuarios. “La computación en la nube permite escalar rápidamente y crecer según sea necesario. También reducir la infraestructura si se produce un cambio”. Una capacidad de adaptación que es posible gracias a la tecnología, pero que –apunta Barr– “también tiene que ver con la transformación cultural de las empresas, con su interés por modernizar la estructura de la organización y hacerla más ágil para poder innovar”.