La primera vez que Nani Roma disputó el rally Dakar en 1996 todo era muy diferente a como es hoy. Por empezar por lo más evidente, no había una pandemia que cuestionó su celebración tan solo dos semanas antes y ninguno de sus compañeros de equipo se vio obligado a retirarse tras confirmar su positivo por contagio, como le ha ocurrido a su copiloto a siete días del comienzo de la competición.
Siguiendo por cuestiones meramente deportivas, hace 26 años este piloto español se disponía a cubrir los más de 7.500 kilómetros que unen Granada-Dakar sobre una moto. Lo hizo por rutas que discurrían por España, Marruecos y varios países del oeste del continente africano.
Las herramientas con la que contaba para orientarse en el desierto “eran muy simples”, como el mismo Roma reconoce a D+I en una conversación por videollamada, mantenida pocos días antes de su salida hacia Arabia Saudí, el país que este año acoge la prueba que correrá con el equipo Bahrain Raid Xtreme.
“Para orientarnos teníamos un pequeño GPS donde introducíamos varios puntos de referencia”, recuerda. Este avance tecnológico permitió preparar las etapas con mayor antelación, hacer una planificación del recorrido, evitar terrenos difíciles y buscar rutas alternativas.
“Por cuestiones de seguridad, también contábamos con una baliza que emitía una señal satélite y que conectábamos cuando ocurría algo, pero no siempre funcionaba. Era lo único que teníamos para adentrarnos en el desierto y las sensaciones eran diferentes a las que se experimentan ahora”.
Roma es bicampeón de este rally. Es el único piloto español que ha ganado el Dakar subido a una moto –en 2004– y conduciendo un coche –en 2014–. Su palmarés no deja lugar a dudas acerca de su persistencia en una competición calificada como la más dura de sus características, aunque en estos años los avances tecnológicos han suavizado algunos retos.
“Técnicamente sería posible que, desde casi cualquier lugar, otra persona me diera indicaciones a través de los auriculares para dirigir mi ruta y yo solo necesitaría como referencia un punto GPS”.
También han ganado en seguridad. La organización monitoriza continuamente a todos los pilotos: “Nos proporciona el GPS, nos controla con cámaras y nos da un dispositivo [Iritrack] desde el que podemos llamar si tenemos algún problema y contarles lo que nos pasa”, describe Roma.
Las innovaciones tecnológicas no solo dan soporte durante la carrera, también antes y después de cada ruta. Una evolución que el piloto ha notado a lo largo de los años y cuando cambió de tipo de vehículo en el año 2005.
“La moto tenía muy poca electrónica, pero en los autos la carga es mucho mayor y hay más trabajo de ingeniería. En estos 15 años, además, ha habido un gran desarrollo tecnológico y contamos con herramientas que nos ayudan a detectar los fallos mucho más rápido gracias a todos los datos que se generan durante la conducción”.
Detalla que cada día pueden llegar a originar hasta 8 TB de información. Se trata de datos clave para mejorar el desempeño tanto del vehículo como del piloto. “Hace unos años descargar solo 1 GB nos llevaba demasiado tiempo. Ahora, con tarjetas SSD como las de Samsung [uno de sus patrocinadores], en dos minutos disponemos de 5 GB”, asegura.
“Yo le puedo contar a mi equipo cuáles han sido mis sensaciones después de competir todo el día, pero los datos revelan lo que de verdad ha pasado y cómo ha funcionado el coche”.
Potencia, temperatura, aceleración, velocidades de turbo, suspensiones… son parte de la información con la que trabajan los ingenieros y mecánicos para detectar si ha habido algún problema y solucionarlo. “Es lo que permite mejorar el coche, los resultados de la carrera y, por tanto, progresar más rápido”, afirma el piloto español.
Roma recuerda que hace unos años solo los equipos más top contaban con herramientas tecnológicas avanzadas, mientras que ahora tarjetas como las de Samsung que usa su equipo son asequibles también para los aficionados.
El piloto concluye la conversación haciendo hincapié sobre la presencia de grandes compañías tecnológicas en otras competiciones del motor, como Fórmula 1 o Moto GP: “Tener un buen coche o una buena moto es importante para ganar, pero también contar con un buen equipo y con compañías que den apoyo para acceder a diferentes materiales, también a los tecnológicos”.