No puede ser motivo de sorpresa que, si seleccionaráramos diez tendencias 'top' en tecnología, siete de ellas estuvieran directamente relacionadas con la computación y la conectividad. El modo en que se interrelacionan esas tendencias es, de hecho, lo que puede rediseñar el futuro.
"Es cierto que las tendencias vienen y van, pero lo principal es el efecto combinatorio de estas tecnologías que están generando un cambio y el modo en que las combines a diferentes niveles industriales llevará a la disrupción".
Quien conversa con D+I es Ivan Ostojic, socio de McKinsey, desde Zurich. Y el informe al que se refiere es el primero que ha realizado su recién constituido Consejo Tecnológico, para analizar las "10 tendencias tecnológicas que podrían reconfigurar el futuro de los mercados y las industrias en las próximas décadas".
Ostojic es doctor en Ciencias de la Vida (un currículo multidisciplinar que incluye aspectos de biología, ecología, medicina e ingeniería), con experiencia como investigador en empresas farmacéuticas. Lidera la tarea del área de innovación en EMEA de McKinsey, y juega un papel clave, tanto en el desarrollo del informe como en la gestión del Consejo Tecnológico.
Un Consejo que incluye a más de 60 expertos externos a la consultora, científicos, ingenieros, inversores y emprendedores, junto con una docena de socios y consultores de la propia organización.
Y precisamente, las diez tendencias que han considerado dominantes, para su primer informe son:
- La automatización y virtualización de procesos (IoT, robótica, cobots, RPA, gemelos digitales, impresión 3D y 4D.
- La conectividad del futuro (5G y otra vez IoT).
- Arquitecturas distribuidas (la nube y el edge).
- Computación de próxima generación (cuántica y chips neuromórficos).
- Inteligencia artificial aplicada.
- Programación del futuro.
- Arquitectura de confianza (seguridad y blockchain).
- Biotecnologías.
- Materiales nanotecnológicos.
- Tecnologías limpias (incluyendo fusión nuclear, baterías, distribución inteligente y generación de energía libre de carbono).
Ciclos de adopción
"Lo que tiene grandes consecuencias para el mundo es que las cosas están sucediendo en paralelo, para la combinación y para los ciclos de adopción, que se están acortando espectacularmente", señala Ostojic.
Por poner un ejemplo, "si la computación cuántica hubiera empezado hace 50 años se habría producido una larga curva de adopción hasta que la gente hubiera aprendido a utilizarla. Aunque hubiera talento. Pero ahora tenemos toda esa capacidad de computación en la nube que nos lleva a una era de programación usando inteligencia artificial, que nos facilitará adoptar el quantum computing en cuanto esté listo".
"No está todavía listo" -aclara- "pero lo estará en un ciclo muy rápido, porque lo que se necesita es reemplazar hardware en la nube para tener un ámbito en el que funcione y ya tenemos el talento que sabe cómo usar la IA".
Ostojic pone énfasis en que la computación cuántica "va a tener una gran potencia disruptiva, especialmente en industrias como la química, o en la simulación de moléculas, aunque todavía no estemos hoy en condiciones de decir que tenemos casos claros de negocio y generación de valor".
Añade que el desarrollo "se está acelerando y muchas compañías están haciendo inspirados algoritmos que llaman cuánticos, aunque no están trabajando con verdadero hardware cuántico, sino con simulaciones de las que sacan algún valor".
"El problema principal", prosigue Ostojic, "es que hay que corregir errores de cálculo que todavía produce el ordenador cuántico. La cuestión para el próximo par de años es si podremos usar software para corregir esos errores y hacer cosas útiles. Si asistiera a una reunión de nuestro consejo vería que hay algunos que dicen que sí y muchos que dicen que no".
"Estamos en un momento de experimentar, tratando de aplicar la tecnología a diferentes problemas de negocio. No debemos exagerar y no debemos prometer un gran valor para mañana. Pero es tan grande la promesa de lo que puede hacer para ayudar a la humanidad con el cambio climático, el espacio, agricultura, la química…", afirma, para zanjar esta cuestión.
Arquitecturas que se retroalimentan
El siguiente punto es el modo en que dos de las tendencias señaladas en el informe se retroalimentan mutuamente, para reforzar su efecto y promoverse la una a la otra: la arquitectura de computación distribuida (la nube, la computación en el edge) y la arquitectura de confianza, es decir la ciberseguridad.
"Va a ser una tendencia dominante los próximos cinco años", asegura Ostojic. "Hay todavía una cantidad de datos y empresas que tienen que moverse a la nube y el edge facilita muchas aplicaciones en el área business to business. Pero con ese intercambio digital de datos hay muchas amenazas, así que el desarrollo de la nube tiene que seguirse del aumento de la confianza, con comunicaciones más seguras, por ejemplo, en datos personales y medicina. Y, viceversa, el aumento de la confianza apoyará la adopción de la nube".
Lo que no espera es que, siguiendo esa ley del péndulo que rige la vida y la tecnología, los avances en computación cuántica puedan llevar a que las compañías quieran volver a tener sus sistemas controlados en casa, aunque "algunas empresas estén intentando desarrollar un ordenador cuántico en un diamante, tan pequeño, que facilitaría computadoras muy poderosas".
Lo que cree es que "convivirán ambos conceptos", con ordenadores muy potentes conectados y también otros en las sedes empresariales. Pero los ordenadores cuánticos verdaderamente poderosos para todas las industrias estarán en la red.
"Se necesitarán enormes instalaciones de refrigeración", para un gran computador cuántico, "así que no podrás tenerlo en una habitación…".
Lo que queda en el aire es cómo irrumpirán esas máquinas de futuro en los aspectos de seguridad. "Los métodos de seguridad que utilizamos hoy serán vulnerables para los computadores cuánticos, que podrán romper la encriptación", concede Ostojic.
"Pero quedan años y no será esa su primera aplicación", tranquiliza. "Tenemos tiempo para prepararnos y están emergiendo tecnologías de confianza, como blockchain, que denominan 'a prueba de amenaza cuántica'. Se está pensando en paralelo cómo hacer frente a estas amenazas usando diferentes texturas de transacciones".
Hablando de blockchain, una tecnología deficientemente catalogada por culpa de las criptomonedas, Ostojic menciona que se empiezan a desarrollar otros usos mucho más sensibles: "Hay un gran consorcio de farmacéuticas que la están utilizando para trazar la cadena de suministro de medicamentos para prevenir falsificaciones y otras amenazas".
El ordenador que escribe código
De las siete tendencias vinculadas con el mundo IT, quizás la que más le estimula, por inmediatez, es la programación del futuro, "que puede ser una de las mayores tendencias y apenas se habla de ello".
Se refiere a la construcción de "marcos de trabajo en los que el código se escribe a sí mismo. Las redes neurales están empezando a usarse para generar líneas de código y tú, como programador, no necesitarás teclear más. Sólo darle parámetros de lo que quieres que ejecute. Lo primero que aprendías a programar era un 'Hola Mundo' y cómo escribirlo en pantalla… Con el nuevo paradigma, sólo tendrás de decirle a la red neural lo que quieres escribir y en qué color", remacha Ostojic.
"Ya lo estamos viendo hoy en compañías modernas, en la industria del automóvil y en la hich tech, donde se está reemplazando actividad humana con 'low code' y código autogenerado para producir software para inteligencia artificial", advierte el experto.
Además, ve emerger una IA, con librerías y estandarización, con "código de más alta calidad y mucha automatización, respecto al trabajo humano con datos, para ganar enormemente en productividad. Esto es un futuro inmediato".
Lo cual nos devuelve al comienzo de nuestra conversación, donde la combinación de todas estas tecnologías "es el eje que está añadiendo efecto: si tienes más potencia de computación, los datos en la nube y se puede escribir código más eficientemente, esto conduce a una explosión del número de aplicaciones, para lo que ese futuro de la programación será un gran habilitador", dice Ostojic.
El papel de la 5G
Y, naturalmente, en esa mezcla juega otro papel clave la tendencia de la nueva conectividad, la 5G, para "comunicar información mucho más rápido, con mayor propulsión para el big data", señala.
Aunque advierte que el destino prioritario de su uso no deben ser ahora los consumidores finales, "no es lo más obvio", sino "la creación de una nueva industria".
Además de aprovechar "la capacidad de conectar muchos de los dispositivos que tenemos en casa y en las empresas a esa red, para usar pequeños sensores e IoT, que es una de las grandes áreas en las que a corto y medio plazo supondrá un montón de valor".
Ostojic enumera cosas que ya se hacen, como el mantenimiento predictivo de maquinaria mediante sensores, o que son posibles, como usar visión computerizada para ofrecer a distancia servicios in situ, basados en lo que se ve, drones aplicados a la agricultura... Todo, con aplicaciones en tiempo real.
O poder asistir a un encuentro de fútbol mediante realidad virtual, en 3D, "igual que si estuviéramos en el estadio".
Entre las cámaras especiales y la capacidad de proceso necesarios, más los recursos para la transmisión a los consumidores "se creará otra nueva gran cadena de valor". La carga de la tecnología, volcada en la producción del espectáculo.
Inteligencia artificial
En medio de todo ello, como otro gran nexo de unión entre tecnologías, la inteligencia artificial aplicada es valorada como otra tendencia en sí misma.
Ostojic aprecia que la IA "está aquí desde hace unos 10 años", pero avanza por "oleadas". Ya han madurado técnicas aplicadas a analizar imágenes, textos, voz, permitiendo gran sofisticación en áreas como la seguridad.
"La próxima generación", cree, "se aplicará a la visión real, conversación, experiencia de cliente y negocios". Ve un futuro inminente para "el siguiente nivel de automatización". Cosas como comprar en una tienda sin echar mano de la cartera, gracias al reconocimiento facial.
Se trata de "comprender lo que el ordenador puede entender y, entonces, generar la aplicación. En pocos años veremos surgir novedades en sanidad, logística, y así".
Y eso incluye otra habilidad para la IA, el autoaprendizaje, que no es lo mismo que el machine learning basado en entrenamiento previo con grandes paquetes de datos.
"Sí, el self learning se está convirtiendo en un facilitador crítico para conseguir ventajas competitivas", afirma el socio de McKinsey, refiriéndose a técnicas como "knowledge graph", 'gráfico de conocimiento' que representa una colección de descripciones interconectadas de entidades, objetos y eventos del mundo real, o conceptos abstractos, cuyas descripciones tienen una semántica formal para procesarlas.
Es un proceso que permite a la IA "aprender de casos de uso repetidos y mejorar el propio algoritmo". Ostojic cita el caso del gemelo digital que la consultora desarrolló para el equipo de vela Emirates Team New Zealand, ganador de la Copa América en la anterior edición.
El propósito era reducir el ciclo de iteraciones en el diseño del barco y facilitar el entrenamiento de los navegantes en un simulador. "Cuando empezó a funcionar no era muy bueno, pero en un mes de autoaprendizaje, mediante prueba y error, empezó a navegar como el mejor marinero".
Por supuesto, Ostojic considera imprescindible implantar criterios de uso responsable y ético de la IA. No "algoritmos de autoaprendizaje sin control". Opina que la regulación debe evolucionar para facilitar el control y que los legisladores "han de sr mucho más ágiles y proactivos, previendo procedimientos flexibles para reaccionar e integrar conocimiento. Tienen que comprender la tecnología y lo que puede hacer", subraya.
Biorrevolución
Quedan tres tendencias señaladas en el informe de McKinsey como 'específicamente industriales'. Empezando por la biotecnología.
"Es una biorrevolución", dice Ostojic, "que está generando grandes oportunidades. Hay presión hacia la sostenibilidad y los nuevos materiales y una convergencia de la tecnología con la biología".
Presenta ejemplos concretos como, "en el sector de consumo, alimentos más saludables, aplicando ciencia para dietas con productos tradicionales". Y el área de biomateriales reciclables, "donde vemos las primeras aplicaciones, pero hay toda una industria por construir".
En el ámbito sanitario, aprecia también posibilidades "muy sofisticadas para tratar enfermedades", con el ejemplo de las vacunas contra la covid desarrolladas a gran velocidad. Menciona terapias celulares y genéticas contra el cáncer, recuperación más rápida de lesiones…
"Estamos viendo más y más fondos redirigiéndose hacia esta innovación de alta tecnología", asevera, ante un futuro en el que también los datos interactúan con la biología para acelerar el desarrollo de nuevas medicinas. "Están emergiendo pequeñas 'biotechs' que tratan de hacer simulación de parte del proceso usando datos e inteligencia".
Nanomateriales y tecnologías limpias
El informe de McKinsey reserva una de sus diez tendencias a los nuevos materiales, citando el grafeno, "otros materiales 2D" y nanopartículas de disulfuro de molibdeno.
Ostojic coincide en que el grafeno, del que se habla ya desde hace una década, es todavía bastante experimental, pero el informe de tendencias "ha sido redactado también para los próximos cinco a diez años".
"Se está acelerando la inversión en materiales de próxima generación, por la presión de la sostenibilidad, y vamos a presenciar un renacimiento en esta área los próximos cinco años. Veremos aplicaciones en construcción, nuevos chips semiconductores y en automoción".
Añade que el gobierno de la India ha patrocinado la academia de McKinsey específicamente para el grafeno, aunque "hay otros tipos de materiales 2D que se están desarrollando y espero ver un gran crecimiento".
Y para el final de la conversación queda la inmensa décima tendencia, referida a las energías limpias. Todo un universo.
"Se está acelerando a medida que la gente entiende el desafío climático que pende sobre nuestras cabezas", explica, bajo la premisa de que hay muchas aproximaciones diferentes a esta cuestión: "Hidrógeno, materiales eléctricos e incluso la fusión nuclear… no sabemos cuáles de esas tecnologías se impondrán", cita como lo más innovador.
El punto actual es que hay financiación y "están emergiendo muchas compañías. Hoy en día la electrificación está lanzada y los ejecutivos de las grandes compañías tienen cada vez más debate sobre la sostenibilidad ambiental, la energía… y el coste de la energía, que también tiene gran impacto sobre el negocio".
Pero, pese a que la electricidad sea la clave evidente y, a la vez, algo cotidiano, en este punto parece que el futuro es más difícil de predecir.
El hidrógeno, como posible tecnología para almacenar energía, "tiene sus ventajas y desventajas, y todavía cuestiones científicas y tecnológicas por resolver".
Y la fusión nuclear (no confundir con la fisión, que se práctica en las centrales nucleares), explícitamente mencionada en el informe, es todavía muy experimental, aunque "hay compañías en todo el mundo, en Alemania, Canadá, Francia… trabajando ya en ello".
"No puedo decir si serán capaces de resolver los problemas tecnológicos, pero esta tecnología [la fusión] está cambiando el juego en una dirección diferente", concluye Ivan Ostojic, considerando las implicaciones en infraestructura. Y, desde el punto de vista del regulador y las gigantescas inversiones necesarias, el dilema de si tras decantarse por una tecnología pudiera surgir otra que la cancele.
En resumen, "hay un largo camino por delante para resolver las cuestiones, pero son tecnologías que debemos tener en nuestro radar. No decimos que todas tendrán éxito, sólo que la tendencia, en conjunto, es muy importante".
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