De Lugo a Riga hay unos 3.700 kilómetros por carretera. Pero a saber qué distancia real recorren los datos de un punto a otro, saltando entre hubs y líneas de comunicaciones. Haciendo un cálculo un tanto grosero, el viaje de los datos llevaría unos 12 milisegundos en un recorrido equivalente a la carretera.
Eso debió ser, aproximadamente, lo que pudieron tardar en arrancar los motores de un dron ubicado en el "histórico" aeropuerto de Jelgava (Letonia), a poco más de 15 kilómetros de Riga, desde el momento en que un dedo situado en Lugo pulsó un botón para transmitirle la orden.
El extraordinario experimento internacional, desarrollado el pasado 19 de octubre, debía servir "para comprobar la conexión por internet" entre operadores móviles de diferentes países, verificar la interoperabilidad y la capacidad de controlar un dron a tan larga distancia como la que separa Lugo de Jelgava a través de redes comerciales.
Evija Plone, líder de proyectos de innovación de la operadora letona LMT, explicó a D+I los detalles más relevantes de un ensayo en el que participó un consorcio multinacional con una cincuentena de compañías, liderado por la española Indra.
"Fue un gran éxito", proclama Plone. "El vuelo [del dron] fue desarrollado por el proyecto ECSEL Comp4Drones, cuyo objetivo son las tecnologías de concepto claves para la seguridad y autonomía de los drones, y cómo elevar el nivel de esa autonomía. En ello las redes móviles juegan un papel muy importante".
Piloto en Lugo
Para la ejecución de este experimento, el piloto que pulsó el botón para el despegue y el control de vuelo se emplazaron en las instalaciones de Indra en el aeródromo de Rozas, en Lugo.
El vuelo, como tal, no requería más intervención del piloto porque estaba programado automáticamente. Pero, "los mayores desafíos e incertidumbres eran la conexión por internet y cuánta sería la latencia. En pantalla se comprobó que el control en la estación de tierra [en España] y la transmisión de vídeo tuvieron una latencia muy, muy baja, no perceptible por el ojo", señala Plone. "Eso quiere decir que los operadores móviles ofrecen hoy un excelente servicio".
En todo caso, si hubiera surgido alguna emergencia, el piloto habría tenido que reaccionar desde España.
Con ello, estima, queda verificada la eficacia de "las conexiones entre los operadores, los parámetros de la red móvil y que esta es segura para vuelos autónomos".
Previamente, LMT había preparado la prueba de forma meticulosa con "una solución" de su partner austriaco Dimetor, especializado en control remoto de aeronaves no tripuladas (UAV).
La plataforma AirborneRF de Dimetor utilizó todos los datos disponibles, "como si fuera un gemelo digital", para simular el desarrollo de la misión y recomendar los parámetros de vuelo más adecuados.
Otra precaución previa fue realizar 14 ensayos del vuelo en diferentes puntos de Letonia, "unos en áreas urbanas, otros en el campo, en zonas boscosas con muchos árboles. Lugares con distintos tipos de obstáculos, para calcular la cobertura por todo el país y también a diversas altitudes de vuelo: a ras de suelo, a 40 metros, a 60, a 90 y a 120 metros, para comparar coberturas".
Cobertura a 90 metros de altura
"Obtuvimos resultados muy valiosos", añade Plone. "Tuvimos buena cobertura, sin perder la señal, en todas las alturas y en todos los vuelos. Los mejores datos fueron a 90 metros, donde no hay árboles ni casas que interfieran la fuerza de la señal o la calidad de la red. Antes no se había comprobado, no le importaba a nadie, pero hemos visto que entre 60 y 90 metros es la altura óptima y más segura para el vuelo".
No obstante, reconoce un cierto sesgo en estas pruebas, "porque el nuestro es un país muy plano, con bosques y no muchas áreas urbanas. La mitad de la población vive en Riga y no tenemos montañas ni colinas".
"No sería fácil replicar estas experiencias en España o Francia, por sus condiciones geográficas", prosigue. "Es un gran reto para sus operadores de telecomunicaciones. Pero estamos muy satisfechos con nuestros resultados y ahora estamos seguros de que la red es una infraestructura muy segura para operaciones seguras de drones en el futuro".
En cuanto al papel de Indra, "un socio excelente", en la prueba definitiva de vuelo, Plone subraya la experiencia de la compañía española en el vuelo de helicópteros que próximamente podrán ir sin piloto, a la vez que dispone de un sistema de ATM (Air Traffic Management) en toda España.
"Y también está preparada para suministrar ya un sistema UTM [control de tráfico de drones], lo que para nosotros es todavía un futuro lejano, no para el año que viene, sino dentro de cinco o siete…", concreta.
Volar entre distintos países
Hace un par de años, LMT hizo otra prueba muy llamativa, sobre la capacidad de cruzar la frontera de Letonia a Estonia con un dron. Validó la idea de que el UAV podía cambiar de una red móvil comercial a otra (y de compañía de telecomunicaciones, al saltar a otro país) sin perder la conexión con su centro de control, volando más allá de la línea de visión del piloto.
Aunque la charla con Plone tuvo lugar durante la reciente conferencia 5G Techritory, ella reconoce que en realidad la prueba de vuelo no lo fue tanto con conexión 5G.
Utilizó "en un 80 u 85% la red de 4G. El dron, de manera autónoma, intentaba en todo momento captar la mejor señal disponible para conectarse, pero el 5G está todavía en fase de construcción de infraestructuras [en Letonia]… Nosotros tratamos de extraer el máximo de la capacidad del 4G, que es una red muy buena y segura. Y todavía no hemos llegado al límite".