Si les hablo de una empresa española, con sede en San Francisco, llamada Intelygenz es muy probable que no la conozcan. Si añadimos a la ecuación que, entre sus clientes, figuran BBVA, Vodafone, BMW o Dolby, la cosa comienza a ponerse interesante.
Fundada en 2002, cuenta a fecha de hoy con 185 profesionales y fue adquirida en octubre del pasado curso por la también española VASS. En su larga trayectoria, Intelygenz ha ido pivotando su eje de actuación, desde una consultoría de amplio espectro (desde grandes proyectos de transformación digital a ser una de las empresas que testaron las famosas Google Glass) hacia una enseña especializada en automatización inteligente de procesos e inteligencia artificial. Mucho más acorde con su nombre, sin duda.
"Intelygenz comenzó con unas miras muy amplias pero, si miras bajo el capó, lo que hay es sólo una organización de ingeniería muy técnica. Al principio, buscaba espacios abiertos donde innovar, pero en los últimos diez años se especializó en una compañía centrada en la automatización profunda de procesos digitales".
Lo dice Chris Brown, el Chief Operating Officer de Intelygenz desde 2016, en entrevista con D+I - EL ESPAÑOL. Recuerda el directivo que esta casa fue pionera en implementar prácticas de inteligencia artificial en producción, creando metodologías específicas de automatización en muchos procesos empresariales. Y no se confundan: esto va más allá de la simple implementación de robots al uso.
"La automatización robótica de procesos (RPA) es una buena tecnología, basada en un conjunto de reglas. VASS históricamente ha tenido algunas capacidades de RPA. Pero nosotros estamos en la arena de la automatización de procesos digitales, uniendo múltiples aplicaciones, moviendo y dando forma a los datos para conseguir resultados que pueden medirse muy fácilmente, ya sean de reducción de costes, mejora de la calidad, aumento de capacidad o, incluso, de creación de nuevos mercados o productos. O todos ellos juntos", explica Brown.
"Por eso, la automatización de procesos digitales trata de automatizar un proceso de extremo a extremo, y lo hacemos a nivel de API. La automatización robótica, sin embargo, está orientada a procesos ligeros y fáciles, con una gran cantidad de 'low-code'. Nosotros entramos en niveles más profundos, lo que nos requiere una cierta inteligencia artificial integrada para poder tomar algunas decisiones y clasificaciones, además de contar con capacidad generativa dentro de ese proceso", añade.
En busca del proceso... y del caso de uso
Habla Brown de procesos muy profundos dentro de las empresas que son susceptibles de ser automatizados. Pero ¿cómo se llega a esos procesos?
"Ahí nos toca trabajar muy de cerca con nuestros clientes, no somos expertos en cada industria y no podemos saberlo todo acerca de un proceso muy personalizado que tiene una empresa que es único para su negocio. Ellos son quienes conocen bien su operativa y nosotros traducimos lo que quieren lograr en forma de flujos y procesos", detalla el COO de Intelygenz.
Esta cooperación es esencial ya no sólo por esa necesidad de traducir en lenguaje técnico las necesidades de un negocio, sino porque esta automatización inteligente de procesos atañe a partes operativas muy delicadas de las empresas. Esas capas que, en caso de que se produzca cualquier error, podría dejar a la compañía en la estocada, parada o con graves problemas de cara al mercado.
"Además del desarrollo técnico, debemos tener una hoja de ruta para la gestión del cambio, en el que se valore el nivel de riesgo que se quiere correr y la velocidad a la que implementar esta tecnología. Los equipos operativos son muy conservadores, y lo son por una razón: si algo sale mal, son sus puestos los que se ven en peligro. Por eso no se trata únicamente de desarrollar tecnología o mover datos, sino de cómo implementar todo eso de forma que la empresa sea capaz de absorberlo", indica Brown.
El mantra de la inteligencia artificial
Al hablar tanto de automatización inteligente de procesos, es inevitable ceder a la tentación de mentar la inteligencia artificial, el mantra que lleva con nosotros desde los años 40 pero que parece omnipresente en nuestros días.
"La IA es, efectivamente, una tecnología antigua que está viviendo ahora un momento de 'hype'. Pero nosotros llevamos trabajando con ella desde hace diez años, pasando de las expectativas a la implementación. Hemos visto cómo ChatGPT y la inteligencia artificial generativa permitían a grandes franjas de personas consumirla y, de ese modo, se exponían a esta tecnología y la comienzan a explorar, ven la IA como algo más real. Pero hay un mundo enorme fuera de esta herramienta, que se está acelerando en los últimos tiempos", detalla Chris Brown en entrevista con D+I - EL ESPAÑOL.
"Las cosas que sabíamos hace dos años ya no sirven porque todo ha avanzado. Ya no usamos las mismas técnicas y ahora se aceleran todos los cambios a apenas seis meses. Nosotros somos agnósticos desde un punto de vista tecnológico para podernos mantener en la vanguardia de lo que sucede, necesitamos poder trabajar detrás de cualquier firewall, de OpenShift, de la tecnología que sea. Necesitamos saber lo que hay dentro de la empresa. Y esa curiosidad natural, que comparte nuestro equipo, nos permite sacar máximo provecho de los avances en IA".
La compra por parte de VASS
Chris Brown se muestra optimista con la adquisición de Intelygenz por la consultora española VASS, materializada en octubre del pasado año: "Es la unión correcta porque, para nosotros, era muy difícil abordar un mercado global y hacer todo el esfuerzo de crecimiento que requiere. Dentro de un grupo como VASS eso es mucho más abordable. Podemos combinar nuestras habilidades técnicas y la presencia internacional para escalar nuestra tecnología a muchos más mercados. Además, podemos tomar escala en cuanto al talento con habilidades específicas de IA, que tiene una gran demanda".