Es la realidad ordinaria detrás de lo extraordinario. La cara menos visible de la transformación digital y, sin embargo, su corazón bombeante de sangre hecha de unos y ceros. Hablamos de los centros de datos, esas instalaciones que desde fuera parecen almacenes al uso y, por dentro, son toda una amalgama de cables, luces y racks. Y aunque llevan décadas entre nosotros, lo cierto es que los propios data center están evolucionando a la misma velocidad que la propia disrupción tecnológica que todos vemos.

Este mes se ha celebrado en Madrid una nueva edición de DCD, el evento de cabecera para los profesionales de este particular nicho de actividad. Escenario propicio para conocer las principales tendencias hacia donde evoluciona lo que soporta la evolución misma. Y hablamos, en ese sentido, de un creciente interés hacia los megadatacenter (principalmente a causa de los grandes proveedores de servicios y las firmas de 'collocation') en paralelo, paradojas de la vida, al despliegue masivo de microdatacenters e instalaciones modulares. Tirando del hilo de esto último vemos una adopción notoria de los centros de datos en el extremo (y ya verán cuando lleguen los coches autónomos, por ejemplo).

Si nos atenemos a detalles más técnicos, parece que la gran apuesta a medio plazo es acabar con la refrigeración en los centros de datos (aunque hay voces que creen que estamos exagerando la obsesión por ahorrar electricidad a costa del rendimiento a largo plazo de los equipos). Sobre la sempiterna dialéctica entre pasillos fríos o calientes, la apuesta de un servidor pasa por la combinación de ambos modelos en instalaciones sin falsos suelos (todo cable visto al aire) y paredes ventiladas. Añadan a la receta inteligencia artificial dentro del propio CPD para su gestión automatizada y tenemos el centro de datos 5.0.

Hacer estos pronósticos de futuro, por parte de la industria, no es algo inocente. Los retos de almacenamiento que se esperan para dentro de una década, la demanda de mayor agilidad y flexibilidad, la estrategia hacia la convergencia y la hiperconvergencia o el atractivo uso de infraestructuras open source requieren de una respuesta a la altura. En eso está la industria del centro de datos y eso que disfrutaremos los demás... aun sin saberlo.

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