Hace unas pocas semanas se celebró en Barcelona el SmartCities Expo World Congress 2018 con más de 700 ciudades participantes y récord de asistencia. El crecimiento de las ciudades es imparable. La población mundial aumenta a razón de 9.600 habitantes por hora según me indica un contador en internet mientras estás leyendo estas líneas. Los flujos migratorios en todo el mundo, especialmente de las zonas rurales a las urbanas, no han dejado de aumentar.

Cada semana, 1.4 millones de personas se trasladan a las ciudades según la Organización de Naciones Unidas, que estima que frente al 55% actual, el 68% de la población mundial vivirá en ciudades en 2050. O lo que es lo mismo, 2500 millones de personas más. Si existían en el mundo 10 megaciudades en 1990, en 2014 ya eran 28 y serán 43 para el 2030.

Las nuevas tecnologías se presentan como aliadas imprescindibles para resolver los retos a los que gobernantes y ciudadanos de todo el mundo tienen que hacer frente. Las ciudades tienen que ser más habitables y capaces de poder proporcionar condiciones de vida saludables con menores niveles de polución y congestión, gestionando la energía, el agua, el transporte, y el acceso a internet para el progreso y acceso a trabajos de más calidad. Y no a cualquier precio, es esencial que sean sostenibles e inclusivas para todos.

Ante estos desafíos, las ciudades y organizaciones públicas están adoptando metodologías de toma de decisiones basadas en datos que les permitan entender la realidad actual, los patrones de evolución y, en última instancia, hacer predicciones fiables para ser capaces de tomar las mejores decisiones. Una ciudad inteligente no sólo soluciona problemas, sino que los predice y los previene. Lo datos son claves en este proceso, y no sólo al servicio de los dirigentes, sino también de los propios ciudadanos que cada vez exigen más transparencia y quieren ser partícipes y dueños del uso que se hace de ellos.

Internet de las cosas, inteligencia artificial, machine learning son herramientas para desarrollar los modelos predictivos que hacen uso de la ingente cantidad de datos que produce una ciudad, sus edificios y sus habitantes y que es almacenada en Data Lakes en la nube de forma segura y escalable.

¿Tienes WiFi en el servicio de autobuses urbanos de tu ciudad? En la vecina Oporto, los autobuses además de ofrecer este servicio a los pasajeros, son verdaderos “sensores” móviles que recogen datos en tiempo real para diseñar patrones de movilidad urbana, gestión de la flota o información del tráfico, además de reducir la brecha digital entre los habitantes de la ciudad.

No sabemos si las ciudades de nuestros hijos se parecerán a las de las películas de ciencia ficción, pero de momento “conversar” con la ciudad ya es posible gracias a los servicios de voz y chatbots, o usando realidad aumentada. Las ciudades de Nueva York, Las Vegas, Atlanta, Los Angeles, o los estados de Georgia, Utah y Mississippi en Estados Unidos han creado servicios de voz basados en Alexa para que los ciudadanos puedan informarse del pago de sus impuestos, el estado de sus parques, reportar problemas, saber cuánta agua consumen y pagan, ponerse en contacto con departamentos o recibir información sobre cómo reciclar correctamente.

El taxista que me condujo a la SmartCity Expo en Barcelona me pregunta que qué feria es esa. Le cuento que es sobre ciudades que tratan de ser más habitables y sostenibles. Me contesta, “¡eso sí que es un tema importante!, mi trabajo es estar todos los días en el tráfico y respirando el aire de las calles y mi hija adora esta ciudad, quiere crecer y vivir en ella toda su vida, así que cualquier mejora para nuestros hijos merece la pena”. Todo un “SmartCitizen”.

Pilar Torres, responsable de Sector Público para España y Portugal de Amazon Web Services