Marzo ha resultado un mes muy de mujeres. Desde las manifestaciones del día 8, hasta la anécdota de NASA -que se podría elevar a categoría- de este martes, un día después de la jornada Big Ideas 2019: se cancela el anunciado como histórico primer paseo espacial de dos mujeres a la vez. En la Estación Espacial Internacional sólo hay un traje de astronauta que encaja con sus tallas... 

Y, puestos a señalar fechas de marzo, es muy rotunda esta primera cita de altas ejecutivas tech españolas relatando sus experiencias y sus sugerencias para arreglar desajustes y desigualdades del mundo. La paupérrima estadística que dice cuántas niñas (y niños, que también flojea) van a seguir el camino de una educación superior en física, matemáticas, arquitectura o ingenierías no se enderezará expresando fervientemente el deseo de cambiarla, o fingiendo que son materias sencillas y alegremente divertidas al alcance de cualquiera. Sin esfuerzo. Advierte Isla Ramos, CEO adjunta de Save The Children, que si escasea el entusiasmo por aventurarse en profesiones de tecnología es porque la exigencia nunca termina. «Hay que reinventarse cada día», para adaptarse a una evolución continua. Eso asusta.

El ser humano se puede entregar al deseo y las emociones para alcanzar un objetivo extremo, pero raramente para correr una maratón sin final. Para eso hacen falta firmes motivaciones. Nos lo contó Asheesh Advani, CEO de Junior Achievement: "De joven oí hablar sobre Warren Buffet, pero no teníamos nada que ver: él creció en América, yo nací en India y crecí en Canadá. Ser como él no significaba nada para mí. Pero cuando conocí a alguien con orígenes similares a los míos que había alcanzado el éxito, me convencí de que yo podía lograrlo también".

Que muchas de las directivas en grandes compañías tecnológicas españolas muestren en público su perfil y se hagan ejemplo, que expliquen lo que hacen, lo que han logrado y lo que aún quieren hacer, será una gran herramienta para romper mitos y estimular motivaciones. Una cura de realidad tangible puede ser mucho más eficaz que cualquier expresión sublimada de deseos.