Hay gente que piensa que la construcción no está pensada para ser hecha por el ser humano". Partiendo de esta premisa, la digitalización en el sector inmobiliario se hacía imperativa, una necesidad más que una oportunidad. Máxime si añadimos un elemento más a la ecuación: la demanda de nueva vivienda en las grandes urbes está disparando los precios de las mismas, mientras que la productividad de la industria del ladrillo está bajo mínimos de las últimas décadas.
Así lo ha reflejado Manuel Jimenez, de la londinense (aunque prestigiosa) Bartlett School of Architecture, durante Rebuild 2019, evento que ha reunido a más de 9.000 profesionales de este particular mundo en la capital española. Un experto que no duda de las inmensas posibilidades de lo digital aplicado a la construcción, especialmente en dos aspectos clave: la impresión 3D y la robotización de edificios para hacerlos más prácticos y útiles.
Empecemos por la primera de las dos tendencias. Sin ir más lejos, la propia NASA y otros organismos de investigación internacionales están trabajando en equipos capaces de producir edificios completos mediante fabricación aditiva, algo fundamental para colonizar planetas sin cargar con el enorme peso de estos elementos y pudiendo aprovechar los materiales naturales de Marte (para empezar). Sin olvidar la magia, el encanto, de poder fabricar algo "en el mismo aire, sin necesidad de moldes", lo cual trae consigo un auténtico cambio de paradigma en un sector poco acostumbrado a construir las casas por el tejado.
En el segundo de los casos, la robotización de las viviendas va mucho más allá de la domótica o la automatización de tareas de toda índole. Y es que, como también adelantaba Jiménez, estas tecnologías pueden ser usadas para la recombinación de edificios. Concepto algo abstracto para neófitos en la materia, pero que en definitiva implica que se puedan reconstruir espacios de manera simple con diferentes usos.
Algo así como convertir, en apenas minutos, un hogar en una oficina, a base de módulos robotizados, pudiendo aprovechar el lugar al 100% durante toda la jornada. Sin duda, una solución creativa ante la falta de viviendas en las ciudades, pero de dudosa aplicación en un futuro inmediato.