Ha pasado ya tiempo suficiente desde la publicación del decreto que declaraba el estado de alarma en nuestro país para poder analizar cómo se ha comportado el sector de las telecomunicaciones y para vislumbrar cómo esta crisis va influir en su evolución.
El confinamiento de la población ha traído consigo un incremento importante en el tráfico de las redes de telecomunicaciones, así como un cambio en los patrones de uso de las mismas dependiendo de la franja horaria, y que con toda seguridad viene motivado por la actividad laboral, la educación online y por las actividades de ocio relacionadas con el consumo de contenidos.
En esta situación entra en juego otro elemento a tener en cuenta. Por motivos de seguridad de las personas, se cancelan las actividades de los operadores que impliquen una actuación física en los hogares. Con el inicio de la crisis, la gestión y configuración de servicios de telecomunicaciones se lleva a cabo también de forma remota.
Nos encontramos, por tanto, en una realidad en la que la demanda de servicio crece, el patrón de uso no es fijo y se evita la interacción física en la gestión de la red. Todo ello en un momento en el que el sector de los fabricantes de telecomunicaciones, liderados a nivel mundial y desde Europa por Ericsson, se estaba preparando para un futuro que incluyera todas esas demandas a través del desarrollo de estándares ETSI, como NFV, MEC, ENI y ZSM.
Por otra parte, hay que destacar también la actitud de los operadores, que conscientes de la gravedad del momento y del papel fundamental que jugaban los servicios de telecomunicaciones, han sabido reaccionar de forma altruista y profesional. Así, no han dudado en aumentar gratuitamente los paquetes que ofrecen a sus usuarios en un momento en el que sus negocios no corrían peligro debido a que la ausencia de portabilidades limitaba la fuga de clientes.
Además, han añadido valor a sus respectivas ofertas en tres ámbitos diferentes. Primero, en el ámbito de los contenidos, especialmente en los relacionados con el entretenimiento. En segundo lugar, han añadido valor en el ámbito de la capacidad, llegando a aumentarla de forma ilimitada en muchas situaciones. En ambos casos lo han hecho a pesar de ser conscientes de que estas decisiones iban a provocar una demanda adicional sobre un sistema cuya resiliencia iba a ser puesta a prueba. Finalmente, han añadido valor en el área de la variabilidad de la demanda en la gestión del servicio. Cada tipología de uso está asociada a una tipología diferente de servicio. Así, mientras que los contenidos elevan la demanda sobre el ancho de banda, el teletrabajo requiere tiempos de respuesta más rápidos para facilitar la interacción con los sistemas y entre las personas.
Todos los que formamos parte del sector Telco estamos familiarizados con los nuevos estándares que asociamos a 5G, tales como la virtualización (ETSI NFV) -que permite el despliegue virtual de capacidad adicional-; el edge computing (ETSI - MEC) -que optimiza la distribución cercana al usuario de los recursos en la red para mejorar el servicio-; la inteligencia artificial en los sistemas (ETSI ENI) -que, entre otros, se encarga de predecir la demanda para que los operadores puedan adaptarse a la misma-; o la automatización (ETSI - ZSM) -que facilita la gestión del servicio minimizando la interacción-.
Aunque algunos de esos estándares están en construcción, los operadores han sabido destilar las esencias de los mismos para aplicarlas a los sistemas que están por venir, a tecnologías y servicios para los que no fueron diseñados. Por eso valoramos que los operadores estén siendo capaces de superar -con nota- los retos a los que en estos momentos se ven sometidas las redes de telecomunicaciones. No hay mejor garantía para la implementación futura de la nueva generación móvil 5G y fija 5FG.
No sé si la población está siendo consciente de esta aportación de valor del sector de las telecomunicaciones en esta situación. Si no fuera así, quizá debería buscarse alguna forma de recordárselo, porque creo que esta crisis sería mucho más dura si los empleados no hubieran podido seguir trabajando, los estudiantes avanzando en su formación, y todas las personas comunicándose y compartiendo contenidos con sus familiares y amigos.
Miguel Ángel García Matatoros, director general de Blue Telecom Consulting