La economía mundial, la europea y especialmente la española, están inmersas en una profunda recesión. Empresas y autónomos sufren y, por ende, se destruye empleo. Es clave ser creativos, es momento de innovar en la estrategia a implementar, para salvar a los protagonistas que impulsan la economía, que generan crecimiento, que crean empleo y, por tanto, riqueza y bienestar en los países.
Entre las distintas líneas estratégicas que se pueden llevar a cabo, deseamos poner foco en una que permita a estas empresas no solo sobrevivir, sino también generar más valor, crecer en facturación y en ventas, escalar su modelo geográficamente, incrementar la eficiencia, gestionar la transformación cultural y el cambio digital, crear más empleo y de calidad; y ser más sostenibles y responsables con el entorno.
Hablamos de las gestoras de fondos de capital riesgo, no de todas, sino de aquellas cuya ecuación persigue, bajo la supervisión de la CNMV, maximizar la rentabilidad de los inversores, sujeta a alcanzar los objetivos anteriormente citados y con un claro alineamiento en valores con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), en tanto en cuanto, maximizar la rentabilidad y colaborar para mejorar el mundo no son retos excluyentes, sino complementarios, necesarios, obligados e irrenunciables.
Simplificando las distintas acepciones de Fondo de Capital Riesgo, se trata de un fondo de inversión cuya característica fundamental es que en la mayor parte de los casos suele invertir en empresas no cotizadas. Pondremos foco en dos tipos: en las venture capital, que invierten en compañías en un estado temprano del negocio, como son las conocidas startups, y por otro lado, en el private equity, que invierten en compañías con un modelo de negocio contrastado, que cuentan con un histórico de trayectoria y flujos de caja, y que cuentan con un modelo potencial de alta escalabilidad y elevado crecimiento internacional, y que se denominan scaleups. Dos segmentos con empresas, emprendedores y equipos humanos que necesitan ayuda.
La estrategia no consiste simplemente en inyectar liquidez y aportar músculo financiero a las empresas. Además, se debe centrar en ayudarles a superar retos, generar crecimiento y escalabilidad internacional a través de un acompañamiento en la gestión y en su transformación, contando con equipos experimentados y especializados. Se trata de convertir esas compañías en empresas de mayor valor añadido, con el fin de consolidarlas. Por tanto, hablamos, por un lado de una potente 'vacuna' de financiación, y por otro de un riguroso cuidado y tratamiento curativo de mentorización y gestión, todo ello de la mano de excelentes gestores de excelencia.
Los actores institucionales, tanto de carácter público como privado -hablamos especialmente de la administración pública y del sector bancario en su conjunto- tienen una oportunidad para cumplir un doble objetivo en esta crisis sanitaria, económica, social y empresarial. Optimizar el uso y la rentabilidad de sus recursos económicos y, a la vez, dar un impulso a las empresas de nuestro país, y por ende a las personas: emprendedores, empresarios y trabajadores.
Abordando el rol del Sector Público en este ámbito, si bien algunas Administraciones públicas ya lo hacen, especialmente a nivel europeo a través del BEI (Banco Europeo de Inversiones) y a nivel nacional vía AXIS, la sociedad de capital riesgo del ICO (Instituto de Crédito Oficial), todavía existe un gran recorrido en nuestro país, especialmente a nivel autonómico.
El sector público debe asegurarse de que el capital llegue a la economía real, que se optimice su gestión y que se recupere el capital invertido con una interesante rentabilidad, lo que permitirá continuar realizando más inversiones y multiplicando este balón de oxígeno para otras empresas. Sin olvidar que se canalice hacia sectores estratégicos, responsables y sostenibles.
Analizando la posición del sector bancario, la digitalización y la entrada de nuevos actores como las Fintech o las BigTech ha incrementado la competencia en el sector, quitándoles parte de su tarta. Este jaque al sector financiero, junto a otros factores que comentaremos más adelante, han mermado la rentabilidad de la banca suponiendo un problema de sostenibilidad en su modelo de negocio.
Surge, para la banca, la urgente e imperiosa necesidad de generar ingresos, de mejorar el margen y de ofrecer un valor tangible, deseable y monetizable, que suponga un punto de inflexión. Y además hacerlo con foco en el cuidado reputacional de la entidad y en los valores. Estamos ante uno de los principales retos del sector bancario, que precipita de forma obligada su transformación cultural, digital y estratégica.
Con foco en el cambio estratégico, desde el punto de vista de producto y de servicio, y orientados a la búsqueda de nuevas soluciones que generen valor al cliente, observamos cómo las entidades bancarias, a través de sus áreas de banca privada, están apostando por fondos de inversión de capital riesgo.
Deben buscar las alternativas de inversión que optimicen la ecuación rentabilidad / riesgo para sus clientes, y además comunicar su buen hacer responsable con la sociedad y el entorno.
Ante un escenario de tipos de interés en mínimos, con un entorno de turbulencia e incertidumbre en sectores como el bursátil, el de renta fija o el real state; los profesionales de la banca privada requieren de otras alternativas innovadoras, en las que poner foco para diversificar el riesgo, complementar y obtener rentabilidad para sus clientes. En este sentido, la banca internacional lleva delantera a la española en la toma de posiciones, donde ya ha demostrado tener excelentes resultados colaborando con gestoras de capital riesgo.
Por otro lado, además del objetivo de generar rentabilidad para los clientes inversores y ahorradores de la banca, se debe cumplir el objetivo de generar valor y ayudar a las empresas en las que invierte el fondo, tal y como hemos comentado anteriormente. Y desde el punto de vista del negocio bancario tradicional, permitir a la entidad crecer en la comercialización de otros productos de financiación e incluso realizar cross selling con sus parabancarios.
Las gestoras de capital riesgo son la clave para dinamizar la economía del país, apostando por fondos que ayudan a las empresas a crecer, a generar empleo y bienestar. Estamos en la era de la Economía Colaborativa y en estos momentos, más que nunca, jugar en equipo y buscar sinergias es esencial. Por ello, la colaboración entre los actores, públicos y privados, como la Administración Pública, el Sector Bancario y las Gestoras de Capital Riesgo, es más que necesaria para la recuperación.
No podemos permitirnos, como país, estar en el vagón de cola, del tren europeo y mundial, en asuntos estratégicos como este. Hablamos de salvar empresas y personas.
*** Manuel Bonilla es Partner and Executive Director of Operations at LUA fund.