Intenso movimiento de piezas en pocos días el que se ha vivido en el tablero de juego de la nueva moneda digital europea. Esta vez, con mención especial para España, que tiene motivos para reivindicar protagonismo, pero tendrá que actuar de forma ágil y contundente si no quiere quedar en segundo plano.
El pasado 22 de septiembre, apenas unos días antes de las elecciones en su país, la ministra de Estado alemana para la Digitalización, Dorothee Bär, firmaba con la ministra de Finlandia Sirpa Paatero una declaración de apoyo a la propuesta de regulación sobre la identidad digital europea.
Un día después, era el secretario de Estado alemán y CIO del Gobierno, Markus Richter, quien suscribía con el secretario de Estado de Países Bajos, Raymond Knops, un pronunciamiento similar, llamando a trabajar juntos en el campo de la identidad digital.
Podría decirse que ambos son ‘viejos conocidos’ para nuestro Gobierno. Dorothee Bär había firmado el 29 de julio con la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, “un Memorándum de entendimiento para compartir buenas prácticas en el ámbito de la identidad digital a nivel técnico, normativo y operativo”. Un acuerdo de cooperación que prevé “la puesta en marcha de un piloto transfronterizo para un ecosistema europeo de identidades digitales con el objetivo de contribuir al Marco de Identidad Digital de la Unión Europea”.
Markus Richter lo comentaba con estas palabras: "Celebro la cooperación con España para probar nuevos enfoques tecnológicos, como la identidad autosuficiente. Nuestro objetivo común es siempre una identidad digital segura y al mismo tiempo fácil de usar para los ciudadanos de la Unión Europea”.
El 22 de septiembre, coincidiendo con la rúbrica de las alianzas alemanas con Finlandia y Países Bajos, Alastria (asociación para el desarrollo de tecnologías blockchain, especialmente en el sector financiero) anunciaba un cambio en la dirección general. Juan Jiménez Zaballos, responsable de Fintech, Blockchain y Data Science para GCB (Global Corporate Banking) en Grupo Santander, sustituía a Montse Guardia. ¿La reacción de Ana Patricia Botín?
Alastria dispone, gracias al trabajo técnicamente impecable del equipo liderado por la exdirectora general, de los desarrollos más avanzados del mundo (desde luego los más competitivos de Europa) en identidad digital. Soluciones como el DNI digital son una referencia indiscutida. Pero es Alemania la que parece estar tomando la iniciativa, así se teme en el sector, a tenor de los movimientos que va realizando en solitario. El acuerdo con España le abre la puerta a la tecnología de Alastria; su músculo diplomático, el aliento de su industria financiera y su influencia en Bruselas le confiere el liderazgo necesario para capitalizarla.
Tengamos esto presente: quien controle la identidad digital controlará el mundo financiero, porque es la tecnología que rige la base de datos de los usuarios. Nuestro país tiene una oportunidad (y no se dan muchas de esta naturaleza, dada nuestra posición tecnológica) gracias al trabajo realizado en Alastria. ¿Conseguiremos mantenernos en la avanzadilla también en el plano político y de negocio? Es imprescindible que Carme Artigas y el Ministerio reciban todo el respaldo posible ahora que todavía podemos entrar en esa batalla.
El futuro del dinero digital se decide en dos capas que se están construyendo sobre la base de la Distributed Ledger Technology (DLT), un sistema de registro de la información con tecnología blockchain: una capa es la del acceso, la identidad digital; y la otra es la de la aplicación, es decir, la moneda digital. Es importante coger silla en la toma de decisiones de alto nivel en cualquiera de esas dos capas, y España lo puede (lo debe) hacer no en calidad de acompañante de Alemania, sino como un partner tecnológico necesario.
En el sector financiero y tecnológico circulan distintas versiones para explicar por qué nuestro país corre riesgo de descabalgarse en un asunto tan propio como el de la identidad digital, en el que ha recibido un aplauso y el reconocimiento internacional generalizado. Algunas son sencillamente pintorescas. Lo que no hay duda es que entidades como Santander, que han probado su potencial tecnológico en este terreno aprovechando la capacidad de testeo que le confiere su condición de banco global, no va a permitir que el sistema financiero germano les deje como un actor secundario. Y tampoco las delegaciones de consultoras como Ernst & Young, Telefónica o PwC tienen la menor intención de ello.
En la carrera del lado de las aplicaciones parece más complicado hacerse un hueco. El Banco de Pagos Internacionales acaba de anunciar que el prototipo de monedas digitales de múltiples bancos centrales (mCBDC), desarrollado en el denominado proyecto mBridge, ha demostrado el potencial de uso tanto de las nuevas divisas como de la tecnología de contabilidad distribuida (DLT) para pagos y liquidaciones transfronterizas, más baratas y seguras.
El BPI trabaja en mBridge junto a cuatro entidades: la Autoridad Monetaria de Hong Kong; el Banco de Tailandia; el Instituto de Moneda Digital del Banco Popular de China; y el Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos. Pero no hay que olvidar que un tercio de los miembros del consejo de administración del BPI son los gobernadores de los bancos centrales de Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Francia, Italia y el Reino Unido. De modo que, por ahí, la puerta está cerrada.
La plataforma para liquidaciones mCBDC ha conseguido completar transferencias internacionales y operaciones de cambio de divisas en segundos, a diferencia de los varios días que normalmente se requieren para completar cualquier transacción utilizando la red existente de bancos comerciales. Opera las 24 horas del día, los siete días de la semana y, según el informe del proyecto, el coste para los usuarios se puede reducir hasta a la mitad.
Tanto por la trascendencia que han adquirido nuestros principales bancos, como por una cuestión de soberanía digital, España tiene que estar presente en el diseño de la futura identidad digital europea con los galones de los que se ha hecho acreedora por su condición de pionera tecnológica. Es una batalla que merecemos ganar.
La victoria del SPD en Alemania quizás contribuya a equilibrar las cosas y sirva de ayuda a España para recuperar posiciones en el plano institucional, por la cercanía política con el Gobierno de Pedro Sánchez. Con buen ritmo negociador, y siendo conscientes de que el as ha caído de nuestro lado, hay que saber capear estos meses de transición y diplomacia germana y recuperar el liderazgo de Alastria en Europa.