Un enclave de luces de neón, noches que no tienen fin y casi siete kilómetros de una gigantesca avenida, el Strip, coronada a cada uno de sus lados de una sucesión casi infinita de hoteles, casinos, espectáculos del Circo del Sol y restaurantes franquicia de chefs televisivos. Las Vegas es uno de esos lugares míticos, únicos en su esencia, dignos de ser visitados al menos una vez en la vida.
Más allá del vicio (del juego a los placeres de la carne, pero eso casi daría para otra columna), lo cierto es que la ciudad de Nevada es un extraordinario escenario, con una ingente oferta hotelera y gigantes auditorios, para acoger grandes eventos de toda índole. Sí, también aquellas citas de primer nivel del sector tecnológico.
Las Vegas era sede, antes de que la covid-19 rompiera con las viejas costumbres, de congresos que acogían a decenas de miles de personas de compañías como IBM, Red Hat, McAfee, Adobe, Cisco... La nómina es prácticamente interminable. Incluso Oracle decidió pasar su mítico congreso en San Francisco, que colapsaba toda la ciudad, a la capital de las apuestas.
Los neones también alumbraban la cita anual de Amazon Web Services, el brazo armado del gigante del comercio electrónico en la arena cloud. Reinvent, cita a la que D+I lleva acudiendo puntualmente los últimos años, acogía a 60.000 profesionales antes de que la pandemia hiciera estragos.
Pues bien, esta será la primera gran convocatoria que volverá a los escenarios de Las Vegas en apenas unas semanas. Será con un formato más reducido, adaptado al formato híbrido, pero que denota una cierta vuelta a la normalidad tras la apertura de las fronteras de Estados Unidos a muchos países el pasado ocho de noviembre.
Por supuesto, D+I estará en este evento para dar buena cuenta de todo lo que allí suceda. Por lo pronto, será el estreno de Adam Selipsky como CEO de Amazon Web Services tras su nombramiento en mayo en sustitución de Andy Jassy, ahora capo del grupo entero. Una decisión que sorprendió a algunos, pero que es viva muestra de una realidad incontestable: si la división de comercio electrónico es la que suma facturación y sus diferentes variantes de entretenimiento le otorgan la fidelidad de los consumidores, la unidad de servicios en la nube proporcionan el margen de beneficios que cualquier empresa desearía.
AWS abrirá el melón este diciembre, pero sólo será el anticipo de lo que está por venir: el Consumer Electronic Show (CES 2022). La gigantesca feria que nos robaba todos los días de Reyes vuelve el próximo enero con 1.700 empresas confirmadas y unas 20 grandes conferencias.
Además de las marcas con más solera del mercado de consumo (la propia Amazon, Google, LG, Samsung, Sony, Intel, Qualcomm...), en los últimos años este evento ha ido emprendiendo un particular viraje hacia terrenos muy alejados del B2C. De nuevo vemos la búsqueda de más márgenes en el segmento profesional y, lo más importante, de valor añadido frente a una industria tan 'commoditizada' como la de la electrónica de consumo.
No dejó muchas dudas al respecto Gary Saphiro, máximo responsable del CES, durante una conferencia con prensa internacional ayer: "Habrá mucha tecnología en alimentación, salud, coches eléctricos y, especialmente, en aeroespacial". Ya tenemos claves de dónde se está posicionando la innovación en estos momentos y no es en los teléfonos móviles, ordenadores ni relojes inteligentes.
Tampoco el CES 2022 será lo mismo que era antaño: la mayoría de los asistentes serán norteamericanos, con apenas tres de cada diez llegando desde distintos polos del mundo. ¿La causa? En países como China se siguen exigiendo extremas cuarentenas a los viajes internacionales que impiden cualquier desplazamiento de este tipo. Pero, sea como sea, al menos la ciudad de los neones y el 'cartón-piedra' volverá a ser el epicentro temporal de la industria digital como siempre lo ha sido.