Desde hace un tiempo, en las empresas estamos viendo las dificultades de mantener una buena salud no solo física de los empleados, también mental y financiera. Este último rasgo no se ha tenido en cuenta en mucho tiempo, pero ahora es cada vez más necesario.
En la Asociación en la que participo contamos con una comunidad que promueve la salud y el bienestar de los trabajadores y en fechas recientes hemos realizado un pequeño encuentro sobre el particular, con la intervención de ponentes de primera línea que han comentado los distintos aspectos en el área propia sanitaria, la valoración de las entidades de gestión a futuro y la propia experiencia del día a día.
Lo que nos indican los datos es, de forma general, que las dificultades financieras son cada vez mayores y que nos encontramos con muchos trabajadores que, aun siendo conscientes de la problemática, no tienen a su alcance medidas para solucionarlo.
Los números, como digo, hablan por sí solos: el 39% de los empleados tiene problemas para cubrir gastos cada mes y el 40% no puede mantener el nivel de vida prepandemia.
El estrés financiero es palpable ya en nuestras plantillas. Acumular deudas genera una situación de estrés que conlleva irritabilidad, cambios de humor, problemas gastro intestinales, todo ello derivado de tres factores desencadenantes:
- el primero de ellos de inadaptación que genera alarma y aumento de la frecuencia cardiaca,
- el segundo de resistencia a la situación,
- y un tercero de alternación hormonal que nos vuelve a dejar en el punto de partida en cuanto a cómo comienza esta situación que nos arrastra.
Hoy por hoy, debemos partir de unos hábitos para mantener nuestra salud financiera, al igual que mantenemos unos hábitos saludables a la hora de conservar la salud física y nos hemos acostumbrado a ello en el día a día.
Muchos pensarán que es fácil decirlo, “si se llega a fin de mes” expresión que utilizamos de forma cotidiana para afirmar lo contrario, el no llegar a fin de mes, y que sobre todo en los últimos años, se ha afianzado con las diferencias salariales, congelación de sueldo, acrecentadas en las últimas crisis sufridas.
En la anterior crisis económica, nuestros políticos comentaron que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades, y que, por ello, la repercusión estaba siendo mayor, teniendo un gran impacto esa afirmación de no llegar a fin de mes, porque estaba pasando en muchos hogares.
Ni que decir tiene que esta afirmación fue desafortunada en un momento, además, de gran corrupción y donde los salarios estaban congelados o a la baja.
Si los salarios no son suficientes vamos a generar aún más situaciones de estrés entre los trabajadores. ¿Y qué salario es suficiente? Podríamos tener un abanico de posibilidades para definir la suficiencia en cada persona, pero pensemos en la cobertura de gastos mensuales y la parte esencial del mantenimiento del ahorro para imprevistos.
Para conseguir esto debemos partir del conocimiento de nuestras necesidades que, como base mínima, nos permiten conocer esos gastos a los que sí o sí debemos hacer frente. Cubierta esta parte, pasaremos a las necesidades financieras y a los imprevistos, que tienen que regirse por unos puntos concretos, que parten de esos análisis de los ingresos, fomentar un plan de ahorro y de inversión, definir aquellos gastos que son fijos y variables y, por último, controlar el nivel de deuda.
Está claro que estas pautas son personales. Y después nos encontramos con cada empresa, que son distintas y que aplicarán una u otra medida, con el fin de ayudar a la salud financiera de sus empleados.
Como empresa tenemos que contextualizar dónde están nuestros empleados, analizar los perfiles, las zonas de gestión y hemos de marcar unos objetivos de lo que creemos que podemos mejorar, con herramientas que nos permitan trabajar a corto plazo como pensando también, en el largo plazo, en el futuro de los empleados.
Debemos de tener en cuenta todas las cantidades que se precisen invertir y ajustarlas al presupuesto realizando un buen plan de comunicación que permita transmitir todas las opciones de ahorro a los empleados, haciendo seguimiento de las medidas puestas en marcha.
Tenemos que conseguir que cada una de las medidas llegue a nuestros empleados y tenemos que ayudarles a encontrar alternativas desde la educación financiera, cuidando esta parte de la salud, que es parte de nuestro bienestar personal.
En la ponencia, una frase que se repitió por varios participantes y que es importante aplicar en estos casos, porque tendemos a “preocuparnos mucho y ocuparnos poco”. Así que démosle una vuelta y valoremos ocuparnos de lo consideramos una preocupación con nuestras plantillas, y esto lo es.
*** Mercedes Vázquez es directora de RR. HH. de Asistencias Carter y miembro de la Asociación Española de Directores de RR. HH..