El presente de las fintechs en España se escribe en femenino. La representación de las mujeres en este sector es ya del 66% según la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI). Sin embargo, únicamente 2 de cada 10 cargos ejecutivos los desempeñan mujeres. Y aunque todo parece apuntar que es una tendencia al alza, el hecho de que aún nos estemos fijando en estos porcentajes es señal de que todavía queda mucho recorrido.
Lo cierto es que cada vez son más las organizaciones en general —y las fintechs en particular— que reconocen que incorporar tecnolíderes en sus equipos directivos no es solo una cuestión de igualdad, diversidad o inclusión, sino de rentabilidad.
La mujer toma el 80% de las decisiones de compra del mercado, es titular a nivel mundial del 52% de las cuentas corrientes bancarias y actualmente no se siente atendida, entendida ni satisfecha por los servicios financieros. Estamos ante una oportunidad de negocio sin precedentes. Y para aprovecharla bien, debemos provocar un cambio real, desde dentro hacia fuera. Lo que implica una mayor contribución de mujeres tecnolíderes en los consejos de administración y un desarrollo más inclusivo de servicios y productos financieros.
La presencia de las mujeres en puestos de liderazgo ayuda en multitud de objetivos, pero especialmente en tres: a mostrar puntos de vista diferentes en la toma de decisiones, a incrementar la productividad y a tener mejores resultados para futuras generaciones. Dicho de otra forma, existe una gran correlación entre el número de mujeres líderes en una empresa y la eficacia de la misma.
Pero igual de importante es que haya más mujeres en fintech como que se predique más el liderazgo femenino. En este ecosistema, donde conviven dos de las industrias más masculinizadas —finanzas y tecnología— las mujeres líderes suelen haber “mimetizado” comportamientos masculinos.
Cuando a los 29 años acepté el cargo de CMO en una fintech internacional, siendo la única mujer y la persona más joven de todo el comité, parecía que la única manera de liderar era sumándome al carro de la competitividad, agresividad e impaciencia. No era para nada sencillo mantener mi diferencia femenina, pero apostaba firmemente por un estilo de liderazgo colaborativo, comunicativo y empático.
Hoy, años más tarde, me reafirmo en la relevancia de practicar y promover este liderazgo femenino. Que esté dotado de propósito y más centrado en las personas, que sea más asertivo (y menos agresivo), que sea más interdependiente (y menos independiente), y, sobre todo, que sea sostenible a medio y largo plazo.
Porque la conclusión es que, sin duda, las fintechs y el liderazgo femenino son un binomio perfecto del presente y futuro para mejorar la vida financiera de las personas e impactar positivamente la sociedad donde vivimos.
*** Miriam Ballesteros es directora de Marketing de HeyTrade.