Distintos informes nos recuerdan una y otra vez que el peso relativo de la industria española en el Producto Interior Bruto (PIB) se ha ido reduciendo de forma lenta pero imparable durante las dos últimas décadas.
Algunos factores que tradicionalmente se han vinculado a este problema incluyen el pequeño tamaño de las empresas españolas en comparación con otros países como Alemania, los costes salariales y la productividad, la inversión en I+D y, finalmente, los costes energéticos, los cuales se han disparado este último año. Sin embargo, este panorama podría cambiar debido al tremendo impacto que están teniendo las tecnologías exponenciales en la industria 4.0.
Este asunto se viene investigando durante los últimos cinco años por consultoras de prestigio aportando lecciones importantes. Por ejemplo, en el estudio del año 2017 de BCG, titulado 'Five Lessons from the Frontlines of Industry 4.0' (Cinco lecciones desde el frente de la Industria 4.0), se incluyen tecnologías que están reorganizando la producción, como, por ejemplo, fabricación aditiva, realidad aumentada, robots autónomos, big data y analíticas, computación en la nube, ciberseguridad, integración de sistemas horizontal y vertical, internet industrial de las cosas y simulaciones.
En 2019, McKinsey iniciaba una serie de publicaciones que giraban en torno al concepto de empresas líderes de la Industria 4.0. En dichos trabajos los autores analizaron 1.000 plantas de fabricación para poder presentar 16 ejemplos que podían servir como 'faros' de las que extraer importantes lecciones en forma de tres mega tendencias y factores. La primera es la conectividad, la cual puede crear vínculos entre nodos de red discretos, así como mejorar la visibilidad. La segunda es la automatización, que puede incorporar ciertos mecanismos de respuesta, automatización y movimiento remoto flexibles. La tercera es la inteligencia, que ayuda a automatizar el reconocimiento de eventos y su traducción para la toma de decisiones mejorada.
Los trabajos de McKinsey también destacan otros nueve factores que merece la pena recordar. El primero es el capital humano versus automatización. Las fábricas más avanzadas no despliegan tecnología para reemplazar trabajadores humanos. La consecuencia es que los empleados de producción pueden acceder a trabajos menos repetitivos y más interesantes. El segundo es la innovación abierta y ecosistemas complejos. Las empresas líderes son parte de ecosistemas complejos en conexión con la triple hélice de la innovación (sector público, privado y educativo), así como emprendedores y empresas de capital riesgo.
El tercero es la importancia del tamaño de la empresa. Las tecnologías exponenciales y la convergencia acelerada han acercado la innovación no sólo a grandes empresas, sino que también las medianas y pequeñas pueden alcanzar ese impacto utilizando soluciones y casos de usos que no requieren grandes inversiones. La cuarta son las economías emergentes y desarrolladas. Las empresas líderes no sólo pertenecen a economías desarrolladas, sino que muchas proceden de China, Europa del Este y zonas emergentes. La quinta plantea que las instalaciones anticuadas no son el problema. De hecho, algunas de las empresas líderes contaban con instalaciones anticuadas y equipamientos antiguos heredados y, sin embargo, alcanzaron con éxito la transformación de las operaciones existentes.
Con relación a las distintas actualizaciones de estudio centrado en los 'faros' de la industria global, D+I publicó en septiembre del 2021 un artículo titulado 'Asia concentra la mitad de las fábricas innovadoras: el Foro Económico Mundial (WEF) avala el atraso industrial de Occidente'. En dicha noticia se indicaba que el WEF añadía 21 nuevas fábricas a su red mundial de líderes en el uso de tecnología, de las que 13 estaban en Asia y tres en Europa.
Estas nuevas fábricas elevaban el total de la lista hasta los 90 miembros de la red. Pero lo más importante era que el WEF nos alertaba que la industria manufacturera global se estaba quedando atrás en la adopción de tecnologías de la industria 4.0. El dato es preocupante, pero puede ser una oportunidad para España, ya que más del 70% de las empresas están atrapadas en el llamado "purgatorio piloto" y sólo un grupo de fabricantes líderes pueden implementar la fabricación avanzada a escala, generando nuevos valores y experiencias de los clientes dentro de la fábrica o en todas las cadenas de valor.
La conclusión es clara. En un momento tan disruptivo España puede revertir la tendencia de las últimas décadas apostando de forma decidida por la Industria 4.0 y las tecnologías exponenciales para salir del purgatorio piloto en el que no está sola.
*** Paco Bree es profesor de Deusto Business School.