Hace unas cuantas columnas escribí ESGT, la T de tecnología es clave. En ella hablaba sobre Andrea Bonime-Blanc, su interesante libro “Gloom to bloom” y el artículo que escribió en el Foro Económico Mundial: It's time we added a letter to ESG. Here's why.
Andrea comparte su visión sobre por qué debemos agregar la T de 'tecnología', cuando todo lo relativo a ESG está en evolución. Y nos explica el papel que juegan varias tecnologías como la ciberseguridad, inteligencia artificial, IoT, robótica, automatización…
Dicha columna acababa diciendo: “En resumen, vemos claramente que ESGT permite crear organizaciones digitales con propósito y que las TIC no son solo un facilitador, sino el arma estratégica clave.”
Pensando en el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia y en los fondos EU NextGen, pensé que la T tiene un valor mucho mayor. No por ser un firme creyente del poder transformador de la tecnología, sino porque hay otro factor clave que empieza por T, el TALENTO.
Hablamos mucho de la transformación dual (verde y digital) en la que estamos inmersos; pero me da la impresión de que tendemos a olvidar que el objetivo de estos fondos es que se incremente el potencial de crecimiento de los países y que se genere empleo sostenible.
Para alcanzar este segundo objetivo es muy importante que nos tomemos en serio las recomendaciones del resto de Europa... y una fundamental gira alrededor de la empleabilidad: tanto del sistema educativo orientado a personas que van a acceder a su primera experiencia laboral, como de profesionales en activo que necesitan actualizarse o que quieren reorientarse profesionalmente; pasando por gente que está desempleada y en búsqueda activa de nuevas oportunidades laborales.
Los famosos upskilling y reskilling (o reciclaje profesional) cobran gran importancia en un contexto en el que entre setenta y cinco y trescientos setenta y cinco millones de trabajadores deberán cambiar de categoría ocupacional antes de 2030 debido a la automatización, la inteligencia artificial y la digitalización, según el estudio 'Jobs lost, jobs gained: workforce transitions in a time of automation' elaborado por McKinsey Global Institute.
Por otro lado, el Foro Económico Mundial, en colaboración con Willis Towers Watson, publicó un libro blanco (Human Capital as an Asset: An Accounting Framework to Reset the Value of Talent in the New World of Work) con el que pretende crear una especie de ROI llevado al talento; proporcionar a las organizaciones un modelo para remodelar la contabilidad del capital humano. Las personas somos el mayor activo de las organizaciones y si podemos medir el rendimiento de las inversiones que las empresas hacen en sus empleados, deberíamos conseguir formular políticas de recursos humanos mucho más enfocadas. Qué mejor incentivo que poder medir cómo la inversión en las personas está aumentando el capital humano de la empresa, cómo facilita mejoras en el desempeño de los equipos y cómo contribuye a la consecución de mejores resultados de negocio,
En conclusión, si queremos construir colectivamente un futuro más justo, sostenible y resiliente es básico que prestemos atención a iniciativas como la radiografía de talento digital impulsada por la Mobile World Capital Barcelona y la Generalitat de Catalunya; y que invirtamos muy bien los fondos europeos. No se trata solo de apagar fuegos en el corto plazo, debemos poner unos cimientos sólidos para que nuestra economía evolucione y se adapte a las demandas actuales.