Justa antes de poner fin al año 2021, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó por fin las bases que van a regular todas las convocatorias para la concesión de las ayudas del programa 'Kit Digital', la primera gran medida digital vinculada a los fondos europeos Next Generation y que tiene como meta algo tan fundamental, pero complicado a la vez, como es impulsar la digitalización de pymes y autónomos en España.
Y su importancia radica no sólo en eso, en que sea el primer gran proyecto digitalizador del tejido productivo que se convierte en realidad, sino en el programa en sí mismo, que arroja unas cifras poco frecuentes hasta ahora cuando se habla de inversión pública en el ámbito digital y tiene un impacto potencial que, si se hacen bien las cosas, puede ser verdaderamente transformador.
Empecemos por las cifras. Una de las más relevantes es, sin duda, la cantidad de inversión pública que se pondrá sobre la mesa, 3.067 millones de euros para el periodo 2021-2023. De ellos, 500 millones de euros se destinarán a la primera convocatoria, que llegará en breve e irá destinada a las empresas de entre diez y 49 empleados.
Pero el programa no sólo es relevante por la inversión prevista, que se verá incluso multiplicada por la aportación que se realice desde el sector privado, sino también por el alto número de pymes y autónomos que se prevé puedan beneficiarse de estas ayudas: entre 1,2 y 1,35 millones.
Con estas cifras está altamente justificada la expectativa que ha generado en el sector digital esta medida que fue anunciada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a finales de enero de 2021 durante la presentación del Plan de Digitalización de las Pymes 2021-2025.
Meses de trabajo han sido necesarios para diseñar las bases de este programa, con una consulta pública que recibió más de 900 respuestas y cambio de nombre incluido (ha pasado de llamarse 'digital toolkit' a 'kit digital'). Y es que este programa acapara un tercio de todas las ayudas que el Gobierno destinará a la digitalización de las pymes y autónomos del país.
Y ahora llega lo más importante: conseguir que todo el trabajo realizado en estos meses y la millonaria inversión anunciada lleguen a sus destinatarios finales, y sobre todo, que las ayudas sean realmente un catalizador que consiga que las pymes y los autónomos españoles estén totalmente digitalizados una vez concluya el programa.
Doces meses claves
El programa tiene otra cifra menos apabullante que las correspondientes a la inversión o a los potenciales beneficiarios, pero que también es clave para que el plan sea realmente un éxito: esos doce meses durante los cuales las pequeñas y medianas empresas del país tendrán subvencionadas las herramientas que les ayudarán a impulsar su digitalización.
Doce meses que son tan importantes o más como el tiempo que han dedicado desde la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial y la entidad pública Red.es a preparar este programa. Y es que de nada habrá servido todo el esfuerzo y el dinero invertidos si, transcurrido este plazo, la gran mayoría de las pymes no mantienen ninguna de las herramientas y los servicios subvencionados.
En ese año, estos empresarios y autónomos tienen que convencerse de su utilidad, tienen que comprobar que realmente consiguen hacer que su negocio se desarrolle de forma más ágil y sea más rentable y tienen que lograr todo esto sin que el uso y puesta en marcha de su kit digital les suponga un quebradero de cabeza.
Y aquí entra la responsabilidad de los que se han denominado agentes digitalizadores, aquellas empresas tecnológicas que se encargarán de ofrecer los servicios que son subvencionables con este 'kit digital' del Gobierno y que desempeñan un papel imprescindible para convertir en una realidad la digitalización del 99% de las empresas del país.
Dejar en manos de los que entienden de herramientas y servicios digitales y de los que conocen realmente lo que necesitan sus clientes es, a priori, una buena idea. Y es que el Gobierno era muy consciente de que un pequeño empresario no tiene ni tiempo ni recursos para valorar qué es lo que realmente necesita en materia de digitalización.
Ahora depende de estos agentes que cada pyme y autónomo que reciba estas ayudas instale el kit digital que realmente necesita su negocio y no incorpore un montón de herramientas y servicios que no luego vaya a utilizar sólo por el mero hecho de cobrar la subvención.
Parece que hasta ahora han aceptado el guante lanzado por el Gobierno. Acompañan sus kit digitales con formación, asesoramiento y diagnóstico y han establecido alianzas entre ellos para dar ofertas completas (aunque habrá que comprobar que parte de responsabilidad tiene el que la bases obliguen a las grandes compañías a subcontratar la mitad de los productos subvencionados).
La importante es que tras esos doce meses, la pyme esté dispuesta a destinar una parte de su ajustado presupuesto a pagar esas herramientas y servicios sin ningún tipo de ayuda o subvención. Y para ello, tiene que estar convencida de que son realmente útiles y de que va a supone una diferencia real en el día a día de su negocio el utilizarlas o no.
Nadie esta ahora mismo para tirar el dinero. Ni el Gobierno con unas ayudas que Bruselas analiza con lupa, ni las empresas tecnológicas en un entorno altamente competitivo, ni las pymes y autónomos que deben garantizar que cada euro que invierten tiene un retorno real.
Como en todos los inicios, la voluntad por parte de todos los actores es que todo esto salga bien, conscientes de que España tiene una oportunidad como nunca ha tenido hasta ahora de llevar a la digitalización al corazón de su economía. Pero doce meses pasan rápido, muy rápido. Esperemos que el esfuerzo realizado por todos ellos haga que este plazo sea más que suficiente.