La llegada del Covid-19 a nuestra vidas y el confinamiento han acabado con uno de los grandes tabúes de la sociedad: la salud mental. Un tema de vital importancia, pero que, hasta la fecha, había ocupado un papel secundario tanto en el ámbito personal/individual como aún más en el profesional.
Por suerte, en los últimos meses, estamos viendo como la salud mental y el bienestar han comenzado a ser centro de debate en el Congreso, pero también entre amigos, familiares, compañeros de trabajo, con quienes ahora hablamos abiertamente del estrés, la dificultad para conciliar el sueño, los miedos e inquietudes, e incluso problemas de ansiedad en el trabajo. Poco a poco nos sentimos más cómodos manifestando los retos a los que nos enfrentamos para alcanzar el bienestar físico y mental. Un apartado que, aunque no lo parezca a simple vista, también repercute en la recuperación económica de las empresas y el rendimiento de sus equipos de trabajo.
Sin ir más lejos, una mala salud mental puede reducir el rendimiento de nuestro equipo en hasta un 35%, según el informe ROI in Workplace Mental Health Programs: Good for People Good for Business.
Las compañías cada vez son más conscientes de que estos problemas afectan a sus equipos: en España, el estrés laboral provoca casi el 30% de las bajas laborales, que se prolongan durante una media de 83 días; y el 24% de los trabajadores españoles reconoce tomar tranquilizantes de forma habitual, según datos oficiales del Instituto Nacional de la Seguridad Social.
Del mismo modo, los empleados, especialmente las nuevas generaciones, ya no solo miran la retribución económica, esperan que su compañía se preocupe por ellos y les ofrezca otras ventajas que complementen su salario. Unas ventajas que no solo deben de ser ayudas para la comida o el deporte, ahora, las empresas tienen la posibilidad de demostrar su compromiso con el bienestar de sus empleados.
En un mundo tan acelerado y en el que estamos expuestos a tantísimos estímulos, es importante tener la información y herramientas adecuadas para conservar nuestra estabilidad mental y emocional. Y aquí, la tecnología juega un papel fundamental sobre todo por la exposición a los nuevos formatos de trabajo como el remoto.
Actualmente, el esfuerzo económico, la falta de tiempo, la vergüenza o la desinformación son las principales barreras que encuentran las personas para pedir ayuda. Sin embargo, la tecnología ha ayudado a superar estas complicaciones, con el desarrollo de soluciones que ponen el cuidado de la salud mental al alcance de cualquier persona que posee un smartphone o un ordenador.
El acceso a la terapia online y a recursos de autocuidados no solo descarga las citas presenciales, sino que hace una enorme labor preventiva, clave para reducir drásticamente la aparición de posibles trastornos. Además, la rapidez, facilidad de acceso, la seguridad y la privacidad que aportan este tipo de aplicaciones han sido un gran aliciente para aquellas personas que tradicionalmente se han mostrado reticentes a acudir a un profesional.
Tener a un clic a expertos de todo tipo de materias relacionadas con el bienestar y la salud mental, así como podcasts y sesiones en directo permiten que el acceso a estos servicios se haya normalizado y sea mucho más habitual.
En este sentido, nuestra plataforma ayuda a prevenir y gestionar el día a día en casa o en el trabajo que son los mayores causantes de trastornos como el estrés, la falta de sueño, el burnout o incluso la ansiedad.
En definitiva, la jornada reducida en verano, las dietas o ahora el teletrabajo ya son expectativas habituales cuando una compañía quiere captar el mejor talento. Ahora que la tecnología lo permite y se ha convertido en una prioridad, ¿cuánto tardarán los empleados en rechazar ofertas de aquellas empresas que no faciliten el acceso a este tipo de plataformas?
***Adrián Viñuales, responsable de la expansión internacional de Mindgram en Iberoamérica.