El mundo actual está marcado por problemas económicos y no económicos que están estrechamente relacionados: volatilidad de los mercados, inflación, tensiones geopolíticas y guerras, crisis energética y cambio climático.
Ninguna empresa, gobierno o sociedad puede hacer frente por sí sola a retos de esta envergadura.
Es necesario cambiar para lograr unir un mundo que se encuentra fragmentado. Ese cambio debe producirse tanto dentro de nuestro propio ámbito como fuera de él, y la tecnología desempeña un papel fundamental en este sentido.
Modelos de negocio: de empresas analógicas a empresas inteligentes
Ante desafíos tales como las fuertes fluctuaciones de la oferta y la demanda, un comportamiento de compra cambiante y la creciente presión por innovar, las empresas reconocen que necesitan ser más ágiles y resilientes. Pero muchas de ellas se enfrentan a procesos fragmentados que les impiden reaccionar con rapidez a los cambios. Los datos suelen almacenarse en silos y, por tanto, no están disponibles de igual forma para todos los responsables de la toma de decisiones.
La digitalización y la automatización de los procesos básicos no sólo suponen una ventaja competitiva, sino que son fundamentales para la supervivencia de una organización.
No se trata de sustituir a las personas por tecnología. Se trata de devolver a las personas la libertad de hacer lo que mejor saben hacer: ser creativas. Con datos fiables y la ayuda de la inteligencia artificial, las empresas son más capaces de hacer un seguimiento de lo que ocurre en su negocio y las razones que lo explican. Esto no sólo las hace más eficientes, sino también más flexibles y rápidas, especialmente en tiempos de crisis.
Sin embargo, ya no es suficiente con ser resiliente como empresa particular. Se trata sólo del primer paso hacia una nueva forma de hacer negocios.
Cadenas de suministro: de las conexiones lineales a las redes empresariales transparentes
La globalización ha hecho que nuestras cadenas de suministro sean más complejas y, en consecuencia, también más vulnerables. En el punto álgido de la pandemia de COVID-19, alrededor del 94% de las empresas de la lista Fortune 1.000 tenían problemas con la cadena de suministro.
El cambio climático, la pandemia, la guerra en Ucrania y las tensiones geopolíticas en todo el mundo han puesto de manifiesto los límites de nuestros modelos económicos actuales, cuyo impacto afecta con especial dureza a los sectores agrícola, energético y de alta tecnología.
Las cadenas de suministro resilientes se han convertido, por lo tanto, en una prioridad, y la tecnología en el elemento facilitador: mientras que las conexiones lineales uno-a-uno son propensas a las interrupciones, las redes que hacen posible las conexiones múltiples permiten a las empresas colaborar con socios a lo largo de su cadena de valor e intercambiar datos en tiempo real.
La transparencia de 360 grados en toda la cadena de valor proporciona a las empresas la flexibilidad y resiliencia necesarias para navegar incluso en los entornos más cambiantes. Pueden anticiparse a los riesgos y gestionar el abastecimiento, el comercio y la distribución hasta llegar al consumidor.
Pueden optimizar los inventarios, ajustar la oferta a la demanda e identificar los cuellos de botella antes incluso de que se produzcan. En caso de interrupción de la cadena de suministro, las empresas pueden seleccionar rápidamente proveedores alternativos o más sostenibles.
El futuro pertenece a las empresas que saben cómo operar de forma rentable, resiliente y sostenible junto con su ecosistema. Y esta mentalidad, la capacidad de comprender el poder de los ecosistemas, es uno de los requisitos más importantes para resolver los retos mundiales.
Sostenibilidad: de una cuestión de imagen a imperativo social y económico
El reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) muestra que los últimos ocho años han sido los más cálidos desde que hay registros. El ritmo de aumento del nivel del mar se ha duplicado desde 1993, y el incremento de los últimos dos años y medio representa el 10% del total de los últimos 30 años. Además, con la creciente presión sociopolítica y el aumento de la desigualdad social, la importancia de la sostenibilidad está cambiando.
Los líderes empresariales sienten la urgencia desde todos los frentes. La concienciación de los inversores en torno a desafíos mundiales como el cambio climático, la contaminación y la desigualdad ha aumentado, al igual que la demanda de los clientes, que se multiplicará por siete entre 2021 y 2022.
Los empleados eligen su carrera profesional en función de los compromisos y el historial de sostenibilidad de las empresas, mientras que los gobiernos introducen nuevas normativas. La sostenibilidad, por tanto, debe convertirse en el faro que guía a toda organización, en parte esencial de su estrategia corporativa.
No hay negocio si no hay sostenibilidad, cuando se trata del planeta, la conexión entre lo digital y el clima es fundamental para resolver los problemas de la humanidad. El impulso de soluciones digitales orientadas a la eficiencia energética, la transparencia del Alcance 3, la circularidad y el intercambio de datos sobre las emisiones de carbono, en el marco de redes de colaboración dirigidas por líderes industriales y coaliciones climáticas, se convertirá en un poderoso modelo para la futura estrategia empresarial sostenible, especialmente en sectores de altas emisiones como la energía, los materiales y la movilidad.
En definitiva, la colaboración y las redes constituyen el núcleo de las soluciones a nuestros retos globales. En una red empresarial, las empresas no sólo pueden medir los aspectos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) de su propia organización, sino a lo largo de toda su cadena de valor. Registran datos verificados basados en información real, no en promedios.
Pueden presentar informes basados en un conjunto de normas ASG que evolucionan rápidamente y, lo que es más importante, pueden ir más allá de unos objetivos ambiciosos e integrando la sostenibilidad en todos sus procesos empresariales y cadenas de valor. Esto permite a las empresas crear entornos de trabajo justos y seguros, reducir la generación de residuos y descarbonizar toda la cadena de valor (Alcance 1-3), sentando las bases de la economía circular. Al fin y al cabo, las empresas son tan sostenibles y resilientes como lo sean sus ecosistemas.
En un mundo cada vez más fragmentado, en el que los desafíos globales amenazan con dividirnos, la tecnología desempeña un papel esencial para unirnos.
***Christian Klein es CEO de SAP