En plena transformación digital de las organizaciones, la inteligencia artificial y el machine learning se han posicionado como las herramientas clave para la automatización de los procesos. Hoy son incuestionables sus beneficios en las empresas que quieren evolucionar, haciendo que sean más competitivas, más eficientes en los procesos y permitiéndoles ahorrar costes.
No descubro nada nuevo si afirmo que la coyuntura de los últimos años ya sea por la pandemia y ahora con la inestabilidad global, tanto económica, geopolítica como de suministro, ha potenciado la necesidad de operar de una forma más flexible y ágil para adaptarse al cambio constante de nuestra sociedad.
Aquí es donde entra en juego la hiperautomatización, que no ha parado de crecer y sus inversiones tampoco han disminuido. De hecho, un estudio de Gartner refleja que más del 80% de las organizaciones han aumentado o han continuado con la inversión en la hiperautomatización, y más del 56% tienen una media de cuatro o más iniciativas concurrentes en marcha.
RPA, el futuro de la automatización
La industria del software de robotización automática de procesos (RPA) está ganando cada vez más importancia y ya forma parte de muchas de las estrategias de digitalización. Tanto es así que se prevé un crecimiento de la tecnología de RPA del 38.2% anual para 2030, de manera que su aplicación se convertirá en un estándar en las empresas, según un estudio realizado por Research&Markets.
En términos generales, los programas de RPA se encargan de imitar las acciones repetitivas de un humano en su interacción con un sistema digital, con el objetivo de ganar eficiencia y eliminar posibles errores.
Este tipo de automatización resulta especialmente interesante en las actividades que tienen altos volúmenes de trabajos, como por ejemplo los procesos documentales o administrativos donde hay un gran esfuerzo de clasificación de información y extracción de datos.
Los beneficios que aporta el RPA a las empresas van desde la reducción de costes hasta la evolución hacia un diseño de procesos optimizado y plenamente escalable. Además, reduce exponencialmente la ratio de horas realizadas por una persona que se necesitan para desarrollar cierto tipo de trabajos, descargando a los empleados de tareas repetitivas.
Hay que destacar también que, en comparación con otras formas de IA, la RPA es relativamente barata, fácil de programar y transparente en sus acciones. Es indudable que todos estos beneficios repercuten en una mejora de la competitividad de las organizaciones.
Sin miedo ni barreras a la innovación
Pese a que los procesos de RPA son robots con tareas específicas, pueden darse situaciones concretas en las que sea necesario tomar una decisión que no hacen los robots, y esto se resuelve sin problema con el scoring analítico.
Si queremos mejorar los pasos en la automatización de un proceso, mezclarlos con otros o incluso saltar u optimizar alguno, es la IA integrada en el robot la encargada de tomar dicha decisión, y, de hecho, a día de hoy, es la única manera de hacerlo.
Durante la fase de decisión e investigación puede surgir otra barrera: la escasez de recursos.
Se ha demostrado que el aprendizaje de RPA es más sencillo que la programación, pero, sin embargo, hay pocos profesionales cualificados para desarrollar esta tecnología, por lo que son mercados es muy demandado. Así, la retención del talento es uno de los desafíos de las organizaciones.
Automatización eficiente en cualquier industria
Observamos también como esta tecnología se está implementando prácticamente en todas las industrias, ya sea desde la banca, la energía, los seguros y las telecos, hasta en la sanidad.
De hecho, en este nuevo entorno macroeconómico marcado por la inflación, la post pandemia, la crisis energética o la guerra entre Rusia y Ucrania, la banca concretamente necesita ser más eficiente y tener procesos más automatizados y el RPA es clave para ayudar a este sector a reducir los costes operativos de manera exponencial.
En general, todas las organizaciones tienen el poder de aprovechar el enorme potencial de la IA e incorporarla en sus procesos rutinarios. No deben verlo solo como un valor añadido al cliente final, sino que, al agilizar procesos, ahorrar tiempo y rebajar la carga laboral de los empleados, las compañías pueden ser más innovadoras y competitivas.
*** Alejandro Villar es Business Development & Strategy, Analytics & AI en SAS.