El Sur de la Florida es un paisaje cambiante. Basta con tomar una postal de Miami de hace 10, 15, 20 y 30 años para entender la renovación constante. El paso del art decó con ventanas mínimas y fachadas trabajadas a los cristales con reflejos de colores.
Comprar un apartamento con vistas en un rascacielos no garantiza que en pocos meses ese paisaje desaparezca. Hay grandes posibilidades de que pronto otro edificio obstruya su recreo visual. La competencia también es eso.
Crane Watch es una web con ánimo de convertirse en aplicación que mide la cantidad de grúas. Casi como un juego, como una curiosidad, pero que dice mucho de la fiebre del oro que se vive. En España lo llamaríamos ladrillo, sin más. Otra vez.
Solo en Miami Beach en lo que va de año han arrancado las obras de 52 nuevas construcciones que se traducirán en 1.693 habitaciones de hotel, más de 690.000 metros cuadrados en tiendas y 1.465 apartamentos residenciales. No se habla de oficinas porque en Miami Beach el turismo y comercio son la gran atracción.
E11VEN y más
La noche es otra de las atracciones. E11EVEN es una marca parecida a Pacha hace 30 años. Es una discoteca, sí, pero también es aspiracional, sale en productos de todo tipo: Recuerdos, botellas de vodka, camisetas… Y, ahora también, un edificio de más de 50 alturas con centro comercial dentro, justo al lado del club.
Ya tienen el 80% vendido, permiten Airbnb (aspecto importante, y más tras las últimas declaraciones del CEO pidiendo un esfuerzo a los anfitriones) y mantienen la estética del club nocturno. Tan kitsch como atractivo para cierto nicho de consumidor que se concentra en la ciudad.
Marc Roberts, que es el impulsor de este megaproyecto, lo tiene claro. No se conforma con este mastodonte. Quiere que dos manzanas más de la calle Bourbon sigan la estela y terminan por crear un "Distrito E11EVEN". Dicen que Estados Unidos es el país de las oportunidades, un sitio para 'soñar a lo grande'; de momento, lo hacen con una inversión de 262 millones para arrancar.
Wynwood y Edgewater, el nido de creatividad
Wynwood comenzó como un conjunto de naves industriales, una zona deprimida. Edgewater antes se denominó Omni. En sus calles, al ponerse el sol, la gente no detenía el coche aunque el semáforo estuviese en rojo.
Los venture capital de Silicon Valley abren oficina en Wynwood. Los que quieren conocer el ecosistema de primera mano, dan el salto a The Hub de Office Logic, donde antes había un centro comercial.
Y, solo faltaba un detalle, la Miami TechWeek pasa a tener sede fija en Wynwood. Ambos barrios están pegados. Es cuestión de tiempo y talento, de interacción, de compartir ideas y proyectos, que todo sea uno y, milagro, se pueda ir caminando de uno a otro.
Más que con las grúas, el verdadero progreso va a llegar con los pasos de cebra.