En la actualidad, la economía digital se erige como el pilar fundamental para el crecimiento, la resiliencia y la sostenibilidad, en un entorno de transformaciones que atraviesan todos los sectores económicos y sociales. Tal es su influencia que el Foro Económico Mundial proyecta que el 70% del valor económico de la próxima década estará impulsado por la digitalización.
En este contexto, es imperativo que España defina una estrategia integral para los próximos años en la que lo digital y lo tecnológico ocupen un lugar central en la agenda.
Nuestro país está muy bien posicionado para convertirse en un referente europeo en digitalización. Para terminar de consolidar esta posición, debemos contar con una ambiciosa hoja de ruta que, por un lado, defina una estructura gubernamental dedicada a la tecnología (el nuevo Ministerio de Transformación Digital es un magnífico primer paso en este sentido) y, por otro, identifique las áreas prioritarias para impulsar la transformación digital en todos los ámbitos de la economía y sociedad.
Una de estas acciones prioritarias es maximizar la oportunidad estratégica que representan las scale-ups para el país. Si reciben el apoyo adecuado para seguir su trayectoria ascendente, estas organizaciones acompañarán al Ibex35 en tamaño y representatividad en los próximos años, conformando un tejido de gran empresa española altamente innovador.
Este impulso también se traducirá en generación de empleo, atrayendo a profesionales altamente cualificados y comprometidos con el desarrollo e implementación de nuevas tecnologías. El esfuerzo y la dedicación de estos emprendedores no solo generarán beneficios económicos, sino que también servirá de inspiración para otros profesionales, estableciéndose como referentes en el proceso de aprendizaje y desarrollo.
Además, respaldar a estas empresas se presenta como una vía para alcanzar los objetivos de desarrollo y sostenibilidad, pues son empresas que nacen con estos valores impresos en su ADN.
Aunque todavía estamos lejos de los niveles deseados, el ecosistema tecnológico emprendedor español está ante una posición de oportunidad. Iniciamos una legislatura clave y afrontamos las futuras elecciones europeas en junio de 2024 como el segundo ecosistema de mayor crecimiento de Europa. La esperanza de vida de nuestras empresas es cada vez mayor, como también lo es el número de personas a las que dan empleo, por ello, hay que seguir fomentando que nuestras startups escalen y sigan creciendo hasta convertirse en empresas innovadoras consolidadas.
La propia Comisión Europea ha señalado a las startups y scale-ups como actores estratégicos para impulsar la productividad del continente en el Programa de la Década Digital Europea, aprobado en diciembre de 2022. Entre los objetivos establecidos en el Programa destaca mejorar el acceso de estas empresas a financiación, con la vista puesta en duplicar el número de unicornios en la Unión Europea para el año 2030.
Igualmente, en 2021 los Estados miembros de la UE firmaron una Declaración comprometiéndose a implementar medidas para asegurar condiciones propicias para el crecimiento de las empresas emergentes. Como resultado, se estableció la Alianza Europea de Startup Nations (ESNA), concebida para ayudar a los Estados miembros en la consecución de dichos objetivos.
Para lograrlo, es necesario una combinación de talento, inversión y una legislación que allane el camino hacia la escalabilidad.
En este sentido, los poderes públicos pueden actuar como catalizador del ecosistema emprendedor, jugando un papel de promotor, financiador y regulador. Es innegable que a lo largo de estos años se han multiplicado los esfuerzos y avances. Los fondos Next Tech son un buen ejemplo. También la Ley de Startups, un hito pionero no solo en nuestro país, sino también a nivel europeo, que supone el primer paso del camino, pero que no puede ser un logro aislado, ya que su alcance se limita a empresas en las fases iniciales de su creación.
Por ello, es crucial ampliar el foco hacia empresas de mayor tamaño y alto crecimiento y poner en marcha propuestas, a medio y largo plazo, para generar una estabilidad que permita a las empresas emergentes posicionarse y crecer. Este plan de mejoras podría condensarse en una nueva norma: una Ley de Escalabilidad que impulse la creación de campeones digitales españoles.
El reto de la escalabilidad implica trabajar de forma conjunta, contando con la visión, experiencia y necesidades de todos los agentes, poderes públicos, empresas, academia y asociaciones. Un ejercicio ejemplar de colaboración, como lo fue la tramitación de la Ley de Startups.
Así se manifestó en el Día de la Escalabilidad 2023, celebrado el pasado 9 de octubre promovido por Adigital y EsTech. Un evento que se repetirá cada año como una fecha señalada en el calendario para evaluar los avances con respecto al año anterior en estos ámbitos, extendiendo la conversación a otros espacios y geografías.
En esta nueva legislatura que acaba de arrancar, está en nuestra mano aprovechar la oportunidad histórica que se presenta. La consolidación de empresas de alto crecimiento nos posicionará a la vanguardia en una Europa que se ha marcado la misión de crear campeones tecnológicos que favorezcan su desarrollo innovador y tecnológico.
A lo largo de los próximos meses iremos analizando en esta sección como allanar el camino. Todo ello con una visión clara: impulsar a nuestras empresas nos hace avanzar juntos hacia un futuro más competitivo que beneficiará a todos los ciudadanos y las ciudadanas, al mismo tiempo que ayudará a consolidar a España en el epicentro como Hub Digital de Europa.
***Susana Voces es presidenta de Adigital y Ana Maiques es presidenta de EsTech.