Esta idea no es nueva, ni mía, sino que fue expresada en 1994, hace casi tres décadas por el matemático Marvin Minsky. Minsky, visionario de la época, afirmó: "¿Heredarán los robots la Tierra? Sí, pero serán nuestros hijos, que los robots son el resultado de nuestra evolución cultural y tecnológica, y que, por tanto, forman parte de nuestro legado".
Uno de los debates más recurrentes y actuales debates sobre la inteligencia artificial es el de su posible superación a la inteligencia humana, y las consecuencias que ello tendría para nuestro futuro como especie. ¿Seremos capaces de controlar y convivir con unas máquinas tan inteligentes o más que nosotros? ¿Será el mundo dominado por los robots? Vamos a ir dando respuesta a este tipo de cuestiones.
Para empezar, analicemos cuál es el alcance actual de la IA. En la actualidad lo que existe es una IA enfocada en automatizar tareas específicas, clasificar elementos o interpretar datos, no se ha desarrollado una IA completamente autónoma, pero al ser una tecnología en constante evolución se esperan vertiginosos avances en los próximos años.
Otra pregunta que nos sobreviene es: ¿esto significa que según avance la IA se perderán puestos de empleo? Si miramos a nuestro alrededor, podemos comprobar que los países con la mayor densidad de robots tienen también las tasas de desempleo más bajas. La combinación correcta de tecnología y humanos impulsarán la prosperidad.
La realidad es que los humanos agregaremos valor donde las máquinas no pueden. Los nuevos trabajos se basarán en saber cómo trabajar con máquinas, pero también en cómo impulsar atributos humanos únicos como son la empatía y el sentido común. La IA nunca podrá reemplazar a las personas, sino que ayudará a implementar la tecnología en nuestro día a día.
Ejemplos de cómo la IA ha pasado a formar parte de nuestras vidas es cuando viajamos y utilizamos sistemas de navegación GPS, o preguntamos el tiempo a los asistentes virtuales como Siri o Alexa, visualizamos contenidos digitales a través plataformas en streaming como Netflix o Spotify. Muchos de los objetivos de desarrollo sostenible europeos como los avances en la salud y el bienestar, construcción de ciudades sostenibles o la producción y el consumo responsable alcanzará su desarrollo de la mano de la IA.
Los robots son, en definitiva, nuestra creación, una manifestación de nuestra inteligencia, creatividad y curiosidad y como tales, debemos educarlos, transmitirles nuestros principios, desarrollarles y acompañarles en la evolución.
En conclusión, se perderán y crearán nuevos empleos y otros, se modificarán. El número de nuevas profesiones y de trabajos modificados será mucho mayor. La IA será lo que nosotros queramos que sea y para ello debemos de alimentarla de todo lo que nos orgullece.
Los robots no son, por tanto, una amenaza para nuestra existencia, sino una oportunidad para nuestro desarrollo, nos complementará liberándonos de las tareas más rutinarias y tediosas y permitiéndonos a dedicar más tiempo a las más tareas más creativas y gratificantes.
*** Miriam Pérez es asociada de la AEDRH