Después de todo el ruido del Mobile World Congress de este año, en el que hemos podido ver todo y más… toca volver a la realidad, porque por necesidad, por miedo a perdernos algo o para distraernos de la rutina diaria, hemos creado una cultura de la innovación en nuestras organizaciones que ya no podemos gestionar con eficacia. Es más necesario que nunca replantearnos los fundamentos de nuestro funcionamiento en un panorama empresarial y de consumo en constante evolución para evitar fracturar nuestras empresas desde dentro.
Empezaré con una obviedad: la innovación y el cambio son buenos.
No hace mucho tiempo, en las empresas teníamos que obtener un permiso especial para acceder a internet en nuestros ordenadores. Sí, aunque estuviésemos en el equipo responsable de comercio electrónico. Hoy, eso es una estupidez. Ya no se entiende no estar conectado permanentemente. También, no hace mucho tiempo, menos todavía que antes, muchas organizaciones empezaron a abandonar Microsoft por lo que percibían como soluciones más innovadoras, como Google. Microsoft no era cool. Pues, hace nada, Microsoft se convirtió en la segunda empresa en alcanzar una capitalización bursátil de tres billones de dólares… y Google (Alphabet) no es la primera. Sí, Microsoft innovó.
Podría haber ocurrido lo contrario en estos dos ejemplos. Como tantas empresas tecnológicas y minoristas aparentemente indelebles, incluso las más grandes pueden fracasar si se niegan a adaptarse. Pero los responsables de éstas se dieron cuenta de que la forma en que nuestras empresas innovan debe tener una perspectiva más amplia.
Una cultura de innovación es positiva
Como empresarios, queremos que nuestros equipos piensen en lo ‘nuevo’. Queremos que nuestra cultura corporativa pueda cambiar sin problemas y satisfacer a los clientes allí donde se encuentren.
A nivel individual, formar parte de un proyecto de innovación es algo atractivo, inspirador y retador. Puede ser una distracción de quehacer trabajo diario, y que a la vez acabe impactando en él, y servir para aumentar nuestro compromiso general. Puede incluso dar a conocer a perfiles que estaban ‘escondidos’ realizando otras funciones o ampliar sus conocimientos sobre un nuevo tema, herramienta o cambio de comportamiento de los consumidores.
En este sentido, los proyectos individuales de innovación son positivos. Nuestros equipos están más comprometidos, más inspirados e invierten tiempo en formarse a sí mismos y a sus compañeros sobre la próxima gran novedad.
Dónde se rompe la cultura de la innovación
Sin embargo, la innovación o el cambio sin un plan pueden tener un efecto igualmente adverso. Por ejemplo, la respuesta obligatoria a los cambios de comportamiento de los consumidores, como el próximo TikTok, metaverso o NFT. Por ejemplo, el sector retail, muchas veces se lanza a probar las plataformas para determinar su impacto en la intención de compra.
Todavía recuerdo cuando un responsable de tecnología de una importante empresa del sector retail me dijo que la mayor parte de su inversión en tecnología en 2022 se destinaría a la creación de una tienda en el metaverso. Llamémoslo, por ejemplo ‘síndrome del objeto brillante’ o miedo a perderse el próximo Facebook. Sí, somos culpables de muchas distracciones.
Esas distracciones en conjunto tienen un coste. Una prueba de concepto (POC) para una activación del consumidor en el retail puede llevar más de 100 horas y requerir que los equipos de toda la organización opinen sobre todo, desde el cumplimiento hasta la formación del equipo de la tienda. Multiplicad esto por cientos de POC al año y tendréis una gran parte del tiempo de vuestros equipos dedicado a probar cosas que nunca llegan a hacerse realidad.
Además, muchos de estos POC se duplican con otros proyectos de la empresa, especialmente en las grandes organizaciones. ¿Nunca os ha ocurrido que estáis inmersos en un proyecto interno y de repente os topáis con otro equipo de compañeros que está trabajando en una iniciativa similar, y no teníais conocimiento de ello entre vosotros? Ocurre, ocurre con relativa frecuencia.
Y claro, esto puede tener un impacto dramático en la productividad. Los esfuerzos de transformación digital suelen ser mucho más estratégicos y estar mejor organizados, pero como microcosmos de la cuestión, la mayoría de nuestros esfuerzos de cambio e innovación no tienen éxito por falta de un plan real.
El desafío final es que todas estas distracciones multiplicadas por casi todos los equipos dentro de una organización se traducen en una falta de enfoque: falta de enfoque en nuestro trabajo diario, falta de enfoque en nuestra gente y los impactos posteriores que todas estas pruebas tienen sobre ellos, falta de enfoque en nuestros objetivos empresariales principales y falta de enfoque en nuestros clientes. El resultado es una forma de trabajar interna fracturada y una experiencia del cliente fracturada.
Centrarse en una cultura de la innovación
La clave del éxito de la innovación dentro de las grandes organizaciones requiere, para mi, cuatro enfoques diferentes para respaldar la capacidad de gestionar eficazmente el cambio sin distraer la atención del panorama general:
· Claridad de propósito: Y con esto me refiero al propósito de la empresa, más que al propósito de innovar. En otras palabras, ¿a qué deben encaminarse todos nuestros esfuerzos?
· Un enfoque coherente de los POC: Utilizad un esquema planificado para lo que está probando y lo que espera lograr que sea fácilmente accesible y ampliamente distribuido en toda la organización. Para empezar, como ayuda para reducir la redundancia de esfuerzos y recursos.
· Equipos de innovación a nivel de departamento: Estos comités deben aprobar y hacer un seguimiento continuo de los resultados de las acciones relacionadas.
· Una vía de celebración: Estableced una forma de recompensar y celebrar las pruebas exitosas que avanzan hacia la escalabilidad.
Y todo esto tiene un objetivo que no es ralentizar el proceso de innovación dentro de las organizaciones, sino crear un enfoque coherente y repetible para poder gestionarlo eficazmente junto con el trabajo diario. Centrarse un poco, y anticiparse, contribuirá en gran medida a la productividad y la eficacia de las iniciativas de innovación y de cambio, y reducirá el impacto en los equipos de apoyo que llevan a cabo estos cambios.
¿Lo intentamos?