Hace no tanto tiempo, allá por 2010, inmersos en una crisis económica que duraría al menos hasta 2014, si no es que nunca terminó, las administraciones pregonaban al unísono el mantra del emprendedurismo como solución a todos los problemas del país. Hoy, inmersos en una pandemia sin precedentes que ha dañado enormemente nuestra máquina de atraer capital extranjero, el turismo, todo apunta a que una nueva crisis económica, incluso peor que la anterior, es inevitable.
No cometamos los errores de entonces, no dejemos que se juegue con la ilusión y la necesidad de la gente, con el talento y la energía de los emprendedores patrios, porque no nos podemos permitir el lujo de malgastarlos. Esta vez no.
El desarrollo económico basado en las empresas de base tecnológica o ebts tiene que ser un pilar fundamental de la recuperación. Los productos y servicios tecnológicos suelen dejar mucho más margen en el país, además de ser muchos más fáciles de escalar y de internacionalizar. Estos ingresos provenientes de otros países insuflan oxígeno a nuestra economía y sirven para generar empleos de mayor valor añadido y sueldos más elevados que a su vez generan una economía circular local muy necesaria si se reducen de forma drástica los ingresos derivados del turismo.
Es muy importante también facilitar al máximo la creación de empresas y que estas puedan crecer. No tiene sentido que la carga administrativa de tu S.L. sea la misma si facturas un euro,100.000 euros, un millón o 10 milones. A veces pecamos haciendo difícil lo fácil y simplificando lo difícil, empresas tecnológicas con facturación menor a 300.000 euros deberían centrarse solo en escalar, finalizar o mejorar producto y vender más.
Necesitamos flexibilizar la relación empresa-empleado en este tipo de empresas. Fomentar y facilitar las stock options y que el empleado pueda ser también dueño de la empresa. Poco se escucha ya de la economía social tan popular en 2011.
El ICEX debe de incentivar a toda empresa que facture más de un millón de euros exportando, ya que, en general, quien es capaz de exportar por un millón de euros, con más recursos, podría multiplicar su facturación y esto es algo que necesitamos tanto o más como la vacuna al coronavirus.
Es muy importante también fomentar las fusiones de empresas y las adquisiciones. Hay empresas familiares que podrían crecer mucho más si se profesionalizara la gestión y otras que son demasiado pequeñas y que podrían escalar fácilmente a nivel internacional con un tamaño mayor.
Crear una empresa y validar un producto en el mercado es demasiado complicado, es mucho más interesante escalar lo que ya funciona. Una empresa con mayor tamaño puede competir mejor, aumentar sus ventas en exportaciones y colocarse como líder en un segmento lo cual incrementa exponencialmente los ingresos y los recursos para contratación de personal. Además esto, como se ha comentado anteriormente, inyecta mucho dinero a la economía local.
Necesitamos opciones de financiación similares a las de otros países. Da igual que buena sea la idea que sin una ejecución y los recursos necesarios no vamos a poder competir. Necesitamos incentivar la inversión privada, interna y externa en nuestras empresas de base tecnológica. Financiar el crecimiento es clave. Necesitamos un MAB (Mercado Alternativo Bursátil) que funcione de verdad, porque sin el incentivo de una salida a la inversión, es difícil que la gente tanto nacional como extranjera invierta. Hay que fomentar la inversión extranjera en las empresas locales. Las inversiones en renovables y el cambio de las reglas del juego, ya dejó muy tocada la credibilidad del país para mantener unas normas a medio plazo. Estas inversiones necesitan que las reglas del juego no cambien en cuanto cambia el gobierno, es necesario el consenso. España es un país pequeño en comparación con otros países con los que compite a nivel global y es por ello necesario captar dinero del extranjero para competir.
El consenso entre los diferentes partidos políticos y la seguridad jurídica es extremadamente importante. Hay cosas que no se pueden planificar para cuatro años. Los ciudadanos deben de entender y defender la importancia de las empresas de base tecnológica en la economía de un país.
Hemos hecho un gran esfuerzo en las últimas décadas financiando con fondos públicos muchas universidades para generar grandes profesionales en el campo tecnológico que ahora en su gran mayoría tienen que salir fuera del país. Tenemos que apostar ahora por ellos, lo necesitamos, no nos podemos permitir el lujo de desaprovechar este talento.
Es muy importante seguir trabajando en la relación universidad-empresa. Se ha avanzado algo pero todavía hay mucho margen de mejora. Gran cantidad del conocimiento tecnológico del país está en las universidades, y actualmente hay muchos elementos desincentivadores que hacen que la empresa tecnológica y la universidad no vayan tan de la mano como sería deseable.
Y muy importante apostar no solamente por lo digital. El internet de las cosas, inteligencia artificial, la impresión 3D y la fabricación avanzada, entre otras muchas tecnologías, tienen un grandísimo potencial para generar empleo en nuestro país. Por ello, el fomento de la inversión en actividades industriales novedosas es vital para salir de esta nueva crisis, cuyo epicentro paradójicamente es la fábrica del mundo, China.
No hay más misterio, esto es lo que hay que hacer en la actual situación.
José Manuel Baena es PhD en Biomedicina, ingeniero industrial e ingeniero en automoción deportiva y es fundador de REGEMAT 3D.