La escasez de semiconductores desatada por la pandemia ha sido uno de los principales problemas que ha sufrido la industria tecnológica en los últimos meses.
La falta de suministros ha ralentizado e incluso obligado a paralizar la actividad de este sector en Europa, poniendo de relevancia la dependencia de esta región de los componentes procedentes de otros países.
En concreto, la fabricación está concentrada en Asia, donde dominan la taiwanesa TSMC y la surcoreana Samsung, el diseño en Estados Unidos y, por su parte, la UE destaca en el campo de la investigación y en el suministro del equipamiento, con la holandesa ASML.
Con el objetivo de revertir esta falta de autonomía, desde Bruselas se han llevado a cabo varias propuestas que permitan aumentar la producción local para ganar terreno en un mercado que mueve anualmente 433.000 millones de dólares.
La meta marcado por la Comisión Europea pasa por incrementar la cuota de mercado de la UE del 9% de la fabricación total al 20% para 2030, algo que quiere conseguir mediante la ley de chips (Chips Act, en inglés).
Esta propuesta combina una estrategia de investigación con un aumento de la capacidad de producción, donde se incluye la construcción de mega fábricas, y la cooperación con terceros países para diversificar el suministro.
Pedro Mier, presidente de Ametic, la patronal de la industria digital española, explica en una entrevista con D+I que, a nivel nacional, España también tiene que hacer "una apuesta seria" para conseguir incorporarse a esta industria.
Mier explica el país necesita un proyecto estratégico enfocado en los semiconductores que implique a las empresas, las universidades y los centros tecnológicos. "Se trata de desarrollar capacidades que permitan a la industria española competir en el mundo".
"El mayor perjudicado es Europa"
P. Este año 2022 se esgrimía como el "año de la recuperación" en todas las industrias y, en particular, en la relativa a los semiconductores. Los grandes protagonistas del sector confiaban en que, a principios de este ejercicio, la escasez que azota a este sector se habría recuperado en su mayor parte, pero aún parece que queda un largo camino por recorrer. ¿Cuál es la radiografía que hace de este campo en la actualidad?
R. La industria de semiconductores está booming (en auge), todos las valoraciones de las empresas del sector coinciden en que están absolutamente lanzadas.
Por una parte, el problema que ha habido ha sido la capacidad a la hora de suministrar la tremenda demanda y, por otra, la concentración en determinados segmentos de la industria, particularmente en los de más volumen, en ciertos países. En concreto, en Asia y, sobre todo, en Taiwán y Corea.
Las razones detrás de la explosión de demanda que se ha vivido recaen en la solicitud de un mayor número de dispositivos que incorporan procesadores a raíz de la pandemia, así como su utilización en la minería de criptomonedas o en la industria del automóvil.
El sector de la automoción no jugó bien sus cartas de anticipación y eso está originando unos problemas importantes de capacidad. Se calcula que el año pasado prácticamente se dejaron de fabricar 11 millones de coches en todo el mundo y, en lo que llevamos de ejercicio, ya son 1.200.000 menos de los que se había previsto con un impacto muy fuerte en Europa. El mayor perjudicado es Europa.
¿Qué lección hay que aprender de todo lo que está pasando? Pues que hay un riesgo estratégico importante de dependencia por incapacidad de tener toda la cadena de valor en todos los segmentos y con capacidad suficiente.
Esto es relevante porque afecta a todas las industrias. Hemos visto lo que ha pasado con la del automóvil, pero va a pasar con muchas otras porque cada vez hay más equipos conectados que necesitan incorporar procesadores de algún tipo.
¿Cuáles son las razones que propician este escenario?
Hay varias cosas a tener en cuenta, algunas han sido puntuales como consecuencia de la pandemia, por ejemplo, los problemas de logística que se han originado a nivel internacional.
Otras han puesto de manifiesto, por si alguien no lo tenía claro, el error estratégico que ha cometido Occidente en general y Europa en particular a la hora de depender en un tema tan sensible de fuentes externas.
Ahora, lo que está ocurriendo, es que se está intentando reaccionar intensamente con el objetivo de recuperar parte del terreno perdido, por eso la Unión Europea acaba de publicar la ley de los Chips. Desde luego llega tarde, pero llega. Y eso es lo importante.
¿Y los siguientes pasos?
Para mí lo importante es sacar enseñanzas y actuar rápidamente para que no vuelva a ocurrir.
En ese sentido, Europa, como un todo, debe considerar que no puede seguir dependiendo exclusivamente de elementos que no controla. No quiero decir que tenga que ser autosuficiente, ni autárquica, ni nada parecido, sencillamente tiene que tener la capacidad de tomar decisiones y de estar interrelacionada con el resto de actores.
A nivel de España, es importante que el país haga una apuesta seria, igual que Europa lo ha hecho con la Chips Act.
En este sentido, Ametic está colaborando con el Ministerio de Industria para conseguir la incorporación de la industria española al IPCEI (Proyecto Importante de Interés Común Europeo) de microelectrónica, un programa mediante el cual se quiere asegurar que en determinadas áreas estratégicas para el futuro industrial de Europa se toman las medidas adecuadas a través de la participación con fondos de cada uno de los estados.
Desde la patronal hemos estado trabajando intensamente y, como consecuencia, se han presentado ocho proyectos de microelectrónicas por parte de España y el compromiso del Gobierno español de fondos de más de 700 millones para el IPCEI.
Eso es solo el primer paso, hay que trabajar a fondo y, en nuestra opinión, es importante centrarse en la tipología de semiconductores que vayan a tener un mayor número de aplicaciones en el mercado y no necesariamente los de la punta tecnológica más exigente. Es importante estar en los que van a tener más impacto en la industria.
Una tormenta perfecta que impide fijar una fecha de resolución
Hace unos días, ASML rebajaba las previsiones sobre la recuperación de este sector y afirmaba que "durante los dos próximos años la cadena de producción seguirá teniendo problemas para aumentar su rendimiento". ¿Cuándo cree que se podrá hablar de "vuelta a la normalidad"?
Es una pregunta difícil de contestar. Hay que tener en cuenta varias cosas. Se habla muchas veces de los procesadores de alta eficiencia que tienen aplicaciones en determinadas áreas, pero hay que entender que hay muchas más que precisan de gran cantidad de semiconductores sin necesidad de ser de alto nivel. El automóvil es un caso claro o el edge computing o la industria conectada.
¿Cuándo se va a resolver? Pues estamos en una tormenta perfecta porque tenemos problemas de logística, una guerra que complica todavía más las cosas… Todo combinado es difícil precisar una fecha de resolución.
Lo que no cabe ninguna duda es que no podemos tener una situación de dependencia como la que hemos tenido, tanto en Europa en general como en España en particular.
También, hace unos días Intel anunciaba una inversión de 17.000 millones de euros en Europa para la fabricación de circuitos integrados con una fábrica que, finalmente, estará en Alemania. Además, ha avanzado que planea invertir un total de 80.000 millones de euros en la próxima década para reforzar el papel de Europa en esta iniciativa. ¿Qué supondrá para Europa la materialización de esta inversión?
Habrá que ver de qué manera ese desembolso lo va a asumir la empresa o se van a hacer mediante fondos públicos, ya que la ley de Chips lo que permite es un apoyo extraordinario a las inversiones que puede llegar incluso a ser del 100%.
Lo que no hay ninguna duda es que va a haber fondos públicos muy importantes que pagamos todos los europeos y que el gobierno español debería luchar por conseguir para que parte de esas inversiones se hagan aquí, con inteligencia y lo que nos convenga, porque somos parte de los que pagamos.
El plan de Europa es hacerse con el 20% de la cuota de mercado a nivel mundial de los semiconductores para 2030. Esto requiere multiplicar por dos la producción actual. ¿Es un plan factible?
En estos momentos la producción europea de semiconductores respecto al mercado mundial es, aproximadamente, un 10%. Esto quiere decir que en 20 años se ha pasado de tener el 40% a un 10%. Ahí cada uno puede hacer las lecturas que quiera, pero es evidente el fracaso estratégico de Europa por creerse que el mercado lo resuelve todo. Los mercados no lo resuelven todo, los gobiernos y los países líderes tienen que jugar activamente.
Eso es lo que está haciendo Europa ahora y lo que no han hecho los anteriores gobiernos europeos durante mucho tiempo, que se han creído que el mercado abierto arreglaba todo y, como se ha visto, no es así.
Ahora, el objetivo que ha anunciado la Comisión Europea de alcanzar ese 10% hasta sumar un 20% se enmarca en un período de tiempo en el que se prevé que el mercado se doble. Por tanto, en realidad hay que multiplicar por cuatro esa capacidad.
Esto no es un reto pequeño, es un reto importante, pero, como todo en la vida, se puede hacer si se ponen los medios y recursos adecuados.
España en estos momentos... No voy a decir que está totalmente fuera porque está ahí la acción vía IPCEI por parte del Ministerio de Industria, pero… es insuficiente.
Necesitamos un plan nacional serio que implique a las empresas, a las universidades y a los centros tecnológicos que permita desarrollar gente formada y que asegure la participación en las iniciativas europeas que se apoyan en fondos importantes.
En esa línea, en Ametic hemos creado recientemente una comisión de empresas de semiconductores, en la cual ya tenemos más de 50 participantes, hemos liderado la participación española en el IPCEI de microelectrónica y tenemos en marcha una iniciativa para hacer un mapeo total de cuáles son las capacidades en España e impulsar una estrategia nacional de semiconductores.
Un proyecto estratégico español de semiconductores
¿Qué medidas concretas se están llevando a cabo desde Europa para alcanzar este objetivo?
Europa lo que ha hecho ha sido sacar la ley de Chips, que lo que permite es dedicar fondos públicos a la formación de personas, la atracción de talento, los medios de simulación y las inversiones industriales.
Este plan europeo se desarrolla por distintas vías, desde los programas de apoyo a la innovación hasta la financiación de incluso el 100% en las inversiones industriales.
A ello se une, como comentaba, el IPCEI, que tiene un enfoque clarísimamente industrial. Es en este marco donde España tiene que jugar sus cartas bien.
¿Y en España?
De las que se están tomando, la principal es la participación española en el IPCEI, pero hay que jugar las cartas de forma más fuerte. Necesitamos un proyecto estratégico español de semiconductores. Esto es lo que proponemos desde Ametic.
Desde la patronal vamos a elaborar un plan partiendo de un mapeo de las capacidades actuales que hay en España, que están distribuidas y, además, son poco conocidas porque no están agrupadas.
Esta iniciativa, tanto de estudio como creación de este grupo de semiconductores, pretende proponer una estrategia coordinada desde la formación al desarrollo liderada por las empresas, algo muy importante para que al final lo que hagamos sean productos y capacidades que vayan al mercado.
Esto es relevante porque no se trata de hacer "ciencia por la ciencia", sino de desarrollar capacidades que permitan a la industria española competir en el mundo.
Esto supone tener personas preparadas, centros de investigación alineados que colaboren con las empresas en su desarrollo y medios e inversiones productivas que lo permitan.
En esta línea, desde Ametic hemos lanzado una iniciativa que no solo alcanza a los semiconductores, sino también a otras áreas estratégicas: Ricardo Valle Innovation Network (RVIN), que pretende poner en comunicación a los distintos centros de innovación que quieran sumarse para, desde las necesidades de las empresas, desarrollar conjuntamente soluciones.
Así, se pretende superar el paradigma clásico de que el conocimiento se desarrolla en las universidades, después se transfiere y después llega al mercado, ya que, en ese momento, los que van más rápido ya te han pasado cuatro veces.
La idea es ir a una solución mucho más ágil en el sentido de "aquí está el problema, aquí la oportunidad". Vamos a trabajar conjuntamente con empresas y centros de investigación en los centros tecnológicos en red sobre el mismo problema para tener una solución rápida, vendible, utilizable, aprovechable.
En este sentido, ¿cuáles son las peticiones que hacéis desde Ametic al Gobierno para que España pueda desarrollar una industria de chips potente?
Las peticiones se enmarcan en fijar una estrategia nacional que cubra el desarrollo, la capacitación y la inversión con el objetivo de que la industria española, actual y futura, esté en condiciones de participar en este nuevo paradigma que, como estamos viviendo y viendo directamente, tiene tanta importancia: los semiconductores.