Un nuevo informe revela que las empresas españolas no están contando en su lucha por afrontar la actual situación de incertidumbre con el colchón y sostén que deberían constituir los fondos Next Generation. Retraso en su llegada, dificultades burocráticas y excesiva complejidad normativa son algunas de las razonas a las que aluden las empresas.
El IV Barómetro Internacional de la Innovación de la consultora Ayming, así lo refleja en el documento hecho público este 18 de octubre. En él han participado una muestra de 850 profesionales senior de I+D, directores financieros, directores ejecutivos y propietarios de empresas de 17 países para abordar el estado de la Innovación y su financiación.
En el caso de las empresas españolas, el informe es clarificador: el 65,1% afirma recurrir a la autofinanciación para llevar a cabo proyectos de innovación, por encima de los diferentes mecanismos puestos en marcha por las entidades nacionales.
Según explica Carlos Artal, director general de Ayming España, "los Next Generation y otras ayudas de la Unión Europea ya se aplican en las compañías de nuestro país, pero todavía no tienen el peso que se espera de ellos".
"Es necesario acercar a Administraciones y empresas, y además, obrar en favor de su simplicidad para que puedan llegar al tejido productivo. Ya triplicamos a países vecinos como Portugal (11,3%) o quintuplicamos a Francia (6,5%), pero aún así, tenemos mucho por delante", añade.
Pero la percepción sobre el futuro mejora, pues el sector comienza a planificar a largo plazo y a recuperar la confianza de que sus planes de innovación siguen la senda adecuada.
En este contexto, el 62% de las empresas en España considera que está haciendo suficiente I+D, 4 puntos por encima respecto al año anterior, aunque 22 puntos por debajo de antes del estallido de la pandemia.
Los Next Generation, sin 'aterrizar'
En este sentido, en declaraciones a D+I, Javier Saldaña, director de Innovación en Ayming sostiene que "se está viendo que, en general, hay menos empresas que están acudiendo a esos programas de ayudas porque están expectantes de ver qué sucede con los PERTE, con los Next Generation, que llevamos dos años diciendo que van a venir y que, salvo el del vehículo eléctrico, y convocatorias muy puntuales, no han terminado de aterrizar".
"Las empresas tienen una capacidad de innovar pero, de alguna manera, la están reservando a la expectativa de ver qué pasa con estos fondos".
Para el responsable, no obstante, la proyección es que las ayudas para innovar vayan en aumento en los próximos años -en detrimento de la autofinanciación- bien por el 'despegue' de los Next Generation o bien porque las empresas vuelvan a fórmulas de subvenciones más clásicas. "El sector está ya pensando a largo plazo de nuevo en materia de I+D, y esto se va a dar", concluye Saldaña.
Refuerza su argumentario, Carlos Artal, director general de Ayming España: "La incertidumbre a la que se llevan años enfrentando las compañías ha provocado que seamos más conscientes de lo importante que es innovar para dar solución a los constantes retos, cada vez más habituales, a los que nos enfrentamos".
"La pandemia hizo que las empresas trabajasen focalizadas a un corto plazo, pero el panorama inestable ha provocado que la I+D sea una necesidad a largo plazo y, por lo tanto, contar con los recursos internos adaptados es una demanda, y a la vez, una necesidad", argumenta.
Cuestionadas sobre el nivel de satisfacción en cuanto a la I+D que llevan a cabo, seis de cada 10 empresas se muestran conformes, cifra inferior a la media global que se sitúa en un 74,7% y por debajo de países como Italia (79,4%) o Portugal (67,9%).
Más deducciones fiscales a la I+D
En esta misma línea, el 77,8% de las compañías españolas asegura tener definido un presupuesto para I+D, que, además, para un 58,7% se incrementará a lo largo de los próximos tres años. A nivel global, un 83,8% de empresas aseguran tener definido presupuesto para innovación, que también se verá incrementado en un 62,7% de empresas.
Por otra parte, destaca también que se triplica el número de empresas españolas que se acogen a las deducciones fiscales a la I+D.
Concretamente, en 2022 las solicitaban un 15% y este año el porcentaje se sitúa en un 44,4%. A nivel global el crecimiento es inferior, situándose en 2022 en un 16,1% y en 2023 en un 20%. "Uno de los principales motivos es la generosidad del marco español, que permite recuperar aproximadamente 59 céntimos por cada euro invertido en I+D".
Este panorama es uno de los principales motivos que hace que a nivel nacional se haya incrementado en más de 10 puntos el número de compañías que demandan el servicio de especialistas en consultoría de I+D y disminuya el porcentaje de compañías que gestionan este tipo de procesos de forma interna. El incremento a nivel global llega hasta los 25 puntos con respecto al año anterior.
El 60,3% de las empresas considera que mejorar las capacidades tecnológicas propias es la prioridad a la hora de invertir en innovación. Los constantes cambios de unos años convulsos han provocado que las compañías quieran estar preparadas internamente para hacer frente a las adversidades venideras.
En un segundo lugar, sigue primando una visión a largo plazo y las futuras oportunidades del mercado para un 57,1% de las empresas como principales motores de la innovación, hecho que constata que las compañías integran la I+D en su estrategia de negocio.
En el polo opuesto, las compañías consideran que la normativa es el peor motor de la innovación, de hecho, lo consideran como un factor limitante.
A juicio del director general de Ayming España, "las trabas burocráticas y la normativa actual existente es para las compañías uno de los principales lastres para desarrollar Innovación". "Es fundamental evitar la burocracia para conformar un tejido empresarial competitivo y, sobre todo, innovador. Las ventajas económicas a largo plazo son un factor que los gobiernos deben considerar".
Por último, mientras que la pandemia ya no aparece reflejada entre las preocupaciones de las compañías a nivel global, la inflación y la guerra de Ucrania son dos factores que, a juicio de un 65,1% y un 49,2% respectivamente de las compañías españolas, impactarán de manera negativa en cuanto a sus presupuestos de I+D.
De hecho, a nivel global, la inflación y la guerra en Ucrania es un aspecto de preocupación para un 50% y 40,8%, respectivamente, de compañías. En España esta inquietud es notablemente mayor, situados incluso a nivel similar de preocupación que las empresas de Polonia (67,2% y 48,3%).