Laura Rojo es una joven madrileña de 21 años que cada día acude a sus clases en la Universidad Autónoma de Madrid, donde cursa cuarto de Física. Al mismo tiempo, colabora con dos grupos de investigación: el de nanomateriales y dispositivos fotónicos del Instituto de Física de la Materia Condensada (FIMAC) y en el laboratorio de bionanomecánica del Instituto de Micro y Nanotecnología del CSIC.
“Cuando era pequeña ya tenía predilección por las matemáticas y la ciencia. En Primaria fui seleccionada para participar en el programa EsTalMat (Estimulación del Talento Matemático), que me enseñó lo divertido que era preguntarse el porqué de lo que ocurre a nuestro alrededor”, recuerda esta aspirante a científica en una entrevista con D+I-EL ESPAÑOL.
“Desde entonces, y en gran medida gracias a mis padres, he participado en talleres y campamentos científicos, olimpiadas matemáticas y programas relacionados con la tecnología”. Uno de ellos, ya con 15 años, fue la iniciativa STEM Talent Girl (STG), impulsada desde la Fundación Asti. Un programa creado para acercar la ciencia y la tecnología a las jóvenes, despertar su curiosidad e incentivar su interés por estas materias. Con Laura lo consiguieron.
Tras un primer contacto con este mundo, en Bachillerato y durante la carrera, no solo ha tenido a mano las pocas referentes que salen en los libros, también a mujeres que le han acompañado como mentoras en diferentes etapas de su formación. Entre ellas, Laura González Llamazares, ingeniera aeroespacial con la que diseñó un nanosatélite; María Santos Lleó, astrofísica en la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés); o Ester Barrera, que la puso en contacto con la investigación en Física.
“STG me proporcionó los referentes que yo no tenía en mi entorno más cercano, y me dio alas para imaginarme trabajando en una carrera STEM [Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés], resolviendo retos y viajando por el mundo, como hacían todas aquellas mujeres”, admite esta joven estudiante. Laura viajará este verano a Finlandia para trabajar en un proyecto relacionado con materiales que podrían contribuir a desarrollar dispositivos y tecnología cuántica.
Referentes y acompañamiento
Afortunadamente, el caso de Laura no es único. Desde el programa impulsado por esta fundación, han formado ya a más de 7.000 chicas en ocho ediciones. Las acompañan desde 3º de la ESO hasta que acaban la universidad, atendiendo a las necesidades específicas de cada etapa educativa. “A lo largo de nueve meses, organizamos charlas con mujeres destacadas, talleres, sesiones de acompañamiento en el puesto de trabajo, visitamos empresas y laboratorios. Las más pequeñas descubren lo que les gusta, las mayores encuentran en su mentora personal una figura de la que aprender, en la que apoyarse”, cuenta a este medio el director de la Fundación Asti, Rubén Martínez.
Según datos proporcionados por esta organización, el 87% de las alumnas que entran en este programa optan al año siguiente por seguir la senda de las STEM, y el 48% de las que participan, porque no saben muy bien qué hacer con su futuro, acaban escogiendo alguna disciplina de esta área. “Muchas conectan tanto con su mentora, que se contagian de la pasión de esta y escogen su misma profesión, y se establecen relaciones muy duraderas”, asegura.
"No existen carreras 'de chicos' ni 'de chicas', ni es cierto que a los niños 'se les den mejor las matemáticas' o a las chicas 'trabajar con las personas'”
Entre las más de 500 orientadoras repartidas por todo el territorio nacional está Sara García. Esta ingeniera en informática es actualmente la responsable de la iniciativa RETECH Ciberseguridad del Incibe (Instituto Nacional de Ciberseguridad) y desde hace seis años mentora voluntaria de la fundación. “La iniciativa no solo surgió para despertar vocaciones, también para ofrecer información sobre estas materias y que las chicas puedan tomar la decisión sobre a qué dedicarse en el futuro desde el conocimiento”, explica.
Unos argumentos que también comparte María Comín, responsable de Educación K12 en Microsoft España y, a su vez, también mentora de este programa, con el que la tecnológica busca potenciar la educación equitativa y eliminar brechas, incluidas las de género. “El objetivo es fomentar las vocaciones STEM desde edades muy tempranas. Muchas niñas están interesadas en el medioambiente o los animales, y cuando les explicas cómo puede ayudarles la tecnología, entonces muestran curiosidad”, pone como ejemplo durante una conversación con D+I – EL ESPAÑOL.
"Las chicas deben tomar la decisión sobre a qué dedicarse en el futuro con información y desde el conocimiento"
Muestra de ello son las cinco chicas que con el colegio FEC Santo Tomás de Aquino – La Milagrosa de Tomelloso (Valladolid) participaron hace dos años en una competición organizada por Microsoft, en colaboración con la UNESCO, bajo el lema AI for Earth! En ese momento únicamente dos de ellas cursaban la asignatura de robótica en una clase de 27 alumnos en la que el resto eran chicos.
”Durante un fin de semana aprendieron sobre inteligencia artificial, programación y la importancia de la mujer en el mundo de la tecnología y la ingeniería. Desarrollamos un proyecto que se clasificó para la final y logramos el primer puesto”, nos cuenta la profesora de la asignatura Proyectos de Robótica del centro, Inmaculada Moreno. Ahora dos de ellas cursan 2º de Bachillerato en la modalidad de ciencias y tecnología, y otra está realizando un ciclo formativo en Informática.
¿Por qué no quieren ser ingenieras?
Pero en una sociedad que, tecnológicamente, está evolucionando tan rápidamente, ¿por qué las niñas no quieren ser ingenieras ni informáticas? En el curso 2020/21 tan solo el 14% del alumnado eran mujeres, mientras que hace casi 40 años, llegaban a algo más del 30%, manteniéndose en cifras similares hasta 2003/04. Desde entonces su porcentaje en las aulas de Informática no ha superado el 20%, una cifra que en los últimos años apenas roza el 13%, según recoge el informe Radiografía de la brecha de género en la formación STEAM, del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.
"Muchas niñas están interesadas en el medioambiente o los animales, y cuando les explicas cómo la tecnología puede ayudarles, entonces muestran curiosidad”
Moreno señala la falta de familiaridad con estas profesiones como uno de los principales obstáculos: “No saben lo que es una ingeniería y qué funciones van a desempeñar o qué puestos de trabajo van a ocupar si estudian esa carrera. ¿Qué es una ingeniera biomédica, ingeniera mecánica, ingeniera electrónica, ingeniera civil...? En general, son oficios muy desconocidos tanto para ellas como para ellos".
El director de la Fundación Asti, añade otro elemento más: "No es casualidad que, dentro de las STEM, Medicina sea una de las opciones más escogidas por ellas", afirma. "Y si a eso le sumamos que son profesiones tradicionalmente masculinizadas, donde la presencia de las mujeres es casi testimonial, es difícil que se vean a sí mismas desarrollando ciertos roles”. Además, “las jóvenes no se mueven en la abstracción a la hora de escoger unos estudios, necesitan saber qué van a hacer exactamente con ese conocimiento, de qué modo van a contribuir a la sociedad o van a mejorar la vida la gente”.
Para Martínez, la solución radica en mostrarles ejemplos de mujeres exitosas en estos campos: "La clave es que puedan tejer su futuro conociendo las distintas opciones, encontrando su vocación en una de ellas, tomando decisiones informadas y contando con el respaldo de otras mujeres que ya han andado ese camino". E introduciéndoles desde edades tempranas estos contenidos dentro del programa curricular.
Alfabetización digital….
El aprendizaje de la programación no sólo promueve habilidades para el desarrollo personal y profesional, tanto en niños como en niñas. A ellas, además, las “empodera en el mundo digital”, según Carlos Rodríguez-Solano, coordinador TIC del colegio San Gredos de Las Rozas (Madrid).
En este centro educativo emplean desde hace varios años recursos educativos hasta hace poco impensables en un aula para preparar a sus estudiantes para las profesiones del futuro, aquellas que requerirán un elevado nivel de competencias digitales. Entre esas herramientas está Minecraft, un videojuego de construcciones con diferentes aplicaciones pedagógicas que introduce al alumnado en el mundo de la programación.
"Cuando una chica despliega todo su potencial en el campo de la programación, se da cuanta de que puede superar a sus compañeros varones"
Carlos Rodríguez-Solano, coordinador TIC en el colegio San Gredos
"Es bastante curioso observar cómo, en un principio, ellas se sienten más desmotivadas al pensar que el campo de la programación, históricamente ligado a videojuegos o robótica, es más característicos de alumnos varones", comenta. "Pero cuando empiezan a desplegar su potencial se dan cuenta de que pueden alcanzar cotas muy superiores a las de sus compañeros chicos."
“Cuando una niña programa, desarrolla habilidades analíticas y de resolución de problemas. Su mente se vuelve más analítica, lógica y será más estructurada", explica Moreno, como profesora de la asignatura de Proyectos de Robótica. Esto, evidentemente, favorece a todo el alumnado, “pero el mundo necesita trabajadores de ambos géneros en la ingeniería, en el desarrollo de objetos tecnológicos, infraestructuras, máquinas... para tener una visión más amplia."
Joaquín Álvarez, profesor de Ciencias de la Computación y Tecnología del colegio Nicoli, en Madrid, enfatiza que "aprender código es fundamental para comprender cómo funcionan los programas y eso les llevará a entender mejor el mundo tecnológico y querer desarrollarse en este campo."
Este centro concertado forma parte de los inscritos al programa de Code.org, organización sin ánimo de lucro que nació en 2013 en Estados Unidos y cuyo objetivo es aumentar el acceso a la educación en ciencias de la computación y que cualquier estudiante de cualquier parte del mundo aprenda programar. Su plataforma de aprendizaje ya la usan más de 70 millones de estudiantes y más de dos millones de docentes.
"No saben lo que es una ingeniería y qué funciones van a desempeñar o qué puestos de trabajo van a poder ocupar si estudian esa carrera"
Aquí también coinciden en el diagnóstico: “Las niñas se alejan de las materias relacionadas con la tecnología, pero cuando les hablas de un propósito, de que ayuda a resolver problemas, enseguida se despierta su interés”, cuenta la directora de Alianzas Estratégica de Code.org para EMEA, Elena Gorostiza, en un encuentro con este medio.
Gorostiza también destaca la “transversalidad” de las materias STEM. “No importa su profesión futura, ya sea ingeniera, agricultora o administrativa, es crucial que también tengan conocimientos en pensamiento computacional, porque se enfrentarán a problemas en cualquier ámbito en el que se desenvuelvan, y tendrán que trabajar con enfoques creativos y eficientes. Esto les abrirá un sinfín de oportunidades laborales”, asevera.
…para un mercado laboral diverso
La adquisición de habilidades propias de carreras de ingeniería, programación e informática puede tener un impacto significativo en el futuro laboral de las niñas y aumentar su presencia en puestos relacionados con la tecnología y la ciencia. Hoy, en España solo el 17,8% de la población ocupada con formación STEM son mujeres, según datos de Eurostat. Situándonos muy detrás de Bulgaria (36,6%), Grecia (29,4%) y Dinamarca (28%).
"La inteligencia artificial lo está cambiando todo, y van a surgir muchos puestos de trabajo alrededor de este paradigma", indica Moreno. "Una niña con conocimientos en ingeniería, programación, informática estará mucho mejor preparada para afrontar con versatilidad las opciones de futuro".
Sorkunde Iturbe Valdazo, que trabaja con Minecraft y alumnos y alumnas de Altas Capacidades en el colegio San Gredos de Las Rozas, añade que la programación no solo les enseña a utilizar instrucciones para conseguir un objetivo, sino también a pensar de manera lógica, analítica y creativa aplicando el razonamiento a situaciones reales. "Al fomentar la participación de las niñas en la programación, creamos un entorno más diverso e inclusivo en la industria tecnológica", asegura.
"Las empresas buscan profesionales con habilidades en programación para desarrollar aplicaciones, sitios web, sistemas y soluciones innovadoras que muchas veces no consiguen cubrir con la oferta existente en el mercado", describe por su parte Álvarez, del centro educativo Nicoli. "Al incorporar prefiles femeninos a este sector estamos propiciando una realimentación del mercado, haciendo que el flujo rentabilidad-productividad vaya enriqueciéndose cada vez más."
"Aprender código es fundamental para entender mejor el mundo tecnológico y querer desarrollarse en este campo"
Laura, la joven estudiante y aspirante a científica que abría este reportaje, ya lo está haciendo, al tiempo que pone su grano de arena para seguir avanzando. Junto a otras dos investigadoras de la Universidad Autónoma de Madrid han creado la iniciativa STEMinist for future para dar a conocer la investigación de mujeres científicas de su entorno y los problemas a los que se enfrentan porque, como reza su lema, “no elegimos lo que no sabemos que existe”.
"A pesar de que actualmente tenemos total libertad de elección, seguimos teniendo sesgos respecto al género de las personas que desarrollan unas u otras profesiones. Es importante que nos demos cuenta de que no existen carreras 'de chicos' ni 'de chicas', que no es cierto que a los niños 'se les den mejor las matemáticas' o a las chicas 'trabajar con las personas'”, enfatiza. “Todos podemos desarrollar los mismos estudios, y en muchos casos no lo hacemos por miedo o porque simplemente no sabemos en qué consiste el trabajo que se desempeña después."