La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha cambiado de aires. Sigue planteando grandes proyectos futuros, pero su actual director general, el austriaco Josef Aschbacher (59 años), que no lleva un año en el cargo (desde el 1 de marzo de 2021), asume una auténtica cura de humildad en la clásica conferencia anual, emitida esta vez en formato online desde París.
La ESA "no posee capacidades propias para el transporte de personas a las órbitas LEO [donde está la Estación Espacial Internacional] y superiores, ni a la Luna u otros planetas. Dependemos de otros para llevar a nuestros astronautas", reconoce Aschbacher.
El todavía 'nuevo director' de la Agencia asevera que su agenda 2025, moldeada con las recomendaciones de un comité de sabios, es "ambiciosa". Pero saca a relucir sonrojantes carencias en relación con los actores principales de la carrera espacial.
La comparación de capacidades que muestra una de sus transparencias es demoledora. En ella se compara con Estados Unidos (NASA, aunque cabe añadir a compañías privadas como SpaceX y Blue Origin), Rusia (Roscosmos) y China.
Además, la referencia comparativa se basa en lo que la ESA prevé para 2030, dentro de ocho años, bajo el título "… pero todavía nos faltan algunas capacidades clave".
Cuatro agujeros
Son cuatro agujeros demoledores: primero, transporte tripulado a LEO (órbita baja), afirmativo para USA, Rusia y China. Para la ESA, 'cero pelotero'. Segundo, transporte superpesado tripulado, más allá de LEO, con respuestas idénticas.
Los mismos resultados se repiten en los capítulos de envío de naves de carga a LEO, con capacidad para acoplarse a otros artefactos (como la ISS) y regresar a tierra. Y otro tanto respecto a vehículos tripulados con destino en LEO y retorno. Europa queda en fuera de juego.
En lo único que la ESA sí se equipara a los otros tres grandes competidores espaciales, según su previsión para 2030, es en la capacidad de contar con una estación espacial habitable en LEO (o sea, la ISS), poner vehículos robóticos en órbita lunar y marciana e incluso desarrollar exploración robótica de superficie tanto en el satélite como en el 'planeta rojo'.
Hay otras comparaciones interesantes en ese revelador resumen que hace la ESA, en el que sólo se atribuyen a Estados Unidos todas las capacidades. A Rusia probablemente le fallaría (lo deja en duda) la capacidad de enviar personas a la órbita lunar y, sin duda, en la exploración humana en superficie.
Módulo de servicio para la Luna
La Agencia sí se atribuye la primera de esas dos capacidades, a través de su participación en el programa Artemisa, de regreso a la Luna. Aporta a la misión Orión el módulo de servicio (SMS) que, precisamente, permanecerá en órbita mientras el módulo de aterrizaje de la NASA baja a la superficie.
Aschbacher confirma que "está comprometida la construcción de seis módulos, a cambio de vuelos de nuestros astronautas y están en negociación otros tres SMS, también a cambio de vuelos".
Esto sirve para que en el próximo asalto de la NASA a la Luna figurará también el logo de ESA, "de lo que nos sentimos muy orgullosos", dice. Además, el módulo, habitable y con almacenamiento de suministros, será uno de los elementos para crear una estación fija en órbita lunar, Gateway.
El primer vuelo Orión, con el SMS, pero sin tripulación, está previsto este año, "no antes de marzo", según la NASA. Ya está montado en su gigantesco hangar de ensamblaje, en cabo Cañaveral.
Volviendo a la comparativa, a Rusia también le falla la capacidad de traer a la Tierra muestras de Marte.
Traer muestras de Marte
La ESA tiene el proyecto conjunto con la NASA de enviar un rover propio, que recogerá las muestras que ahora ya está recolectando Perseverance. Las pondrá en un cohete y las enviará a una sonda en órbita que, a su vez, las traerá a nuestro planeta.
No hay fecha claramente definida (con suerte, será en 2026) y esa opción no está incluida en la misión del ExoMars 2022, cuyo rover ha sido bautizado como Rosalind Franklin y espera viajar este año en colaboración con Roscosmos.
Debería despegar en septiembre y "la agenda tiene un margen estrecho". Encima, el director de exploración (humana y robótica), David Parker, avisa de que "hay que sustituir elementos electrónicos no satisfactorios".
Siguiendo con las carencias comparadas, Aschabacher llama la atención sobre la cercana posibilidad de que también la India adquiera antes que Europa la capacidad de poner astronautas en órbita LEO con su cohete Gaganyaan.
Para completar el repaso a las odiosas comparaciones, ESA sí que atribuye a China todas las capacidades que en 2030 tendrá Estados Unidos, excepto la exploración humana de la superficie lunar, que, simplemente, pone en duda.
La Europa exploradora del siglo XV
Claro que todo está relacionado con el dinero directamente. Aschabacher afirma que es un contraste "muy sorprendente, si consideramos que la capacidad económica europea es comparable con la de Estados Unidos y China. No exactamente igual, pero en similar orden de magnitud. Y ellos tienen sus propias naves para descubrir la próxima frontera, lo que significa la próxima zona económica, que es la Luna y más allá".
El director de la ESA recuerda, tal vez con añoranza, aunque su tono de voz no refleja emociones, que "Europa fue una pionera de la exploración en el siglo XV y eso le aportó un importante estatus de riqueza. Países ricos y un continente rico que definió la historia durante cientos de años".
Pero ahora, "no tenemos naves para explorar y necesitamos ir con otros. La razón es que no tenemos dinero suficiente. Así de sencillo. Haciendo el cambio de moneda, tenemos un 7% de lo que la NASA gasta en exploración. Obviamente, con menos dinero podemos hacer mucho menos", remacha.
Aschbacher muestra entonces otro gráfico comparativo, basado en cifras de 2021. Mientras la NASA gastó 12.200 millones de dólares (unos 10.750 millones de euros) en diversos apartados ligados a la exploración, la ESA se conforma con 735 millones de euros.
Los apartados comparados se refieren a actividades como operaciones de transporte, tripulaciones e investigación científica en LEO (NASA invierte 20 veces más) y exploración humana en espacio profundo (se repite la comparación de 20 a 1).
Tamibién a exploración robótica, de la Luna y Marte (aquí la NASA 'sólo triplica' la inversión de ESA); y tecnologías de soporte vital, propulsión, habitáculos y similares (otra vez se acerca al 20 a 1).
Cifras que hablan solas
Si no fuera por las inversiones en exploración robótica de Marte, en lo que la NASA gastó unos 800 millones de euros y ESA, 230, la goleada general sería terrorífica. El director general de la Agencia Europea prefiere no comentar las cifras, "porque hablan por sí solas".
Es probable que este sofoco salga a relucir precisamente ahora, en vísperas de una reunión informal de los 'ministros espaciales' europeos, que sin duda analizará las cuestiones del presupuesto. En noviembre, se celebrará la conferencia ministerial propiamente dicha, en la que entre otras cosas se debe decidir el apoyo económico para mantener en funcionamiento de la ISS.
Aschbacher añade que quiere "pedir a los políticos ir hasta el fondo y hacer el estudio del presupuesto" para el eventual diseño y desarrollo de una cápsula propia que pudiera llevar tripulantes.
Entre tanto, también ha de reconocer que siguen en fase de resolución algunos problemas y están pendientes test cruciales en componentes del cohete pesado Ariane VI, cuyo vuelo inaugural todavía no se sabe cuándo será.
Galileo y aspirantes a astronauta
"Este programa fue aprobado en 2014 y puesto en marcha en 2015. Hay ciertos riesgos intrínsecos y estamos llegando al final del camino para lanzarlo lo antes posible", justifica el suizo Daniel Neuenschwander, director de transporte espacial de la agencia.
Con todo, Aschbacher tiñe su conferencia de optimismo hablando de Galileo, que pronto podrá estar plenamente operativo con todos los servicios previstos, y pensando ya en la segunda generación de la constelación.
También se hincha un poco con el éxito de la convocatoria para aspirantes a astronautas europeos, con 23.307 candidatos, de los cuales 1.362 han pasado a la segunda fase de selección. "Un 61% son hombres y el 39% mujeres", detalla.
Pero al director de ESA le queda otro trago amargo cuando le inquieren qué hará la agencia si Rusia, el socio imprescindible para muchas operaciones por su capacidad cohetera, finalmente, invade Ucrania.
"Hay que separar lo que es la cooperación en el espacio de la cuestión política", arguye. "Tenemos una colaboración desde hace 20 años y la ISS es un símbolo de paz. En el espacio la cooperación es necesario plantearla a largo plazo…".