La historia de la startup Faraday Future, el mito que surgió en el año 2014 para hacer frente a un mercado liderado por Tesla, es una historia repleta de altibajos. Sus principios ya dejaban entrever que la empresa tenía auténticos problemas de liderazgo. En diciembre de 2015, su equipo ejecutivo anunció que construiría la primera planta de producción en Nevada y, unos meses más tarde, las obras comenzaban para ser paralizadas completamente en noviembre de ese mismo año. Esta fue la primera vez que salieron a la luz los problemas de financiación de Faraday. Finalmente, dos años más tarde, la compañía cancelaba sus planes en Nevada debido a la falta de capital.
Jia Yueting, cofundador y CEO de la compañía en ese momento, tampoco ha estado exento de polémica. En los inicios de Faraday Future, Yueting, que poseía la mayoría de las acciones de la startup, perdió a su CFO y CTO debido a disputas internas relacionadas con la gestión del capital. Estos movimientos en las altas esferas de la marca provocaron la primera huida de inversores.
Tras este capítulo de su historia, parecía que Faraday Future no volvería a levantar cabeza hasta que un nuevo flujo de capital, proveniente de un inversor anónimo de Hong Kong, dio alas de nuevo los sueños de Yueting a inicios de 2018. Aún así, tanto la prensa, como los analistas del sector, ya habían perdido la confianza en Faraday Future, que en los últimos años solo había conseguido acaparar titulares negativos en la prensa internacional.
Tras el nuevo flujo de capital, Yueting aseguró que el primer vehículo eléctrico de la compañía, el modelo FF 91, debutaría antes de que finalizara 2018. Tras una nueva ronda de prometedoras contrataciones y fichajes estrella, los problemas económicos volvieron a perseguir a la empresa.
El vehículo FF 91 nunca llegó a ver la luz ese año y el 40% de los empleados perdieron sus puestos de trabajo. El sangrado de empleados siguió prolongándose hasta 2019, alejando aún más la promesa de que el coche futurista FF91 llegara a ser producido algún día.
Sismos en la cúpula de Faraday Future
Tras más de 2.000 millones de dólares invertidos en intentar producir su primer vehículo eléctrico, Yueting, que ya arrastraba deudas millonarias en su tierra natal, China, se declaraba en bancarrota personal en Estados Unidos.
El liderazgo de Faraday tuvo que cambiar de manos, ya no había lugar para más excusas. Yueting salvó la cabeza y pasó a ser jefe de producto, manteniendo sus intereses en la compañía. Carsten Breitfeld, que había ejercido como CEO en la firmal rival Byton, pasó a ser el nuevo director ejecutivo de Faraday Future.
Breitfeld tenía un gran reto por delante, pero no logró acallar a los escépticos que habían dejado de creer en lo que ya calificaban como el nuevo gran fracaso de Silicon Valley. Faraday Future había conseguido hacer mucho ruido en eventos internacionales de gran magnitud, como CES, y generar “hype”, pero hasta entonces nunca había logrado producir ni un solo vehículo, solo prototipos.
2022, el fénix resurge de sus cenizas
La salida a la bolsa de Faraday Future en 2021, y su cambio de nombre a Faraday Future Intelligent Electric, trajo esperanzas renovadas a los empleados de la startup. Aunque el precio por acción no haya conseguido superar la barrera de los 20 dólares desde entonces, algo imaginable por otra parte, Faraday Future logró salir del foco de atención de la prensa y se centró en cumplir sus promesas.
Tras ocho años en los que la startup estuvo a punto de desaparecer en varias ocasiones, el pasado mes de febrero, lograban mostrar al mundo su primer modelo FF 91 producido en la fábrica localizada en Hanford, California. Además, anunciaban sus intenciones de comenzar, este mismo año, la producción en masa de vehículos.
Matt Tall, vicepresidente de producción, celebraba el hito en un comunicado oficial de la compañía. “Haber fabricado el primer vehículo en la planta de Hanford es un paso importante para el inicio oficial de la producción en el tercer trimestre de este año. Es lo más cercano que hemos estado de la producción final del FF 91”.
Ahora, al modelo FF 91 todavía le queda un largo camino por recorrer para llegar al producto final que cumpla con todos los objetivos establecidos. Faraday Future, en un ejercicio de transparencia, comunicó los siete hitos que tendrían que alcanzar para llegar a la producción en masa del FF 91. En estos momentos acaban de alcanzar el cuarto objetivo de la lista, una parte del proceso en el que se comprometían a fabricar este modelo para luego exponerlo a las pruebas de certificación de ingeniería, pero el impacto de la inflación supone toda una amenaza para sus planes.
De ver finalmente la luz este año, el vehículo eléctrico FF 91 se convertiría en una de las opciones de alta gama del mercado, con tres motores eléctricos (sería más potente que los Teslas actuales), asientos con “gravedad cero” (el usuario se sentiría como si estuviera flotando en el aire) y una batería que puede ser cargada a una velocidad cercana a los 482 km en una hora.
Cada vez es más frecuente ver en la industria fabricantes que ofrecen reservas anticipadas de sus vehículos y Faraday Future no es la excepción. Aquellos que estén interesados en reservar su FF 91 pueden hacerlo con un depósito de 1.500 dólares. La pregunta es, ¿conseguirá la empresa huir de los fantasmas del pasado y cumplir con sus objetivos?