Los Ángeles es la sede de la fundación XPrize, una organización sin ánimo de lucro que plantea y organiza concursos públicos destinados a fomentar un desarrollo tecnológico que beneficie a la humanidad.
Obtener el estado fiscal “sin ánimo de lucro” en Estados Unidos no es una tarea que plantee muchos obstáculos. De hecho, una gran parte de los hospitales del país están registrados como organizaciones sin fines de lucro, un dato llamativo teniendo en cuenta los altos costes a los que los pacientes con y sin seguro médico se enfrentan cada vez que requieren atención médica.
Como ejemplo, una visita a urgencias de 12 horas, en la que el paciente es sometido a pruebas de diagnóstico, puede salir por el “módico” precio de 28.000 dólares (el seguro cubre una mayor parte, pero siempre encuentran maneras de abonar lo menos posible).
No cabe duda de que contar con seguro médico en Estados Unidos es un privilegio. Un problema con el que las grandes fortunas de Silicon Valley no tienen que lidiar. Mientras la población lucha contra la inflación de precios, que también afectará a sus seguros médicos en 2024, el 1% que concentra la mayor riqueza del país se centra en otra misión: en la búsqueda del Santo Grial.
Cuenta la leyenda que el Santo Grial, la copa usada por Jesucristo durante la Última Cena, posee poderes curativos y hasta podría conducir a la vida eterna a aquel que beba de ella. Y eso es efectivamente lo que quieren encontrar grandes nombres de Silicon Valley y Silicon Beach: avances científicos que ayuden a ralentizar el proceso de envejecimiento. Para ello, han puesto su atención en prometedoras startups y proyectos, sin escatimar en gastos.
Aquí es donde entra de nuevo la organización XPrize, que acaba de anunciar una nueva competición con una inversión de 101 millones de dólares. Quiere incentivar a los equipos que compitan para que desarrollen terapias que restablezcan la función muscular, cognitiva e inmunológica durante un mínimo de diez años en personas de entre 65 y 80 años. El objetivo es “transformar el envejecimiento”.
Para lograrlo, la organización anima a que los aspirantes experimenten con tecnologías de inteligencia artificial, terapia génica y medicina celular. Los dos principales benefactores del concurso son Hevolution, una organización registrada en Arabia Saudí; y Solve FSHD, localizada en Canadá; pero también hay un listado de fortunas privadas que han aportado su granito de arena a este fondo de más de 100 millones de dólares.
“Si estas pruebas resultan exitosas, demostraremos que es posible mejorar la salud a medida que envejecemos. Este premio nos ayudará a empezar a crear pautas y nuevas soluciones para un envejecimiento saludable”, aseguran desde la organización.
Es un secreto a voces que los millonarios de Silicon Valley tienen una nueva obsesión para luchar contra este proceso natural. Jeff Bezos, Elon Musk, Mark Zuckerberg y hasta el mismísimo Sam Altman (CEO de OpenAI) se encuentran detrás de grandes inversiones que investigan procesos de “anti envejecimiento”.
Bezos cuenta con varias inversiones en Alto Labs, una startup de biotecnología que se encuentra desarrollando terapias de prolongamiento de vida que puedan detener o revertir el proceso de envejecimiento humano. Altman, uno de los CEOs más jóvenes del sector, ha desembolsado 180 millones de dólares en Retro Biosciences, una compañía que busca rejuvenecer las células T del cuerpo y clave para la lucha contra enfermedades como el cáncer.
Teniendo en cuenta los elevados costes sanitarios en el país, queda claro que el nuevo lujo -prolongar la vida- sólo estará al alcance de un selecto grupo de magnates que deben sus fortunas al boom tecnológico. ¿Estarán dispuestos a compartir estos descubrimientos y avances científicos con el resto de la población?