Una semana negra: fundadores entre rejas
No todo es un camino de rosas en el ascenso a una serie A. No escasean las historias de emprendedores que han dibujado mundos imposibles para encandilar a los inversores. ¿El objetivo? Obtener más capital y embolsarse unos sueldos millonarios en el proceso.
Elizabeth Holmes y Theranos es un claro ejemplo de esta nueva distopia en Silicon Valley. La fundadora que dejó la universidad para montar una startup multimillonaria cumple una pena de 11 años en la cárcel por defraudar a los inversores y ocultar que su tecnología era un fracaso.
Este mismo año también cayó el fundador de FTX, Sam Bankman-Fried, quien seguramente corra la misma suerte tras haber sido hallado culpable de siete delitos de fraude.
El próximo es el exCEO de Nikola, Trevor Milton. La startup, fundada en 2014 y que tuvo una llamativa salida a bolsa en junio de 2020, no ha cumplido con ninguno de sus objetivos en los casi diez años que lleva activa.
Milton no sólo ocultó información clave a los inversores, sino que también dio rienda suelta a su imaginación para engañar al público. En 2020 anunció que Nikola produciría un camión de transporte con cero emisiones propulsado por hidrógeno.
El vídeo promocional que se rodó para demostrar tal hecho era pura ficción. El camión que aparecía ante los focos de las cámaras había sido trasladado con una grúa hasta lo alto de una montaña. En el vídeo se veía el prototipo desplazándose ladera abajo con un supuesto motor de hidrógeno, algo que resultó ser falso.
Los componentes de dicho camión estrella eran tan precarios, que el equipo tuvo que pegar la puerta de una furgoneta al camión. Con cinta adhesiva.
Esta no fue la única majadería de Milton. El ejecutivo compartió en X que la compañía estaba desarrollando una camioneta capaz de producir agua potable a partir de los residuos del motor. Milton llegó a asegurar que se podría instalar una fuente de agua para los pasajeros. Los ingenieros de Nikola se plantaron y dijeron que esto era imposible, algo que no detuvo las mentiras del empresario.
Ahora Trevor Milton se enfrenta a una pena de cárcel de cuatro años.
Los grandes de Silicon Valley no se libran
Por otra parte, la red social X sigue dando auténticos quebraderos de cabeza a Elon Musk, que ya no oculta la posibilidad de que la compañía caiga debido a la desbandada de anunciantes.
El pasado mes de octubre, la Unión Europea avisó a X que debía cumplir con la Ley de Servicios Digitales. El contenido ilegal expuesto en la red social se expandía viralmente y sin límites. Este mes, el Comisario de Interior de la UE, Thierry Breton, ha emitido un comunicado en el que anuncia las posibles multas millonarias a las que se enfrenta X por no haber remediado el asunto.
Teniendo en cuenta los problemas de efectivo que está atravesando X, esto pondría en jaque las operaciones de la compañía. Musk tendrá que seguir vendiendo muebles y parafernalia de los cuarteles generales en San Francisco para mantener a flote el escaso equipo que le queda. Los inversores que respaldaron la compra de Twitter no deben estar nada contentos. Eso no ha impedido que Musk salga a la palestra a pedir otros mil millones de dólares para su startup de inteligencia artificial.
Google y Apple tampoco han tenido una buena semana con la justicia. Por su parte, Google ha llegado a un acuerdo con los estados de EE.UU. para no ir a juicio por prácticas monopólicas. Alphabet pagará 700 millones de dólares que se repartirán entre equipos de abogados y los estados. El dinero restante irá a parar a los bolsillos de los consumidores. Además, tendrá que flexibilizar los sistemas de pago para los desarrolladores y permitir la entrada de aplicaciones de terceros.
La guerra de patentes, un negocio alternativo multimillonario en EE.UU., se ha cobrado a Apple como víctima. La compañía tuvo que paralizar las ventas del Apple Watch Series 9 y el Watch Ultra 2 por infringir patentes de la firma médica Masimo.
Por último, no podemos olvidarnos de la cancelación de una de las adquisiciones más importantes de la historia: la compra de Figma por parte de Adobe. Finalmente, y tras las presiones de la Unión Europea y el Reino Unido, que temían un monopolio en la industria del software de diseño, Adobe ha tirado la toalla y paralizará la compra, no sin antes tener que abonar mil millones de dólares a Figma en forma de compensación.
No es una buena manera de terminar el año. Tan solo nos queda desear un feliz 2024 a Silicon Valley.