El gobierno de Trump será impredecible, pero Silicon Valley comienza a comprar su voluntad.

El gobierno de Trump será impredecible, pero Silicon Valley comienza a comprar su voluntad.

América Tech nuevos horizontes

2025, un año impredecible para Silicon Valley

Los Ángeles (EEUU)
Publicada

Silicon Valley se adentra en uno de los años más impredecibles de la última década. La nueva administración Trump promete comenzar el curso político con un agresivo paquete de medidas económicas y políticas.

El Trump que regresa a la Casa Blanca no es el mismo que tomó posesión por primera vez en enero de 2017. En esta ocasión, el presidente vuelve al poder rodeado de un equipo de agentes leales a su causa; los creadores de la agenda política radical "Proyecto 2025".

En su primer mandato, Trump era un inexperto político, ajeno a Washington D.C. En ese momento, se tuvo que conformar con el nombramiento de republicanos tradicionales y más fieles a la ideología tradicional del partido. Esto generó discordia en la Casa Blanca, que vivió cuatro años de convulsión extrema con un movimiento de entradas y salidas de miembros del gabinete.

La nueva administración llega con más fuerza y Silicon Valley lo sabe. Meta, Amazon y Sam Altman, el CEO de OpenAI, han contribuido al comité de inauguración del presidente con un millón de dólares cada uno. Uber, por su parte, con dos millones. De esta forma, las firmas tecnológicas más importantes de California se compran el favoritismo del nuevo gobierno.

En la actualidad no existen leyes que eviten este tipo de donaciones políticas. Las “donaciones” millonarias son, en realidad, una inversión para promover los intereses de las compañías de cara a posibles nuevas regulaciones.

Durante los cuatro años de mandato del demócrata Joe Biden, el gobierno ha favorecido una mayor regulación del sector tecnológico y ha demostrado más resistencia a prácticas monopolísticas. Lisa Khan, nombrada presidenta de la Comisión Federal de Comercio por Biden, ha ejercido gran presión sobre Silicon Valley durante el gobierno demócrata.

Silicon Valley quiere operar en un marco regulatorio más flexible. Unas leyes más estrictas pondrían el freno a la innovación y a la disrupción que han llevado a California a posicionarse como una de las principales potencias económicas del mundo.

Sam Altman tiene mucho que perder. Antes de terminar el año, OpenAI publicaba su estrategia para transicionar de organización sin ánimo de lucro a un modelo corporativo. Elon Musk intenta, demanda tras demanda, paralizar la estrategia de su gran rival. El auge de OpenAI podría verse ensombrecido en la administración Trump.

Altman ha reconocido en varias ocasiones el papel clave que Musk desempeñó en los orígenes de OpenAI como inversor. La relación se rompió cuando Musk intentó hacerse con el poder de la compañía, tal y como lo hizo en el pasado con Tesla, intentando autonombrarse CEO y fundador. En esta ocasión, la jugada no le salió bien. 

Con más de 250 millones de dólares donados en la campaña electoral de Trump, Musk ha logrado posicionarse como la figura más influyente sobre Trump. El multimillonario ejercerá como cabecilla de DOGE, el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos

Se desconoce cómo el empresario compaginará su cargo público mientras sigue ejerciendo como máximo líder de Tesla, X y SpaceX. Parece que no es un tema que le preocupe. Que se le acuse de conflictos de interés parece no afectarle en nada. 

Su influencia sobre Trump podrá ser determinante para destruir los planes de OpenAI. La donación personal aportada por Sam Altman podría quedar en dinero desperdiciado. Todo esto, claro está, si la relación entre Musk y Trump no se rompe antes de lo previsto.

La población estadounidense se está mostrando crítica con el poder que ha logrado adquirir Musk sin haber sido elegido democráticamente. Su papel en la transición presidencial ha sido tan relevante, que muchos lo han empezado a llamar “el presidente Musk”. Este mote ha empezado a molestar a Trump, quien en un mitin político llegó a bromear con la situación asegurando que "Musk nunca podría llegar a ser presidente porque no nació en Estados Unidos".

Si la amenaza de las imposiciones tarifarias a China, México y Canadá no llega a materializarse, Silicon Valley puede respirar tranquilo. Todo apunta a que el nuevo gobierno será más permisivo y apoyará sectores polémicos como el del crypto y el blockchain. Esto no cambia el hecho de que 2025 vaya a ser uno de los años más impredecibles en la política estadounidense