![El presidente de Colombia, Gustavo Petro.](https://s1.elespanol.com/2024/09/26/actualidad/888921975_249529523_1024x576.jpg)
El presidente de Colombia, Gustavo Petro. Reuters
No ha pasado una semana desde la toma de poder de Trump como 47 Presidente de Estados Unidos y ya comienza la agitación. Entra dentro de lo previsible y se espera que sea constante. Especialmente con los países cuyo gobierno tenga marcado carácter de izquierdas, como es el caso de la Colombia de Petro.
La estricta política migratoria propuesta por Trump se ha activado. Primeros vuelos de deportación de indocumentados, supuestamente con delitos, y primer encontronazo. El gobierno de Gustavo Petro rechazó los vuelos. No aceptaba a los compatriotas expatriados y servía de motivo para una guerra comercial, geopolítica (sí, no olvidemos la relación con la vecina Venezuela y su delicado equilibrio con el resto de la región) y también ideológica.
La primera reacción de Petro fue frenar las importaciones de Estados Unidos con aranceles repentinos. Horas después cambió de idea. Aceptó a los deportados y se mitigó el conflicto. Ha quedado claro qué es lo que sucede, cómo es el despliegue y qué resortes se tocan cuando no se siguen los deseos de Estados Unidos y su nueva administración. Sin desplegar tropas, ni armas. Solo jugando con la balanza comercial y la logística, producción agraria, etc.
El mundo 'tech' se pronuncia
Lo singular de este primer roce es que los líderes tech de Colombia alzaron la voz. Algo poco común cuando toca hablar de política. Colombia ha sido y es una de las grandes potencias tech de la región. Platzi, con John Freddy Vega y Christian Van Der Henst, como primeros latinos en entrar en Y Combinator, fueron los pioneros. Después les siguió quizá la empresa que más ha cambiado la forma de consumo de la región, Rappi.
A partir de ahí, 500 startups y muchos emprendedores de México, los que pasaron a ser habituales en Silicon Valley, no solo para estudiar, también para levantar capital, contratar y conectar con el faro tech. Sin estas primeras startups tampoco hablaríamos de Kavak, Bitso, Clara y compañía, todas ellas unicornios con sólidos pilares.
Durante la noche del domingo al lunes, tanto Freddy Vega como Daniel Bilbao, CEO de Truora y parte del equipo fundacional de Rappi, estuvieron pidiendo apoyo en X (antes Twitter), tratando de frenar la 'bravada' de un Petro que ha podido comprobar por sí mismo la escasez de apoyo en uno de los sectores más brillantes del país. Reconocido tanto dentro por su creación de empleo y motor de cambio, como fuera por su capacidad de ingeniería, ventas y exportación.
Un error de cálculo que le hace pequeñito y tiende un puente entre este nuevo Silicon Valley de agresividad sin disfraz y las mentes más ambiciosas de América Latina.
Por cierto, y aunque suene a broma, la propia Casa Blanca cometió un error habitual entre los norteamericanos, referirse al país como Columbia, escrito igual que la universidad, en lugar de Colombia, como debería ser. Esta errata recurrente y extendida es motivo de tazas, camisetas y todo tipo de souvenirs en los aeropuertos colombianos, o como reivindicación de identidad entre comunidades locales.
Como venimos vaticinando, la diversidad cotiza a la baja en tecnología. Especialmente en Silicon Valley. Musk y Zuckerberg preparan su personal venganza de los nerds. Y el guion, por ahora, no tiene tintes de comedia.