Apolo Biotech reemplaza pesticidas agrícolas con una solución basada en ARN como las vacunas del covid

Apolo Biotech reemplaza pesticidas agrícolas con una solución basada en ARN como las vacunas del covid

Argentina

Apolo Biotech reemplaza pesticidas agrícolas con una solución basada en ARN como las vacunas del covid

El CEO de la startup argentina, Mati Badano, explica que su solución, que puede ‘personalizarse’ contra una determinada plaga, “no deja residuos y se aplica con un pulverizador sobre las hojas”.

Más información: El sector 'agrifoodtech' español salva 2024 al captar 179 millones de euros en un contexto global volátil e incierto

Publicada

“Entendimos cómo comunicarnos con las plantas a través de su propio sistema de defensa, que se basa en el ARN, la molécula intermediaria entre lo que es el ADN, la información genética, y las proteínas”, explica a DISRUPTORES - EL ESPAÑOL Mati Badano, cofundador y CEO de Apolo Biotech, la compañía que ha desarrollado esa tecnología pionera, creada en 2022 y con sede en Santa Fe (Argentina).

“Descubrimos un ARN, al cual nosotros lo llamamos Apolo (y de ahí el nombre de la empresa), que nos enseñó a comunicarnos con las plantas. Hoy nos enfocamos en el reemplazo de pesticidas sintéticos actuando sobre hongos, para la protección de cultivos”, añade.

“Y por otro lado, trabajamos en la modulación de cultivos para que sean capaces de tolerar distintas situaciones de estrés ambiental como la sequía, golpes de temperatura y también para elevar las defensas propias de la planta”.

Según lo describe la empresa, “los ARN no codificantes han surgido como componentes principales del transcriptoma eucariota. Los análisis de todo el genoma revelaron la existencia de miles de ARN largos no codificantes (lncRNA) en cultivos y especies de plantas modelo. Los lncRNAs de las plantas están implicados en una amplia gama de mecanismos reguladores que influyen en la expresión génica, como la remodelación de la cromatina, la modulación del empalme alternativo, el ajuste fino de la actividad del miRNA y el control de la traducción o acumulación del ARNm”.  El ARN Apolo, está implicado en la dinámica epigenética y de conformación de la cromatina.

La tecnología que desarrolla Apolo Biotech es similar a la que facilitó aceleradamente las vacunas contra la covid-19 en relativamente muy pocos meses. “Usamos la misma tecnología”, confirma Badano, pero aclara que en su caso no se trata de ARN mensajero, como en las vacunas. “Lo que hacemos nosotros es bloquear la molécula para forzar a la planta a sobreexpresarse”.

Una diferencia ventajosa es que “para las vacunas se requiere preservar [el producto que se utiliza] con una temperatura muy baja”, mientras que el desarrollo de Apolo lo que hace es “estabilizar el ARN, con una formulación para que pueda mantenerse a temperatura ambiente” y que el agricultor pueda aplicarlo “sin necesidad de ningún equipamiento extra”.

Pese a que Badano admite que en este momento su startup no dispone de un producto comercial concreto para poner en el mercado, detalla que usar su solución, desarrollada puntualmente para problemas específicos, es bien sencillo: “Es un líquido. Se aplica con un pulverizador sobre las hojas”.

Pesticidas personalizados

Badano estuvo presente en la reciente feria AgriTech de Málaga, formando parte de la delegación de Argentina, que era el país invitado. Su compañía, Apolo Biotech, creadora de la novedad probablemente más disruptiva del evento, participó en la competición para startups.

Además, él intervino en un panel dedicado a los sistemas de lucha contra las plagas agrícolas, en la que se habló desde sistemas de quemado selectivo hasta productos químicos y fitosanitarios y pulverización electrostática. 

La técnica en el que trabaja su laboratorio “es una tecnología súper personalizada para un patógeno en particular, o un colectivo”, detalla. “Al trabajar en seguridad por diseño, entonces vos empezás analizando toda la información genética de la planta, del patógeno y en todo el ecosistema del agro para desarrollar productos específicos contra, por ejemplo, botrytis [conocido como moho gris, o podredumbre gris], y no contra tricodermas, que es un hongo [favorable]”, utilizado precisamente para controlar plagas y enfermedades producidas por otros hongos.

Insiste mucho en que su solución ataca sólo a determinadas plagas que tienen efectos patógenos. No arrasa con todos los organismos que pueda haber en la planta, incluidos algunos cuyos efectos se consideran positivos porque la defienden de otras enfermedades.

A esta ventaja operativa se une que “al contener toda la información genética, es mucho más rápido el desarrollo. Por ejemplo, nosotros hicimos desde Argentina en menos de 18 meses uno para sigatoka negra en bananas, que es una enfermedad que no sucede en nuestro país. Hicimos el desarrollo, lo enviamos a Colombia, hicimos las pruebas allí y a partir de ahí seguimos haciendo más pruebas para empezar el registro”.

“El sistema da mucha versatilidad, no solamente al diseñar, sino también para producir”, prosigue. “Problemas que no tienen solución actual con productos químicos, nosotros los podemos solucionar con tecnología de ARN”.

¿Podría, por ejemplo, vencer al picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), que está matando las palmeras en media España y por todo el mundo y parece no hay forma de combatirla?, le preguntamos.

“Sí ya sé, está pasando en Arabia y en todos lados. Y sí, eso se podría hacer. Cuando se trata de plagas que afectan a un país, trabajamos con partners institucionales locales, como puede ser un municipio, un ayuntamiento, un gobierno, o partners supranacionales, como la FAO, el Banco Interamericano de Desarrollo o alguna institución en particular que quiera ayudar a una comunidad de productores para resolver esa problemática. Nuestra solución puede servir para eliminar los fitosanitarios”, replica.

Sin modificaciones genéticas

El CEO de Apolo asevera que, a diferencia de los productos fitosanitarios, la tecnología basada en el ARN no deja residuos. Aunque confiesa que su empresa carece todavía de “la velocidad suficiente” para sentirse capaz de aspirar ya a eliminar el empleo de productos químicos y fitosanitarios en la agricultura.

“Pero es algo que va a ir evolucionando”, asegura. “Hay una tendencia a que cada vez haya menos fitosanitarios. Y algo que da ventaja a nuestra tecnología es que los fitosanitarios producen residuos. La nuestra no deja residuos, con lo cual ayuda mucho a poder hacer aplicaciones tardías para productos que van a consumo directo humano, o destinados a una transformación en bebidas como, en el caso de la uva o los limones, que muchas veces alojan muchos residuos, o se pierde gran cantidad por no poder aplicar un tratamiento de forma tardía”.

Badano cuenta que, tras “una prueba de concepto en 2022 con la molécula”, empezaron a trabajar, precisamente, con “cultivos intensivos destinados al consumo directo”.

Y en cuanto a las severas restricciones que impone Europa a cualquier manipulación genética de alimentos, Badano aclara que “esta tecnología no es edición génica ni transgénesis. Está libre de organismos genéticamente modificados. El ARN se encuentra en la naturaleza. Cuando se come un tomate y tiene un poquitito de blanco, se está comiendo el hongo botrytis, en este caso. El ARN está en el ambiente. Lo bueno es que el ser humano tiene una capacidad muy rápida para degradarlo. Nosotros lo sintetizamos para que tenga una escala y volumen que permite a los productores usarlo en sus cultivos”.

“Pero nosotros no nos metemos en el ADN. No modificamos el ADN de la planta, ni de los factores que se encuentran en el cultivo. Solamente interferimos en el mensaje. El ADN contiene información genética y el ARN ayuda a transcribir, a llevar esa comunicación, para que el ADN tenga funcionalidad”, concluye Badano, que espera dar el siguiente paso en Europa.

Dos pasos, en realidad, porque su intención es establecer el año próximo un laboratorio en París y un centro de estudio en España, en algún lugar del tercio norte todavía sin decidir. “Podría ser en Salamanca, o en Barcelona…”, dice indeciso. La idea es, en todo caso, poner dos pies en Europa para abrir las puertas a su innovador desarrollo en el regulado mercado de la Unión Europea.