El uso de tecnologías digitales para detectar e incluso predecir problemas respiratorios, incluyendo la disnea, es algo recurrente en los últimos tiempos. En España, sin ir más lejos, encontramos proyectos tan destacados como Smart Dyspnea. Y, al otro lado del mundo, en Chile, otra iniciativa académica busca ahora materializarse en su sistema de salud.
Se trata del proyecto comandado por Néstor Becerra Yoma, director del Laboratorio de Procesamiento y Transmisión de Voz (LPTV) de la Universidad de Chile. Él y su equipo trabajaron durante 14 meses en el desarrollo de una tecnología que puede evaluar la dificultad respiratoria o disnea, utilizando como mecanismo la voz, a través de la telefonía móvil o fija aplicando técnicas de inteligencia artificial.
El objetivo es estimar la dificultad respiratoria generada por alguna enfermedad de forma remota y automática. En la actualidad, los médicos deben examinar a los pacientes y hacerles preguntas específicas para evaluar la dificultar respiratoria, pero este nuevo procedimiento puede apoyar maximizando la capacidad de atención de los hospitales.
Néstor Becerra explica al respecto que “para funcionar la aplicación telefónica o web para smartphone, el sistema utiliza IA y le pide al usuario que pronuncie algunas fonetizaciones controladas. Como a veces la persona pronuncia otras palabras o frases, usamos tecnología de reconocimiento de voz basado en 'machine learning' para eliminar lo que no interesa. Después usamos 'deep learning' para estimar el grado de disnea o dificultad respiratoria”.
A la espera de llegar al gran público
La tecnología que fue evaluada con numerosos ensayos clínicos durante el 2021 y validada en el laboratorio por sus resultados positivos. Ahora se encuentra a la espera de poder ser utilizada y masificada por una institución pública, a modo de ejemplo, el Ministerio de Salud (MINSAL) o empresas privadas.
Piensen en todas las implicaciones que puede tener una tecnología como ésta. A bote pronto, puede servir para dar un signo de alerta a un paciente que se encuentra a distancia cursando una neumonía, antes de que la enfermedad se agrave. También puede ser empleada en pacientes que viven en zonas rurales o mayores y dependientes que no pueden desplazarse a los centros de salud.
Por no contrar la capacidad de hacer seguimiento automático de la población susceptible a presentar comorbilidades o cuadros de enfermedades respiratorias producto de la covid-19, así como de quienes quedaron con deficiencia respiratoria como secuela debido a la pandemia. También, puede monitorizar otro tipo de enfermedades broncopulmonares durante el invierno o en primavera; evaluar el efecto de la contaminación en el aparato respiratorio e, incluso, detectar enfermedades preexistentes o laborales.