Ángela María Acosta (Barranquilla, 1994) dejó Rappi para montar su propia startup. No sería un hecho extraño si no fuese porque la fundadora acaba de cumplir 27 años y lo hace desde Colombia, un país en el que la tecnología tiene gran pujanza pero todavía no es habitual que las mujeres tomen este camino. Mucho menos a una edad tan temprana.
Ella, en cambio, se ha decidido por crear una plataforma que ayude a los salones de belleza a estar mejor surtidos. O como ella dice “darle lo mejor a muchas mujeres al frente de salones de belleza”. Morado, su empresa, que nació este mismo año, abastece a las peluquerías de Colombia, con productos y útiles de manera sencilla, de modo que solo tengan que preocuparse de los clientes y el local.
Su propuesta consiguió un hito notable, una inversión de cinco millones de dólares cuando esto era casi una idea. Entre los inversores figuraban Tiger Global, Andreesen Horowitz, H20 Capital y Latitud; además de Village Capital, un fondo que cuenta con apoyo de Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y Bill Gates. En el accionariado también se encuentran los fundadores de Frubana, Truora, Tul y Rappi, su antiguo empleador.
Antes de dar el salto a emprender, en Rappi, ideó Turbo, su solución ultrarrápida para entregas cercanas. Esto le hizo pensar en algunos de los comercios que todavía no estaban cubiertos por Rappi. Así fue comenzó Morado, al que añadió un factor adicional de apoyo a la mujer emprendedora. “Como lo suelen ser en su amplia mayoría quiénes regentan los salones de belleza”, matiza.
De Colombia a México
Acosta ha decidido nacer en Colombia, su país, pero tiene claro que el gran salto es llegar a México. Meta que se plantea de aquí a final de año. Según los datos de Morado, en toda América Latina hay más de 700.000 salones de belleza, cuya cadena de suministro no ha tenido cambios en los últimos 40 años. De hecho, el 85% no cuenta con ninguna herramienta digital. La misión de Morado es digitalizar estos comercios hasta terminar llevando sus operaciones a través de este software a medida para el sector.
“Queremos ser la superaplicación para los negocios de belleza, como ya lo son Frubana y Tul en sus sectores. Queremos que tengan todo al alcance para que crezcan. Esto es algo que no existe en este mundo, pero será de gran ayuda”, subraya la fundadora.
Acosta fue la primera empleada de RappiPay, lo hizo después de estudiar en Barcelona. Tras su lanzamiento en Colombia, tuvo su primera incursión en Brasil, donde se siente especialmente orgullosa de un acuerdo con VISA.
De fintech a la compra semanal
De ahí salto a llevar los perecederos en Rappi, es decir, los alimentos propios del supermercado. Fue entonces cuando en su mente Morado comenzó a cobrar sentido. Quería dar servicio más rápido y mejor. Además, decidió implementar medidas propias de una fintech que permite comprar inventario y pagarlo después, siguiendo la tendencia “buy now, pay later”.
La fundadora lo aclara: “El flujo de caja es uno de los grandes retos de estas pequeñas empresas. Si les podemos ayudar, mejor que mejor”. Según sus cifras, son más de 70.000 los salones de belleza operativos en Colombia, 180.000 en México y más de medio millón en Brasil.
En apenas tres meses de su lanzamiento ya suman 90 empleados, del que el 72% son mujeres, y operan en 63 ciudades de Colombia. Ofrecen 90.000 productos a sus clientes, una cifra que no deja de crecer a medida que se suman proveedores.