Si alguien pensó que la economía española ya está convencida de que la transformación digital es una obligación para diseñar con solvencia su futuro, estaba equivocado. Es cierto que los porcentajes de confianza en la tecnología por parte de las pymes son elevados se analice el estudio que se analice, pero lo cierto es que todavía queda un reducto de regiones en los que hay guarismos que preocupan… y que sorprenden.
Preocupan porque, lógicamente, parece impensable que hoy en día haya alguna empresa que diga que todavía no conoce los beneficios que le aportaría la digitalización; y sorprenden porque, habiéndolas, quizá no imaginaríamos que su procedencia es la que es.
El estudio 'Small Bussiness, Big Opportunity', publicado recientemente por la consultora tecnológica Sage, es otro más de los estudios que tratan de analizar el comportamiento de la pequeña y mediana empresa española frente a la digitalización.
[Digitalización de cal, digitalización de arena]
Pues bien, ente sus conclusiones principales más llamativas (por lo negativo) destacan en letra mayúscula territorios como el País Vasco, Castilla y León y Extremadura.
Como en la totalidad de nuestro país, la pequeña y mediana empresa es en estas comunidades autónomas el motor de su economía, pero justo en estas regiones todavía hay un porcentaje de pymes que desconocen el impacto positivo de la transformación digital.
Como decíamos al principio, cualquier porcentaje, por pequeño que sea, es elevado teniendo en cuenta, primero, la gran cantidad de información que existe hoy en día acerca de la idoneidad de digitalizarse y, segundo, teniendo en cuenta que el ecosistema empresarial de cualquier región ya dispone de casos concretos de éxito que sirven de modelo a seguir.
Por eso extraña que en ese 'top 3' estén territorios como el vasco y el castellano y leonés. En el caso del País Vasco, el 14% de las pymes ignoran la importancia de la tecnología para sus negocios y eso que, como es sabido, el músculo innovador y tecnológico de esa economía es uno de los más reconocidos del país.
[La digitalización de las pymes como prioridad para su futuro]
Sólo por citar un ejemplo, el 92% de las empresas del País Vasco dispone, al menos, de una página web, cuando en 2015 ese porcentaje era del 86,5%, según datos del último informe sobre la Sociedad de la Información en Empresas publicado por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat).
Sería lógico pensar que, aunque sólo fuera por simple observación de la realidad, el conjunto de pymes vascas debería tener clara la importancia de la transformación digital. Pero la lógica no existe si todavía hay un reducto de pymes muy arraigadas en lo tradicional que quizá no es que no oigan las alarmas que avisan de que hay que digitalizarse, sino que se resisten a oírlas.
Algo parecido es aplicable a Castilla y León, donde el 11% de empresas también admiten desconocer los beneficios de la digitalización. Es cierto que se trata de un territorio muy extenso y que existe mucha empresa en territorios menos desarrollados digitalmente.
Pero, evidentemente, si el gobierno autonómico se está esforzando en desarrollar proyectos de conectividad rural porque considera importante que las empresas y la sociedad se digitalicen y no pierdan oportunidades, no sería descabellado pensar que las empresas de esos territorios captaran el mensaje y, aunque aún no estuvieran transformados, sí reconocieran la importancia de estarlo.
La tercera región de este 'top 3' es Extremadura, que ocupa el primer lugar. Y es que el 15% de las empresas medianas y pequeñas tampoco oyen o tampoco quieren oír las alarmas. ¿Por qué? Se podrían aportar los mismos argumentos, pero también los mismos contraargumentos que en los casos vasco y castellano y leonés.
En el caso extremeño, el esfuerzo de la Junta por conectar el territorio, por desarrollar tecnológicamente zonas menos desarrolladas y por ayudar a las empresas en sus tareas de transformación digital es evidente. Además, la creación de incubadoras de proyectos de todo tipo a lo largo y ancho de la región se hace precisamente para alimentar el ánimo de esas empresas que todavía no han dado el paso.
Los datos más positivos
Esta es la parte negativa del estudio de Sage. En la positiva, encontramos regiones como Asturias, Cataluña y La Rioja.
El 80% de pymes asturianas, y el 75% de las catalanas y riojanas creen que hoy en día la tecnología es el motor de su negocio. El estudio destaca que no sólo son las que más convencidas están de que, una vez superada la crisis provocada por la pandemia, su negocio depende de la digitalización para avanzar, sino que es en estas tres comunidades donde también encontramos un mayor número de pequeñas y medianas empresas que consideran que la adopción de nuevas tecnologías ha sido uno de los principales motivos del éxito de su negocio.
Aunque todas ellas ven la necesidad de apostar por la transformación digital del negocio, las experiencias previas difieren sensiblemente, según Sage. Así, mientras que en Cataluña el 15% de empresas y en Asturias el 11% de las pymes consideran que la falta de habilidades tecnológicas en sus plantillas ha impactado negativamente en su negocio, en La Rioja ninguna lo manifiesta.
Entre las regiones en las que las pymes piensan que el nivel de impacto negativo de la falta de talento es bajo están también el País Vasco (sólo el 9% lo piensa), Madrid (9%), Murcia (8%), Extremadura (5%), Castilla y León (2%) y Galicia (2%).
En el otro extremo están Navarra (17%), Baleares (17%) y Canarias (16%), las comunidades autónomas en las que existe una mayor percepción de que la falta de habilidades digitales dentro de la organización ha sido un freno para el negocio.
El estudio de Sage parte de una encuesta en línea a 1.057 pymes españolas, y más de 13.000 de todo el mundo. Realizada por Portland Communications entre el 25 de noviembre y el 2 de diciembre de 2021, la encuesta fue validada por el British Polling Council y la muestra incluye 13.118 responsables de empresas de diferentes tamaños, sectores y antigüedad, ubicadas en España, Reino Unido, EE.UU., Francia, Alemania, Canadá, Australia, Sudáfrica, Portugal, Malasia y Singapur