De una red de aeropuertos que suma más de medio centenar de instalaciones, no todos pueden contabilizar un éxito superlativo como los de Madrid-Barajas, Barcelona-El Prat, Palma de Mallorca, Málaga o Alicante.
Se podría decir que estos aeropuertos, aprovechando el tirón del turismo, aprovechando su condición de centro de negocios o aprovechando ambas características a la vez, suman decenas de millones de pasajeros al año.
Las bases aéreas comerciales, tanto las que dependen de AENA -empresa pública estatal-, como las que dependen de la iniciativa privada o de organismos públicos autonómicos, suelen medir su impacto precisamente en esas cifras o en las del total de operaciones.
De hecho, aunque no se pueda medir, sí que se ha podido comprobar un interesante viraje de determinadas infraestructuras aéreas hacia un modelo de negocio diferente o, complementario, al comercial.
Sectores como el aeroespacial, el de los vuelos no tripulados, el del mantenimiento de aeronaves o incluso el de la tecnología militar han dirigido sus miradas hacia estas instalaciones, en algunos casos casi sin aliento, para crecer de la mano.
Sólo el tiempo dirá si algo que aún es incipiente puede transformarse en cifras de impacto concretas en un futuro a medio plazo. En el corto, lo que sí que se puede hacer es dibujar ese mapa que, de momento, tiene pintados algunos lugares que ya llevan la delantera.
Teruel, el primero
El aeropuerto de Teruel fue pionero. Casi desde su nacimiento, tuvo muy claro que su vocación era más la de ser una infraestructura referente en mantenimiento de aeronaves que la de ser un referente en rutas comerciales.
Su espíritu innovador, pues, estuvo presente desde el principio, hasta el punto de que hoy está considerado como uno de los principales aparcamientos de aviones del país.
Pero la instalación turolense también ha sabido ir evolucionando al calor de la irrupción de nuevas tendencias tecnológicas, sobre todo, las que tienen que ver con el sector aeroespacial. La empresa PDL Space tiene ayer su centro de operaciones al haber sido el adjudicatario de la zona aeroespacial, donde prueba sus motores para futuras misiones de sus cohetes.
La llamada Plataforma Aeroportuaria de Teruel (PLATA) es un complejo de 340 hectáreas que, además de lo anterior, incluye 40.000 metros cuadrados de hangares donde se desarrollan actividades de innovación aeronáutica, que cuenta con una estación meteorológica automática, y que según sus promotores supera en ingresos de explotación a más de 20 aeropuertos de la red de AENA.
Castellón y la incubación de startups
El aeropuerto de Castellón siempre ha estado en el ojo del huracán. Concebido, ideado e inaugurado por el siempre polémico presidente de la diputación castellonense hasta 2011, Carlos Fabra, siempre ha venido acompañado del apellido "sin aviones".
Pero esa afirmación ya no tiene sentido. Es verdad que en sus inicios se debatió entre las cifras previstas y las reales, pero ahora ya están cada vez más cerca. El año 2023 lo cerró con 283.000 pasajeros. Si perteneciera a la red de AENA, ocuparía el lugar 31 en un ranking de 48 bases.
Pero el hecho de que su faceta comercial despegue poco a poco, no ha sido óbice para que sus gestores no miren al futuro. Y el futuro tiene que ver también con el sector aeroespacial. Hace justo un año, la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, anunció que esta infraestructura castellonense albergaría una incubadora de startups de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés). La presencia de la startup Arkadia Space es un buen ejemplo de ese prometedor futuro.
Aunque aún no se ha puesto en marcha esta incubadora -está prevista para este año-, lo cierto es que esta vía puede convertirse en un complemento para generar negocio más allá del comercial. De hecho, la base aérea está tramitando una Zona de Actividades Complementarias (ZAC), donde está prevista la creación de un polo industrial y empresarial vinculado a los sectores aeronáutico y logístico. Otra ventana abierta a seguir apostando por usos innovadores.
Lleida, otra mirada aeroespacial
También con vocación de convertirse en referente aeroespacial aparece el aeropuerto de Lleida-Alguaire y, en el contexto emerge la estrategia NewSpace de Cataluña.
Uno de los ejes de actuación de esta estrategia, promovida por la Generalitat catalana con la colaboración del IEEC, la Fundación i2CAT y el Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC), está vinculado al desarrollo de las infraestructuras necesarias para la validación y el ensayo de nuevas tecnologías, y, por tanto, a disponer de un entorno capacitado para la atracción de proyectos, de origen público o privado, y de empresas de este sector.
En este contexto y alineado con la voluntad de desarrollar el aeropuerto de Lleida-Alguaire como plataforma industrial y tecnológica, el gobierno regional quiere convertirlo en un área de desarrollo empresarial de carácter científico-técnico compuesta de diferentes unidades para desarrollar actividades vinculadas al sector espacial.
En cuanto a su uso comercial, sus cifras decrecientes de pasajeros hablan por sí solas de la necesidad de buscar un uso innovador complementario. Si el 2022 cerró con 33.000 pasajeros, el 2023 acabó con 31.000, lo que le colocaría en el 'top ten' de los aeropuertos españoles con menos usuarios.
San Javier y la apuesta por la tecnología militar
También en la franja Este de la península nos encontramos con el aeropuerto de San Javier, en Murcia. Sustituido hace años por el aeropuerto internacional de la región, esta base no contabilizó ningún pasajero en 2023 según las estadísticas de AENA, pero eso no quiere decir que sea un aeropuerto abandonado.
El director del Instituto de Fomento de la Región de Murcia (INFO), Joaquín Gómez, confiesa a D+I que se está trabajando para que esta infraestructura sea uno de los centros neurálgicos de la nueva estrategia para potenciar las tecnologías duales, es decir que puedan aprovecharse desde un punto militar y otro civil.
La terminal de pasajeros de San Javier se va a convertir, o eso es lo que está previsto, en un potente centro formativo de tecnologías militares, dentro del programa CAETRA, emprendido desde el año pasado por el gobierno autonómico.
Este aeropuerto también reserva espacio para empresas especializadas en este sector, de manera que la base podría convertirse en un potente hub de innovación militar.
Huesca, proceso de repensar la instalación
El aeropuerto de Huesca es otro de los que están acusando problemas y, en consecuencia, parece haber llegado el momento de buscar alternativas.
Este mismo año, ya se han producido reuniones encaminadas a empezar a estudiar proyectos que pudieran convertir al aeropuerto oscense en una infraestructura más rentable.
Aunque aún no se ha hablado de cuáles podrían ser estas alternativas, lo cierto es que todo apuntaría a misiones parecidas a las ya descritas para otras instalaciones, si bien habría que descartar la aeroespacial, puesto que ese sector ya está impulsado desde el aeropuerto de Teruel, ubicado en la misma comunidad autónoma.
La tecnología de aviación no tripulada, la formación o las tecnologías miliares podrían ser algunos de los usos para un aeropuerto que el año pasado fue el que presentó peores cifras de pasajeros en todo el país, sólo 276 pasajeros.
Con la vista puesta en un 'sandbox' aeroportuario
Hemos hecho un repaso a las iniciativas de esos aeropuertos que nacieron con vocación comercial pero que con el paso del tiempo se han tenido que reconvertir con la innovación como bandera.
Y tal vez la guinda que podría poner algún aeropuerto al pastel sería el de convertirse en un auténtico banco de pruebas de cómo deberían ser las bases aéreas del futuro.
Lo sugirió durante una jornada -precisamente en el aeropuerto de Castellón- el ex ministro Pedro Duque. Tan clara fue la sugerencia que incluso dijo que la base castellonense sería perfecta para ello.
Es decir, la idea sería la de dedicar alguno de estos aeropuertos con bajos niveles de tráfico a realizar pruebas de concepto de tecnologías aplicables a otras bases aéreas. Un sandbox que propulsara iniciativas tecnológicas de primer nivel después de ser testadas.
AENA ya trabaja en varios proyectos encaminados a mejorar las prestaciones de sus aeropuertos gracias a la disrupción tecnológica. Más interactivos, más inmersivos, con tecnología biomética… Imaginar que este tipo de proyectos pudieran probarse con seguridad en entornos aeroportuarios con menos tráfico para dar el salto a los aeropuertos más exitosos de la red, como aseguró Duque, no es una idea tan descabellada.